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En Jujuy, el día del paro nacional amaneció con frio y lloviendo, lo cual siempre es un elemento que merma la capacidad de movilización. Sin embargo, la burocracia sindical de la CGT y CTA vinieron desinflando la jornada desde varios días antes.
LA CGT no movilizó y decidió recluirse en la Legislatura para tener una reunión con el vicegobernador Alberto Bernis para exponer “temas inherentes a cada sector gremial” (El Tribuno 10/5). Por citar solo un ejemplo, UPCN y ATE -los gremios que concentran la mayor cantidad de afiliados estatales en la provincia-, difundieron un flyer llamando a parar pero sin lugar de concentración – un paro dominguero en casa.
El paro sin movilización, y sin medidas previas de preparación, apuntó a desarmar la jornada por parte de la burocracia sindical.
El transporte de colectivos tuvo una modalidad de frecuencia reducida, lo que sumado a la amenaza de descuentos y sin posibilidad de justificar, hizo que muchos trabajadores acudieran a sus lugares de trabajo, aun cuando apoyaran la medida. Hubo un importante acatamiento docente al paro, aunque de manera dispar entre escuelas y regiones. El paro en camioneros redujo la actividad, pero no la paralizó. El sector industrial no paro, encabezado por los ingenios, las citrícolas, tabaco y la minería.
La intergremial que se constituyó el año pasado al calor de la lucha docente y contra la reforma constitucional -y que concentró a los gremios que se movilizaban en ese momento (SEOM, ADEP, CEDEMS, APOC, APUAP, ADIUNJU, entre otros- llamaron a parar, pero dejó librado a cada gremio decidir si movilizaba o no el 9.
En este cuadro, los gremios que se movilizaron a Plaza Belgrano y marcharon fueron el SEOM, CEDEMS (docentes de media), la Bancaria, aeronáuticos, los docentes de base de ADEP (docentes de primaria), junto a organizaciones de derechos humanos, políticas, sociales y comunidades originarias.
La directiva de ADEP, que adhirió al paro, no participó de la marcha por el fuerte repudio de la docencia de base. También es para destacar que a la movilización se sumaron trabajadores que decidieron movilizar aun cuando sus gremios no lo hicieron, particularmente trabajadles estatales.
El paro sin movilización buscó esquivar la confrontación política por parte de las direcciones sindicales que su sumaron a esta modalidad, sin marchar a reclamarle al poder político o la patronal sus reivindicaciones.
Bajo este cuadro quedan más claros que nunca los límites de las actuales de estas direcciones y la necesidad de reforzar un trabajo de delimitación politica y de deliberación en los lugares de trabajo para superar la loza de la burocracia sindical, y abrir un cuadro de salida y satisfacción a las reivindicaciones obreras.