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“Una verdadera fiesta popular” es como definen los organizadores de los Juegos Olímpicos a este acontecimiento en Francia. Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, lo calificó como “un punto de inflexión en la historia: más sostenibles, más urbanos, más inclusivos, con paridad de género, juegos completamente abiertos” (Pie de Página 25/7). Los Juegos Olímpicos modernos se gestaron en 1894 en la Universidad de la Sorbona en París dónde el barón Pierre de Coubertin llama a universalizar el deporte bajo el lema “citius, altius, fortius” (más rápido, más alto, más fuerte). A 130 años, los Juegos Olímpicos volvieron a París en su edición XXXIII.
En verdad, la capital francesa ha sido convertida en un verdadero “Gran Hermano” con sistemas de seguridad nunca antes vistos y ciudades sitiadas por la policía; mecanismos de control para garantizar el desarrollo del negocio que representa uno de los principales eventos deportivos del mundo. El presidente Macron pretende venderle al mundo un buzón.
La ciudad está literalmente vallada y es imposible transitar. La capital francesa ha sido dividida en tres colores (gris, rojo y azul) dónde se establecen diferentes rangos de restricción para circular. Para acceder a la zona en donde se desarrollan las competiciones, se debe tramitar con días de antelación un permiso digital “Pass Jeux” (Pase Juegos), el cual cuenta con un código QR que cada autoridad puede solicitar en cualquier momento para habilitar o no a la persona a circular por ese lugar. Este QR es personal, por evento y unitario. Para obtener el pase es necesario llenar un formulario en un sitio web de la Prefectura de París, dónde incluso se pide documentación personal y la respuesta a si se accede al pase puede demorar varios días, quedando siempre la decisión a cargo del gobierno que está autorizado a pedir informes personales. Una “fiesta popular” con “derecho de admisión” no constituye ningún evento popular.
Pero, ¿a qué se debe tanto control? El prefecto de la policía de París, Laurent Nuñez, llamó en abril de este año a formar “perímetros antiterroristas” para justifican el establecimiento de un estado de sitio para evitar posibles protestas de movimientos que cuestionen la guerra imperialista en curso, la defensa del medio ambiente, por reivindicaciones femeninas o grupos de “extrema izquierda”. Habrá en la ciudad 4400 nuevas cámaras de seguridad. Francia promulgó en mayo del 2023 una Ley de Juegos Olímpicos donde se legaliza el uso de videollamada impulsada por Inteligencia Artificial, que promete quedarse tras la finalización de los juegos. Desde la segunda guerra mundial nunca se había registrado una movilización militar en territorio francés. Se ha construido un campamento militar construido especialmente para la ocasión. En la inauguración de apertura, donde diferentes embarcaciones desfilaron con las delegaciones representando a unos 200 países por el Río Sena con francotiradores apostados en las azoteas de los edificios para custodiar el desfile.
La ciudad de París ha sido “embellecida” con un operativo de desalojo descomunal. Más 13.000 personas migrantes, sin techo, fueron expulsadas de la ciudad. Para albergar a turistas se expulsó a más de 2.000 estudiantes de sus casas de residencia en París. Serán alojados en Crous y su hospedaje estará a cargo de las fuerzas de seguridad. A cambio, se les dio a los estudiantes 100 euros y dos boletos para alguna competencia.
Seine Saint-Denis, ubicada al costado del río Sena, esta considerado el municipio más pobre de toda Francia. Allí nació el futbolista Kylian Mbappé. Allí se construyó la Villa Olímpica que alberga a los atletas de los distintos países. Tendrá también una piscina olímpica. Las construcciones se hicieron en oposición a la opinión de los habitantes que pretendían que se realicen viviendas sociales. Cerca de 500 personas fueron sacadas de sus hogares y fueron trasladadas a otras ciudades para que avancen las obras. Una vez finalizados los juegos esas obras formarán parte de un gigantesco negocio de especulación inmobiliaria.
La ceremonia de apertura combinó el desfile de las delegaciones con un repaso de la historia política francesa, mientras la antorcha era transportada por diferentes deportistas relevantes.
