Escribe Olga Cristóbal
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El levantamiento del movimiento estudiantil en Estados Unidos en defensa de Palestina y contra la complicidad del gobierno empieza a ser calificado como el más importante desde los años 60, contra la guerra Vietnam. El jueves 25 a la noche, por lo menos otras 60 universidades norteamericanas habían armado campamentos o directamente estaban tomadas por sus alumnos.
Según el Washington Post, cuando la policía desalojó el acampe de la Universidad de Columbia los estudiantes de la Universidad de Yale ya estaban listos para montar el suyo. Ese mismo día, en una videoconferencia por Zoom, “estudiantes de decenas de otras universidades de todo Estados Unidos ya planificaban la manera de replicar la protesta de sus compañeros de Columbia”.
En Columbia los estudiantes repusieron el campamento esa misma noche, esta vez con un número mucho mayor de jóvenes. Aunque la presidenta no volvió a llamar a la policía, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson se apersonó para montar una provocación: “su descripción del campus como un lugar peligroso y antisemita se ha difundido por todo el país”. Después de Johnson, llegó el fundador de los Proud Boys, una banda fascista que responde a Donald Trump y formó parte del asalto al Capitolio. La noche del viernes “hubo una concentración muy agresiva, organizada por nacionalistas cristianos blancos” (The New York Review of Books 27/4).
En las tres principales universidades de Washington, por ejemplo, los profesores mantienen un cordón para impedir que la policía agreda a sus alumnos. El campamento en “GW”, como se conoce a la universidad washingtoniana, se instaló a unas cinco cuadras de la Casa Blanca. Los estudiantes anunciaron que permanecerán hasta que la universidad deje de invertir dinero en Israel, uno de los reclamos de la protesta, junto con un alto al fuego en Gaza. La policía valló el campamento y vigiló la manifestación sin arrestar a nadie.
La solidaridad con los estudiantes suma en primer lugar a los docentes, que denuncian a las direcciones universitarias por violar los derechos democráticos y la libertad de expresión. En la Universidad de Nueva York y en Emory, miembros del profesorado han sido brutalmente golpeados y detenidos junto con sus estudiantes.
El sábado, la policía acudió en masa a los campus universitarios, en algunos casos utilizando sustancias químicas irritantes y pistolas paralizantes para dispersar a los estudiantes. Se calcula que hay cerca de 700 estudiantes detenidos.
Que las autoridades hayan convocado la policía a los campus -algo que no ocurría desde Vietnam, desde 1968- generó enorme indignación y “avivó la solidaridad de los cuerpos de profesores” con sus alumnos. La presidenta de Columbia, Nemat Shafik, fue arrasada por las críticas. Nacida en Egipto, es un agente de los centros del poder financiero internacional. Doctorada en Economía en Oxford, se ocupó de la oficina de Europa oriental del Banco Mundial tras la caída del Muro de Berlín, fue subdirectora del FMI para Medio Oriente entre 2011 y 2014 -cuando arreciaban las protestas de la Primavera Árabe-, y vicedirectora del Banco de Inglaterra durante el proceso del Brexit.
“Estoy horrorizado por la represión de Columbia contra los estudiantes que protestaban en solidaridad con Gaza”, dijo a Clarín Bassam Khaaja, profesor de Derecho de esa universidad.
“Los directivos no sólo llamaron a la policía para arrestar a los alumnos que acampaban pacíficamente, sino que también suspendieron a estudiantes en masa sin el debido proceso e incluso los desalojaron de sus viviendas. Hasta ahora, la universidad sólo ha señalado vagas preocupaciones de seguridad. Columbia tiene una larga y orgullosa historia de protestas estudiantiles y esta represión de la libertad de expresión es atroz”, agregó.
En Ohio, la policía desmanteló con golpes y patadas el campamento de la tercera universidad más grande del país, pero los jóvenes regresaron al campus y lo restablecieron. En la Universidad Northeastern, Boston, fue la comunidad la que cerró el paso a los vehículos policiales, cargados con docenas de estudiantes detenidos.
En las redes también se multiplican mensajes de personas que acudieron a engrosar los cordones de seguridad en muchas universidades porque “así les pegaban a ellos cuando luchaban contra la guerra de Vietnam”, “porque nos han convertido en cómplices del genocidio palestino”. Un 61 % de los estadounidenses desaprueba el manejo de la guerra por parte de Biden, según promedio de RealClearPolitics.
La solidaridad con los estudiantes nortemericanos ha cruzado el Atlántico: En París, los estudiantes han ocupado el edificio de la Universidad Elite Paris y la Sorbona, que fue atacada por una banda sionista, la Liga de Defensa Judía, encapuchados y vestidos de negro, que comenzaron a golpear a los estudiantes hasta que fueron repelidos.
En Oxford, Gran Bretaña, miles de jóvenes marcharon en defensa de sus compañeros de Columbia y del pueblo de Gaza. Los mismo ocurrió en Bologna y otras universidades de Italia.
La creciente movilización en contra de la guerra de Gaza y por un alto el fuego recorre a la juventud de Estados Unidos y Europa. Desde Cisjordania el centro de estudiantes de la Universidad de Birzet envían "Un saludo a todos los estudiantes que lideran el movimiento sin precedentes en las universidades estadounidenses que piden el fin del genocidio en Gaza cometido por la ocupación israelí respaldada por Occidente".
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