Dengue en Tucumán: situación explosiva provocada por un régimen criminal para la salud

Escribe Daniel Blanco

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El dengue era, a nivel planetario, la enfermedad viral más letal, hasta que apareció el Covid 19. En nuestro continente, en 2019, se registraron tres millones de casos. El dengue, a diferencia del Covid 19, no se transmite de persona a persona, sino por medio de la picadura de un mosquito Aedes aegypti, hembra, que necesita de la sangre humana para garantizar la supervivencia de los huevos. Cuando pica a una persona infectada y luego a otra sana la contagia.

En varios países, el dengue tiene carácter endémico (Brasil, Paraguay, Bolivia, etc.). En nuestro país ese carácter solo existía en las zonas de fronteras del NOA y NEA. En 2009 y en 2016, se produjeron dos brotes epidémicos que abarcaron a numerosas provincias, llegando a zona de la CABA y el gran Buenos Aires.

Con el nuevo brote, los casos registrados y las muertes ya superaron en todo el país las cifras de los brotes anteriores. En el caso de Tucumán, son más de 3.000, pero todos los especialistas sostienen que por cada caso registrado se debe contabilizar entre 10 y 20 casos más, o sea que alrededor de 50 a 60 mil personas han estado infectadas. En esta oportunidad, todos coinciden en que el brote ha sido más agresivo, más de 800 personas ha tenido que ser internadas y, por primera vez, se registraron tres muertes. El otro hecho, de suma gravedad, es que en el brote actual están circulando dos cepas del virus (se conocen a nivel mundial cuatro cepas). Cuando una persona infectada se recupera, queda inmunizada de por vida de esa cepa, pero no de las otras, quedando expuesta a nuevas infecciones con gravísimas complicaciones.

Si bien el cambio climático, con inviernos más cálidos, y la capacidad de adaptación del mosquito a temperatura más bajas, explican la extensión epidémica del dengue, la política capitalista del gobierno, con sus negociados y el vaciamiento de la salud pública, explican la explosión de infectados y las muertes asociadas a este proceso infeccioso.

El gobierno de Manzur solo ha llamado a “descacharrar” los domicilios y a realizar fumigaciones en algunos barrios y municipios. Una política estéril.

Una reciente investigación realizada desde la facultad de Arquitectura demostró que en el radio de la capital existen 500 basurales clandestinos, y que coinciden con las zonas donde se produjeron los principales focos del mosquito que luego se fue extendiendo a todas las barriadas. Salta a la luz, el enorme negociado que ha significado concesionar la recolección de las basuras, donde los concesionarios impusieron una hoja de ruta que deja de lado a barrios enteros que no tienen otra escapatoria que echar la basura en algún baldío o zona periférica.

El mosquito prospera en lugares con aguas estancadas y en las malezas. Los cementerios se han convertido en zonas de alta concentración por su estado de abandono, de la misma manera las escuelas y colegios, ahora sin clases, abandonados a su suerte. El boom inmobiliario, bajo el gobierno de Alperovich, estuvo fuera de toda planificación de urbana, lo que explica los derrames cloacales generalizados.

A su vez, destacando que la prioridad es el Covid 19, las autoridades sanitarias dieron a conocer un cambio de protocolo frente a la aparición de un enfermo de dengue, suspendiendo intervenir en el domicilio y los domicilios vecinos para erradicar a los mosquitos y a los criaderos de la zona.

Las medidas de fumigación se han demostrado completamente ineficaces. En general se realiza fuera de los domicilios, pero las hembras que son las que pican e infectan se radican dentro de los domicilios. El gobierno no asegura la entrega de repelentes o paracetamol para el vecindario que lo necesita.

La indignación popular está creciendo. Hay que traducirla en un plan de acción para imponer un plan bajo control de los trabajadores orientado a asegurar la erradicación de los basurales y la recolección en todos los barrios y pueblo. Desmalezamiento y limpieza de canales, baldíos, cementerios y locales escolares. Restablecimiento del protocolo de salud frente a las personas infectadas. Análisis clínico de todas las personas infectadas. Entrega gratuita de repelente y materiales antimosquiteros en todas las barriadas populares.

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