Un hecho relevante fue el que escenificó a la revolución francesa, que mezcló la cabeza cortada de María Antonieta con una poderosa banda de rock pesado tocando el castillo, que terminó explotando de sangre real. En lo que duró la presentación hubo expresiones artísticas vinculadas a la Francia “mestiza” y a la comunidad LGBTI, con Drags Queens que recrearon la última cena de Cristo. Esto provocó la reacción de sectores ultraconservadores. La Conferencia Episcopal de Francia plantó que la apertura fue “una mofa del cristianismo” y que “los cristianos de todos los continentes se sintieron heridos por el ultraje y la provocación de ciertas escenas”. Se le sumó Elon Musk que sentenció que fue “extremadamente irrespetuoso con los cristianos”. El primer ministro húngaro Viktor Orbán dijo que la apertura reflejó la “debilidad y la desintegración de occidente”. Thomas Jolly, el director artístico de la ceremonia, declaró sin embargo que no tuvo ninguna intención “subversiva” en su creación y salió a defender que en Francia “la gente es libre de amar como quiera y es libre de creer o no creer” (La Nación 27/7)
En el desfile de las delegaciones propiamente dicho ocurrieron hechos políticos de relevancia.
La delegación de Israel fue masivamente abucheada por la multitud que se acercó a presenciar el desfile. Según el portal El Confidencial resultó “ensordecedor”. El público encontró la forma de expresar su desprecio hacia el genocidio contra el pueblo palestino que ya lleva 40.000 muertos. Algo similar ya había ocurrido en el partido de fútbol entre Israel y Mali, dónde el público africano silbó el himno israelí y colocaron banderas de palestina en el estadio que fueron retiradas por la seguridad. Formaron con remeras la leyenda “Free Palestine”. El abanderado palestino, el boxeador Wassem Abu Sal, mientras desfilaba por el Sena vistió una camisa con un diseño de misiles que caen sobre un niño que juega al fútbol. Según el Comité Olímpico Palestino, 340 deportistas murieron a raíz de los bombardeos del sionismo sobre Gaza. Uno de los atletas asesinados hace dos semanas fue Waseen Ayman Abu Deeb, una joven promesa del atletismo. Casi 69 instituciones deportivas quedaron hechas escombros. La delegación de palestina está integrada por 8 miembros que lograron clasificar entrenando en condiciones infrahumanas. Se trata de un logro deportivo extraordinario. El Comité Olímpico Internacional (COI) desoyó los pedidos del Comité Olímpico Palestino para que Israel no pudiera participar de los Juegos. El COI, sin embargo, resolvió la prohibición de los atletas rusos a que participen con su himno y bandera, debido a que “condenan” la invasión a Ucrania. El gobierno ruso en repudio a esta medida ha decidido no transmitir los JO en su país.
Ocurrieron dos hechos significativos en el desfile inicial por el Sena que lograron ser tomados por las cámaras.
La delegación de Argelia arrojó flores al río, recordando a sus mártires en lo que se conoció como la masacre de París de 1961. Fue cuando Argelia libró su guerra de Independencia contra el imperialismo Francés. El 17 de Octubre de 1961, la policía reprimió brutalmente una manifestación de argelinos contra un toque de queda. Centenares de trabajadores fueron asesinados y sus cuerpos arrojados al río Sena.
Por su parte, la delegación de Niger aprovechó la exposición mediática para realizar un saludo militar característico del líder de la junta militar del país, el general Abdourahamane Tchiani. Niger sufre hace casi siete décadas la opresión del colonialismo francés y actualmente el conflicto se encuentra en desarrollo.
Los Juegos Olímpicos tuvieron su origen en 776 A.C en Olimpia, Grecia. Consistían en verdaderas fiestas atléticas que se conmemoraban en honor al dios Zeus. Durante los Juegos Olímpicos los conflictos entre ciudades estado se posponían hasta la finalización de la competencia. Se los conocía como el período de paz o “tregua olímpica”. En París 2024, mientras los atletas demuestren sus destrezas, las masacres contra el pueblo palestino por parte del sionismo y los estruendos de las bombas que caen en territorio ucraniano por la guerra de la OTAN y Rusia no se detendrán ni por un momento contra los trabajadores que la padecen.