Escribe Luciana Diaz
Milei sigue emitiendo deuda.
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El Gobierno oficializó, mediante la Resolución 58/2024 de la Secretaría de Energía, que piensa pagar con bonos la deuda que mantiene la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA) con las empresas generadoras de electricidad. Las empresas generadoras ya anunciaron su rechazo y la intención de judicializar el conflicto.
El gobierno de Milei viene dibujando un superávit fiscal a costa de pisar pagos. La mayor parte de esa deuda corresponde al dinero de los subsidios energéticos.
El plan libertario consistía en eliminar los subsidios, reemplazándolos por aumentos de tarifas, pero que mes a mes viene postergando. Los patea, en parte, porque frente a la opinión pública, la única carta presentable que le queda es la desaceleración de la inflación que se vería amenazada por el impacto de los tarifazos; y en parte por el recuerdo del golpe que los tarifazos produjeron al gobierno de Macri.
Hasta ahora, las empresas nucleadas en la Asociación de Generadores de Energía Eléctrica de la República Argentina (AGEERA) venían soportando con paciencia los impagos que superan los 1.000 millones de dólares, porque esperaban embelesadas la nueva aplicación tarifaría que les promete una renta extraordinaria.
Sin embargo, Milei viene postergando esto desde febrero, al igual que el "sinceramiento" total del boleto del transporte, por el miedo a que terminen siendo la gota que rebalse el vaso de la paciencia popular.
Con el último anuncio de la postergación para después de mayo, el gobierno se vio obligado a presentar una propuesta a las empresas.
La propuesta gubernamental, ideada por Caputo, consiste en cancelar la deuda por subsidios energéticos de $1.074 millones, mediante la entrega de un bono en dólares (AE38) para diferir los montos vencidos correspondientes a diciembre y enero. Según los cálculos de las empresas, esos bonos implican de hecho una quita del 50%, porque ese es el precio que obtendrían hoy, si los sacaran a la venta en el mercado financiero. Sobre la deuda de febrero y marzo, el gobierno dice que la está saldando, pero las mismas empresas lo desmienten.
AGEERA le respondió a Caputo con una nota donde denuncia la “violación a la propiedad privada” y alerta que “una modificación unilateral, tanto en los contratos como en los demás derechos adquiridos, repercutiría fuertemente en el mercado eléctrico y las señales para inversión futura, así como en la credibilidad financiera de las empresas, del mercado y del país”.
También agrega que “un problema financiero del mercado energético se convertiría en un incumplimiento del Estado Nacional, fuerte signo de falta de seguridad jurídica”.
Este conflicto no sólo demuestra lo corta que es la sábana del presupuesto nacional a pesar de haber sido ajustado en extremo, sino que evidencia las contradicciones insalvables del liberticidio. Ya no se trata de la violación sistemática de la propiedad privada de salarios y jubilaciones, sino que va contra los "bienes" de las empresas amigas violando obligaciones contractuales, con mecanismos al límite de lo extraeconómico.
Por otra parte expone al presidente que antes solía decir que "tomar deuda es un delito" y que hoy alimenta un default: parece haber sumado, a la maquinita de imprimir billetes, la de emitir bonos, ya sea para salir de las Leliqs, responder a los importadores o pagar la cuenta de la luz.
La violación de los contratos por parte del Estado Nacional son una muestra más de la ´seguridad jurídica´ que los libertarios no le están pudiendo garantizar al capital.
En principio, esto se puso en evidencia con el DNU, razón por la cual los capitalistas, al unísono, clamaban por convertirlo en ley. Pero ahora, mientras se discute la Ley Bases, queda en evidencia que más de un capítulo de la misma es motivo de litigio.
Esta es una de las razones por las que Milei vuelve frustrado de sus viajes a Estados Unidos, lleno de elogios pero sin un dólar. Por más supertarifazos, RIGI y garantías que prometa a largo plazo, la burguesía ya se está dando cuenta que todo lo que hay para llevarse, es solo una oferta de temporada.