Tiempo de lectura: 4 minutos
El MST, integrante del FITU, ha entrado tardíamente al debate sobre la crisis terminal del SUTNA como reacción a una crítica del aparato del Partido Obrero. La Gris, del MST, ha roto con la Lista Negra y ha pasado a la Lista Azul, otra escisión de la Negra, aunque mucho más significativa. Es encabezada por Maxi Bronzuoli, secretario gremial del Sindicato. Los grupos del FITU, que nunca coincidieron políticamente en el SUTNA tienen ahora otro motivo de disputa. La rivalidad entre los integrantes del FITU, en todos los terrenos, excede a la de Kicillof y Máximo Kirchner, o a la que enfrenta a Karina Milei con “el mago del Kremlin”. Desde este ángulo, son parte de la descomposición del sistema político
Como no hubiera podido ser de otro modo, los arribistas del PO aprovechan la ‘polémica’ con el MST, para ocultar la crisis terminal que atraviesa al SUTNA dirigido por la lista Negra, que ha acaparado el sindicato como consecuencia de las fugas provocadas por la crisis. El aparato del PO es el responsable de esta crisis, debido a un sistema político de desgaste, caracterizado por el recurso sistemático a las conciliaciones obligatorias y los paros aislados y fragmentados, en respuesta a los despidos masivos en la industria. Esta práctica se referenció en especial con el Ministerio de Trabajo bonaerense de la gobernación Kicillof. Esta línea política estratégica responde a la tendencia creciente en el Partido Obrero y el FITU a integrarse al régimen político como su pata izquierda, incluso del propio peronismo kirchnerista.
El fracaso de esta política de conciliación de clases está a la vista: dos mil despidos en un gremio de 5 mil trabajadores y una desmoralización que se materializó en los “retiros voluntarios” y la renuncia masiva de delegados, incluso de directivos seccionales, sin que la Directiva hiciera nada para cerrar el desangre. La línea de paros aislados y parciales, interrumpidos o no por las conciliaciones obligatorias, no eran votados en asambleas soberanas, sino ejecutados a partir de “mandatos” indefinidos, en nombre del principio de Crespo “Conducción”. Esta metodología de aparato fue vaciando las asambleas y ahogando los espacios de deliberación y la propia democracia obrera. El aparato impulsaba en el SUTNA el mismo método que aplica en el PO.
Finalmente, se oculta a la militancia el empeño de los trabajadores de FATE para revertir esta burocratización, como ocurrió en dos asambleas masivas de fábrica que rechazaron el cambio de sistema de trabajo flexibilizador pre-acordado entre Crespo y Madanes, y promovido como beneficioso por la prensa del aparato. En conclusión, la reyerta del aparato del Partido Obrero contra el MST es usada para ratificar la orientación liquidacionista que ha llevado a esta crisis. La pelea es ahora por quién se queda con el SUTNA, sin consideraciones de principios, programas y métodos de construcción de una vanguardia obrera. Este liquidacionismo se expresa en la Comisión Directiva, en las Comisiones Ejecutivas Seccionales y en el Cuerpo de Delegados de Fábrica. En la trifulca, el reclamo más destacado es el cese del pago de los salarios sindicales a quienes han elegido la oposición a la Negra.
La acusación del aparato del Partido Obrero de que “El MST abandona la independencia de clase” por romper con la Negra, pierde validez política por parte de quienes “abandonaron la independencia de clase” al pactar con Madanes un régimen laboral rechazado, en dos ocasiones, por masivas asambleas de fábrica. Es lo mismo que hicieron, en ese momento, quienes hoy integran la lista Azul, a la cual se ha unido el MST, quien también integraba la dirección del SUTNA. La ausencia de una autocrítica, de parte de unos y otros, y de una política que corrija aquellos desmanes, advierte precisamente de la crisis terminal que atraviesa el Sindicato.
En su respuesta, el MST hace lo mismo que el aparato del Partido Obrero: no somete a crítica la política conservadora y de aparato que desplegó la Lista Negra con el apoyo o el consentimiento, como mínimo, de la nueva Lista Azul y la Lista Gris.
El MST, a lo largo de todo el artículo publicado (ver periodismodeizquierda.com), repite hasta el hartazgo que “la Lista Gris (…) ha venido criticando la política y orientación que Crespo y el Partido Obrero han desarrollado en el SUTNA”. Sin embargo, hasta el mes de julio de este año no se conoce critica alguna del MST a la “política y orientación de Crespo y el Partido Obrero” en el SUTNA. Las “críticas” del MST, al igual que las “críticas” de la Lista Azul, aparecen a un mes de las próximas elecciones nacionales que renovarán la Comisión Directiva nacional y las Comisiones Ejecutivas Seccionales.
Ante la crítica del aparato del PO al MST por “haber callado” todos estos años el curso burocrático y la orientación de conciliación de clases, el MST responde, ahora, en medio de la campaña electoral, que “las asambleas fueron vaciadas, con baja participación, como la última que eligió la Junta Electoral”. Es una “crítica" de ocasión porque, por ejemplo, la imposición del nuevo sistema de trabajo flexibilizador en FATE preacordado entre Crespo y Madanes fue militado por los dirigentes de la Gris-MST, cuando la masa obrera votaba en contra, y no abrieron el pico durante la campaña de ablande de la Comisión Directiva para doblegar la voluntad de lucha de los trabajadores.
En conclusión, la deriva y la crisis terminal de la mayor experiencia clasista en un sindicato industrial tiene un responsable político: el FITU.