Escribe Partido Obrero Revolucionario (Chile)
La “Batalla de Santiago” y el colapso sanitario.
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El gobierno anunció nuevas cuarentenas para 12 comunas en la Región Metropolitana, que se suman a las 20 ya establecidas. Este anuncio -marcado por el sello del autocuidado y responsabilidad de la ciudadanía de evitar contagios- responde a la situación crítica en que se encuentra la Capital, mientras que el gobierno apela a que los y las ciudadanas, libren la gran “Batalla de Santiago” contra la pandemia. La capital Santiaguina tiene casi 20 mil casos positivos de Covid, lo mismo que en el caso de los fallecidos, donde esta zona se inscribe con más de la mitad de las víctimas fatales a causa del impacto de la pandemia en nuestro país.
De acuerdo al informe epidemiológico, Santiago, Recoleta, Puente Alto lideran las cifras de contagiados. Desde el Colegio Médico (Colmed), su presidenta Izka Siches, ya preveía que la situación de los hospitales iba a ser crítica. La demanda hospitalaria se encuentra al borde del colapso por la situación en hospitales públicos de la zona sur y norte, y la demanda de atención de urgencias y camas UCI en los últimos días ha crecido exponencialmente, lo que significa que 1.500 nuevos casos nuevos pueden ser un tsunami para la red asistencial.
En esta línea, uno de los Hospitales de la zona norte, el San José y la clínica Dávila, dan las primeras señales de desborde asistencial. Según un medio independiente, “en el recinto privado durante el fin de semana pasado se tuvo que ventilar un paciente en un pabellón quirúrgico y derivar otros dos a otros centros asistenciales por copamiento de camas UCI. Mientras, en el hospital público hay 178 funcionarios fuera de funciones por infecciones de Covid-19 o cuarentenas, con copamientos en el ingreso de la urgencia”. Las cifras son alarmantes, el 80% de los nuevos contagios se concentran en la RM. En este sentido, la batalla de Santiago, que está desenvolviendo la población trabajadora, responde a la crisis de desfinanciación de los hospitales públicos durante los últimos 30 años por parte de los gobiernos de centro izquierda y derecha. En estos momentos, las camas UCI llegan al límite y la tasa de contagios se dispara cada día más, mientras que el gobierno da luz verde a la apertura de centros comerciales, no protege la vida y la salud de las y los trabajadores del país.
De parte de integrantes del consejo asesor Covid-19, recalcan que los efectos de las cuarentenas flexibles -medibles luego de un mes de su aplicación- han dado resultados en algunas comunas, pero en otras los casos se han vuelto a elevar, por lo que la lógica de las cuarentenas flexibles está siendo cuestionada y, si la situación empeora aún más, abre paso para una posible cuarentena total que han reclamado desde hace un mes los alcaldes. En este contexto, son 16 comunas de la RM que concentran las poblaciones de más bajos recursos, y que se encuentran en el peor de los escenarios, concentrando una prevalencia muy alta de casos contagiados con una tasa de crecimiento por sobre el 40%, lo implica que cada día la cifra de contagios se duplica, sumado a esto, la fuerte presión sobre el sistema hospitalario con disponibilidad de camas críticas cercanas al 90% de ocupación. En este sentido, la situación ya es catastrófica, el sistema sanitario es puesto a prueba a su límite, altamente precarizado y desfinanciado, sobre todo en las comunas con mayor vulnerabilidad. Lo que deja expuesto que la rebelión popular del 18 de octubre y sus reclamos por mayor financiamiento e insumos a la salud pública, sigue más vigente que nunca.
Piñera ha sido felicitado por el mismo Donald Trump -opositor del distanciamiento social- por el manejo de la pandemia en Chile y la región, evidenciando en la llamada la guerra económica del imperialismo por las vacunas al covid 19, y a Chile en el “pole position” del mandatario estadounidense. Piñera ha sido partidario de la receta norteamericana de encubrir detrás la pandemia un fenomenal proceso de rescate capitalista que en Estados Unidos alcanza a los 8 billones de dólares. En Chile, las cuarentenas a las medidas del capital del Gobierno han aumentado por la presión en ciernes de un colapso de los centros asistenciales no solo de la capital, sino que de regiones de Arica y Antofagasta también.
