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Desde que se estableció la cuarentena por la pandemia del COVID-19 todas las actividades artísticas y presentaciones literarias han sido paralizadas para evitar la concentración de público presencial. La medida afecta a trabajadores de la totalidad de las disciplinas, tanto sindicalizados como precarizados, o que participan en producciones eventualmente y en negro. El parate será permanente, según los dichos de todos los afectados por la cuarentena. Los más optimistas prevén la apertura de presentaciones (parcial y acotada) para setiembre-octubre de este año, condicionada por la evolución de la pandemia. Mientras tanto, los trabajadores del sector se encuentran en situación de hambre y desocupación.
Desocupación, hambre e incertidumbre
Un relevamiento realizó APDEA (Asociación de Profesionales de la Dirección Escénica Argentina) ofrece un panorama de la magnitud de la catástrofe a la que se ven sometidos los actores: “Hubo 308 funciones suspendidas, 313 estrenos no concretados y 44 giras canceladas. Respecto de la ayuda estatal otorgada para su producción, 244 de las obras contaron con ella y 430 no. (…) Los trabajadores afectados, de acuerdo al censo, llegan a 4.484” (www.apdea.com.ar).
Entre tanto, las producciones de músicos y bailarines se ven absolutamente impedidas de realizar actividades presenciales. Pero esto es sólo la punta del iceberg. Muchísimos actores, directores, coreógrafos, etcétera, que utilizaban salas de ensayo, hoy cerradas, quienes se ven impedidos de dar clases de entrenamiento teatral o cursos de baile -que en muchos casos completaban sus ingresos o conformaban gran parte de ellos. Ni hablar de los artistas y músicos callejeros que viven el día a día de la recaudación por ejercer su arte en la vía pública. No hay que olvidar a los artesanos, que no pueden vender sus creaciones porque las ferias no funcionan.
Hoy, en muchos casos, como millones de trabajadores en negro o sub ocupados, ni siquiera figuran en los listados de otorgamiento de los magros $10.000 de la IFE.
El ministerio de Cultura anunció como si fueran novedosos a programas ya existentes y otros “nuevos” -por ejemplo, el “Plan Podestá”-, que no contemplan a la totalidad de los artistas y, en gran parte, se darán a cuenta gotas. No podrán acceder al “programa de becas solidarias del Fondo Nacional de la Artes” -que contempla el pago de $20.000 por única vez- quienes hayan ganado alguna beca o premio anuales que otorga el FNA, durante 2019; además, deberán tener cuenta bancaria y estar inscriptos en la AFIP (monotributo). Toda una revelación para un ministro como Tristán Bauer que pretende fomentar la “cultura de la solidaridad y la inclusión” (Télam, 29/04) ¡con subsidios que no cubren lo más básico de la reproducción humana! El Formulario a rellenar ni siquiera tiene en cuenta las probables condiciones de salud afectadas ni de discapacidad física del postulante. Por el lado del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se otorgarán también por única vez $50.000 para el programa de “formadores artísticos”. Una miseria para una canasta básica que roza los $45.000, con un 4% de inflación mensual promedio (INDEC, datos marzo 2020).
Una salida que se plantea en los medios masivos son las “presentaciones online” de obras teatrales, un callejón sin salida para una actividad que necesariamente tiene el cuerpo como atractivo fundamental para la creación. Así mismo y tal como denuncian varios actores, las plataformas tipo Netflix o Youtube no ponen “un mango” para los derechos de emisión que los actores, el director, el o los guionistas, músicos, etcétera, deberían cobrar a través de SAGAI -la sociedad de intérpretes- dado que no existe legislación en Argentina que obligue a las empresas a hacerlo. Entre tanto, una de las grandes productoras televisivas nacionales, Polka, “debe un porcentaje de sus sueldos de marzo y (que) corre peligro el pago de abril.” (Página/12, 30/04).
La Asociación Argentina de Actores, en su reunión con Alberto Fernández en Olivos, sólo se preocupó por la Obra Social, y no adopta un programa integral de salida a la desesperante situación a la que se ven sometidos miles de trabajadores de las artes escénicas.
1 Empadronamiento sin afiliación obligatoria como artista o escritor ante las asociaciones gremiales, para acceder al Cobro de la IFE y acceso irrestricto a canastas alimentarias.
2 Por un subsidio al artista o al escritor desocupado que cubra la canasta familiar mientras dure la cuarentena.
3 Suspensión del pago del monotributo mientras no exista actividad artística presencial.
4 Por un salario igual al costo de la canasta familiar para todos los artistas y escritores.