Escribe Pablo Busch
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La reglamentación de la Reforma Laboral de la Ley Bases, aprobada hace ya casi tres meses, es fruto de una sórdida discusión entre distintos sectores capitalistas. Un capítulo central de la ley es la modificación del régimen de indemnizaciones y la puesta en marcha del Fondo de Cese Laboral. Sturzenegger, el ministro desregulador, afirmó que los empresarios podrán diseñar su “esquema indemnizatorio a la carta”, de acuerdo a lo cual podrán permanecer en el régimen actual, crear un Fondo de Cese Laboral o bien contratar un seguro. Esto último ha puesto a los ejecutivos de importantes compañías financieras y de seguros a “soñar despiertos” con abrirse camino al mercado eventualmente multimillonario de las indemnizaciones. Se discute, a la hora de la reglamentación, sobre la posible participación de entidades financieras para administrar los fondos que se creen en el futuro.
Mientras se avanza en la confiscación de una conquista histórica de la clase obrera, el Gobierno le abre al capital un negociado gigantesco. Se trata de una operación de rescate del capital financiero por parte del dinero de las indemnizaciones futuras de los trabajadores. Los mesadineristas del Gobierno, Milei, Caputo y Sturzenegger buscan habilitar un ingreso masivo de capitales al mercado de bonos y acciones. “Según trascendió en Casa Rosada, funcionarios económicos analizan la posibilidad de transferir capitales en el mercado financiero mediante la creación de un nuevo esquema de inversión para aseguradoras y entidades bancarias, que podrían utilizar estos fondos de cese laboral e invertir en acciones, bonos y pequeñas y medianas empresas” (iProfesional, 16/7). La indemnización del trabajador dependerá, no de los años de trabajo, sino de los rendimientos devengados por el capital financiero en el mercado bursátil.
Uno de los puntos que traba todavía la reglamentación es que, según la Ley Bases, la aceptación del nuevo régimen indemnizatorio debe hacerse convenio por convenio, en las negociaciones paritarias. Pero los capitalistas van por más: el requerimiento de los empresarios es ahora que "el fondo de despido sea opcional a elección de la empresa y no por paritaria", es decir que no necesitarían ni siquiera el aval de los sindicatos en las negociaciones. Como advertimos tempranamente, la reforma laboral ´a medias´ que aprobó el Congreso fue aceptada por el Gobierno, pero con el objetivo de ir más allá.
No está claro aún si la reglamentación establecerá que los trabajadores puedan acceder al Fondo de Cese Laboral en caso de retiro voluntario o renuncia. Este adefesio indemnizatorio fue difundido por el Gobierno como una mejora respecto de las indemnizaciones actuales, porque el trabajador podría acceder al Fondo si quiere cambiar de trabajo. Ahora, las patronales han dejado en claro que no tienen ninguna intención de que esto sea así, sino que, en caso de renuncia o abandono de trabajo, el dinero vuelva a manos del capitalista.
En vez de contratar un seguro, las empresas también podrían crear su propio fondo de cese laboral, aportar mensualmente y “elegir un sistema privado de capitalización para cubrir el costo de la indemnización en caso de despido”. Este planteo fue presentado al Gobierno por los representantes de las Pequeñas y Medianas Empresas, por las cuales tanto brega la burocracia, tanto de la CGT como de la CTA..
El cambio de régimen indemnizatorio no es sólo una operación financiera. Las indemnizaciones tal cual existen hoy operan como un límite (por su peso económico) a la capacidad de los capitalistas de despedir masivamente, inclusive cuando utilizan los despidos como recurso para romper huelgas. Apunta, como toda la reforma laboral, a una rotación laboral mayor y, por tanto, a una todavía mayor precarización laboral.