Escribe Pablo Busch
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Luego de la aprobación de la Ley Bases, algunos gremios de la CGT han anunciado una serie de presentaciones judiciales contra algunos aspectos de lo que se votó en el Congreso. Regirá libertad de acción: cada gremio impulsará su propio planteo legal. Se apoyan en el antecedente reciente de la suspensión de la Justicia, que hizo lugar al planteo de impugnación sobre el capítulo laboral del DNU 70. El plan de lucha que no fue termina en los estrados de la Justicia de la clase capitalista.
Según Infogremiales, los dirigentes de la CGT, “así como ocurrió con el DNU, esperan buena sintonía con los magistrados. Irán contra la figura del trabajador independiente con colaboradores, los despidos por protestar y el regreso de Ganancias”. El argumento central respecto del retorno de Ganancias es que el Gobierno ha generado un tributo solo con el voto de la Cámara de Diputados. El capítulo de la reforma laboral incluido en el DNU había sido suspendido por la Justicia en distintas instancias, en general porque no se justificaba un decreto en medio de las sesiones del Congreso, pero el resto de sus disposiciones está totalmente vigente.
Lo que algunos medios dedicados a cuestiones laborales presentan como “una estrategia de guerra de guerrillas” en la que cada gremio hará su presentación por separado para abarcar más temas es, en verdad, una nueva expresión de la fractura de la central sindical, entre un ala “dialoguista” y otra “combativa”. Según Infobae ”el sector dialoguista de la CGT está conforme con los 42 artículos eliminados de la reforma laboral, que negoció en secreto con el Gobierno y con el diputado Miguel Ángel Pichetto, del bloque Hacemos Coalición Federal, y tomó una decisión que critican sus pares combativos: por ahora no presentará ninguna impugnación judicial de algunos artículos de la Ley Bases que aún crítica y delegará esa tarea en la iniciativa individual de cada sindicato que se considere afectado por la norma”. Dicho en bruto: la CGT no cuestiona la Ley Bases en general, pero da libertad a cada gremio que se considere ´damnificado´ a que se presente en la Justicia. Es una forma indisimulada de evitar la convocatoria a una huelga general.
El “plan de lucha judicial” es una estafa completa a los trabajadores, tanto del sector dialoguista de la CGT como del sector supuestamente combativo. La aprobación en el Congreso del paquete de leyes denominado Ley Bases contó con el aval explícito de la conducción de la CGT. Esto incluye la reforma laboral, que destruye enteramente el edificio del derecho laboral, y también el retorno al impuesto al salario a la cuarta categoría. Esto confirma lo que caracterizamos en su momento, a saber, que los paros de enero y mayo no tenían por objetivo derrotar al gobierno de Milei, sino reposicionar a la burocracia sindical en las negociaciones con este. Una vez que consiguieron la eliminación de los puntos que ponían en peligro la caja de los sindicatos, la CGT se pasó al campo del apoyo a la Ley, expresado en la desmovilización y la ausencia de huelgas frente a su tratamiento.
Las expectativas en la vía judicial que la burocracia siembra entre los trabajadores, partiendo del fallo favorable contra el capítulo laboral del DNU, son también una ilusión; la Corte Suprema de Justicia evitó pronunciarse sobre el DNU a pesar de su inconstitucionalidad manifiesta: mucho menos va a fallar contra una Ley aprobada en el Congreso. En términos generales, la Justicia acompaña con sus fallos el giro legal antiobrero, apoyado por la clase capitalista en su conjunto.
El anuncio de una escalada judicial de gremios de la CGT apunta a posicionar a la burocracia en las negociaciones que ya tiene abiertas con la Secretaría de Trabajo acerca de la reglamentación de los artículos de la ley. Al respecto, Julio Cordero, hombre de Techint al frente de la cartera laboral, ya anunció que buscará una “redacción consensuada” con los abogados de la CGT.
La derrota del gobierno antiobrero provendrá de una lucha de conjunto de la clase obrera, la huelga general, no de los estrados judiciales de la burguesía ni de la burocracia de los sindicatos.