La ley de protección al empleo ampara más de 66 mil empresas y más de medio millón de suspendidos, ha desenmascarado los intereses sociales y económicos que se defienden tras el telón de la crisis económica y sanitaria. Piñera ha destinado 4 mil millones de dólares al Banco Central, y 3 mil millones más a créditos FOGAPE para ofrecer créditos a tasas únicas de 0,5% y con facilidades que ni aseguran el pago de dichos créditos. Es decir, mientras miles - suspendidos o con sueldo rebajado, y otros miles de informales y desocupados - enfrentan la miseria, enormes pulpos capitalistas amparados en la ley de protección del empleo, se permiten con platas estatales - supuestamente orientadas a solventar la cadena de pagos de las empresas - invertir para la especulación financiera.
El proyecto hambreador de Piñera - Ingreso familiar de emergencia -, asiste al 60% de la población más vulnerable del registro social de hogares, pero con enormes discriminaciones y una gradualidad decreciente del monto. La propuesta es un aporte de 260 mil mensuales el primer mes para una familia de cuatro personas (65 mil per cápita), luego un 85% y 70% menos, hasta el tercer mes, es decir, un monto muy por debajo de la línea de pobreza que no llega ni a sueldo mínimo. El Gobierno ha anticipado que no hay más oferta que los US$802 millones de dólares provenientes del aporte fiscal de US$2 mil millones para informales y que usaran el veto presidencial para entregar cuanto antes los bonos de hambre sin mayores modificaciones. La miseria social comienza a agudizarse conforme el desempleo se acerca al 10%, y miles de familias más que se ven obligadas a vivir del trabajo informal, alcanzando cifras cada vez mayores. Las ollas comunes en los barrios, asambleas populares y la constitución de comités de cesantes que han comenzado a aparecer surgen como una perspectiva de organización y lucha por el reclamo de trabajo genuino a los municipios y gobernadores y el financiamiento para transformar las ollas comunes en comedores populares para combatir el hambre
La lucha por la defensa de los salarios y la salud tiene por contraparte un régimen social que con la pandemia ha mostrado un efecto destructivo de las relaciones laborales, y de la salud y vida de la población mundial. A la tendencia de la burguesía por un rescate mundial del régimen capitalista a costa de los explotados, las condiciones sociales y políticas, solo se pueden agudizar más aún. La “nueva normalidad” evidencia con el aumento de las manifestaciones en hospitales, y ciudades de Chile, que los antagonismos de clase toman más fuerza. El reforzamiento de la militarización, y represión anunciada por Alberto Espina con un aumento de 14 mil efectivos, anticipa un claro choque de clases y un 18 de octubre en vísperas.
La burocracia sindical se adapta en el parlamento para aprobar las leyes de Piñera. La CUT tal como definió Figueroa está solo para monitorear los despidos, y los abusos patronales, en ningún caso para plantear una lucha contra la política de Piñera y los capitalistas. Debemos levantar un plan de lucha para que sea el capital quien pague los costos de una crisis causada por las mismas contradicciones de este régimen social, la nacionalización sin indemnización bajo control de los trabajadores; de la banca, industria, comercio -las AFP y la salud - para anteponer las necesidades de las masas. El naufragio de la política sanitaria pro capitalista de Piñera pone de manifiesto la necesidad de una cuarentena total con cargo a los capitalistas, con salario y sin despidos, el cierre de todo sector no esencial, testeos masivos para frenar la propagación, protocolos de seguridad e higiene discutido por los trabajadores con implementos a cargo de la patronal y un congreso de bases.
La permanencia de Piñera en el gobierno y todo su régimen pinochetista amenaza el trabajo, la salud, la vida millones y una crisis política de profundidad. La asamblea constituyente libre, soberana y con poder se ofrece ahora como una salida de los trabajadores a la crisis sanitaria y capitalista a la que asistimos. hoy más que nunca es - Socialismo o Barbarie- Por un gobierno de los trabajadores.
Santiago, 11 de mayo