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A los 94 años, falleció Nora Cortiñas, Norita, como le decía todo el mundo, dirigente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
Como ocurrió con tantas otras Madres de la Plaza, Nora abrazó la lucha tras el secuestro de su hijo Gustavo, en 1977, cuando su vida familiar se vio arrasada por los grupos de tareas de la dictadura militar. Gustavo era militante de la Juventud Peronista, trabajaba en el Ministerio de Economía pero su ´frente´ era la Villa 31. Durante casi cincuenta años lo buscaría incansablemente, sin lograr dar con su rastro.
Fue fundadora de Madres de Plaza de Mayo y una de las protagonistas de su escición, en 1986, cuando los caminos de la Asociación Madres que encabezó Hebe de Bonafini y las de Línea Fundadora se bifurcaron. Fue una ruptura política, relacionada con el gobierno de Alfonsín. Hebe era la portavoz del núcleo más confrontativo -se oponía a colaborar con la CONADEP, a aceptar las indemnizaciones e incluso a reconocer la figura de detenido-desaparecido-, mientras Línea Fundadora -que acusaba a Hebe de autoritaria- exhibía una política más contemplativa con el nuevo gobierno ´democrático´. Dos décadas más tarde, sin embargo, ambas organizaciones confluirían en su apoyo al kirchnerismo, que las ´integraría´ a su proyecto político bajo distintas modalidades.
Fue en ese momento cuando la figura y la personalidad de Nora emergieron en toda su dimensión. A pesar de reconocer ´avances´ de los gobiernos K en materia de Derechos Humanos, puso prudente distancia de aquella adscripción política, posición que compartió con apenas un puñado de Madres y Abuelas – Mirta Baravalle, Elia Espen, Chicha Mariani, entre otras. Nora se destacó por su independencia de criterio en su tenaz apoyo a todas las luchas de los explotados de nuestro país y del mundo, ganándose el afecto multitudinario de varias generaciones de luchadores y luchadoras.
Nora deja una estela de hitos como legado. Se sumó desde el primer momento a la lucha por el castigo a Pedraza y los asesinos de Mariano Ferreyra, mientras algunas de sus ex compañeras, en las primeras y dramáticas horas posteriores al crimen de Barracas, se solidarizaban con la ex presidenta Cristina Fernández y su gobierno. Denunció y repudió a César Milani, el oscuro operador de inteligencia militar acusado de haber participado de la represión, cuando CFK lo entronízó al frente del Ejército. Se sumó a las movilizaciones de las mujeres por la legalización del aborto y levantó su puño por Gaza y la lucha nacional del pueblo palestino. En estas horas, además del dolor sincero de tantos luchadores, le rinden homenaje también muchos de sus adversarios en vida. Entre tanta hipocresía, Nora se distinguió por una pasión sincera y abnegada.
Tuvo asistencia perfecta a todas las luchas y así será recordada por las generaciones presentes como por las que vendrán.
A 43 años de la primera ronda de las Madres Por Lautaro Brodsky, 28/04/2020.