Escribe Hipólito Demo
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La situación de las trabajadoras del Patronato de Liberados Bonaerense se agrava al compás de la crisis. Cada vez más compañeras se han visto obligadas a hacer uso de la “opción” extorsiva de cambio de régimen horario de 30 horas semanales a 40 para poder acceder a las bonificaciones (del 120% y el 40% del básico) que el gobierno provincial otorga para este último. Así y todo el salario, que cobran quienes revistan en el régimen de 40 horas semanales no llega a cubrir un tercio de la canasta familiar. Lo que obliga a completar los ingresos con un segundo o tercer empleo.Hablamos de personal profesional, en su inmensa mayoría, que afronta situaciones de estrés y presión constantes en su jornada laboral.
Hoy en el régimen de 30 horas un salario para una profesional del trabajo social, la psicología o la abogacía, de categoría 12 con 15 años de antigüedad, es de 497.971 pesos: un ingreso de indigencia. Las y los compañeros administrativos están en una situación similar, con el agravante de la sobrecarga laboral y el trato desigual que padecen.
La disputa en cada delegación por la distribución de horas presenciales en oficina y en campo o trabajo domiciliario se agudiza. De modo que Kicillof, con su “Plan de Homogeneización Salarial”, apoyado por el intendente Alak y el titular del organismo Aníbal Hnatiuk, planteaban como una mejora salarial, sólo ha traído aparejado un empeoramiento de las condiciones laborales,
La paritaria provincial que las direcciones sindicales de ATE y UPCN aceptan sin consulta previa y de forma casi automática, consistió, en la última paritaria de agosto, en el sueldo del PLB en un “aumento” de 6.820 pesos sobre el básico y 17.000 de bolsillo. Este monto irrisorio tiene un impacto apenas mayor en el régimen de 40 horas,
Como agravante de esta situación, la política de licencias médicas, por cuidado de familiar enfermo y otras, es de una crueldad tal que se deniegan licencias, aun cuando médicos matriculados indican determinados días de reposo, o situaciones donde se niega el rol de cuidados familiares a las compañeras. Se aplican descuentos salariales a mansalva. Hnatiuk ostenta un estilo de dirección “de rienda corta”, buscando que todo el personal jerárquico obedezca a sus lineamientos político partidarios, más allá de la idoneidad para la función.
Este disciplinamiento se busca ampliar a todo el personal del organismo, ejerciendo prácticas persecutorias hacia aquellas compañeras que se resisten a ser correa de transmisión de la cadena clientelar y punteril, y que defienden criterios de intervención profesional y de respeto a la población supervisada.
En el plano gremial, el gremio mayoritario, ATE, continúa ejerciendo la intervención sobre el sector, a través de un directivo ajeno al organismo, Oscar Sánchez, quien ya ha perdido todo vínculo con los trabajadores, y que sostiene la decisión de la directiva de no convocar a ningún ámbito de discusión, sean plenarios o asambleas, contando para ello con la complicidad de las direcciones de la mayoría de las seccionales en los distritos de la provincia.
Las y los trabajadores del PLB tenemos historia de lucha y organización en condiciones muy hostiles. Supimos conquistar la bonificación por tarea especial e instalar lineamientos de trabajo no punitivos, abriendo distintas discusiones respecto a la intervención y a la función social del organismo, hoy reducida a tramites de programas sin perspectivas más allá de una ayuda coyuntural.
A través de asambleas en delegaciones y de la Asamblea Provincial de Trabajadores del PLB, convocada por delegadas y activistas, hemos dado una lucha frontal con paros y movilizaciones contra el maltrato laboral y contra la imposición de las 40 horas semanales y la derogación de la bonificación por tarea especial. Lucha que si bien se perdió, dejó al desnudo la hipocresía de una gestión que hace autobombo con tener “empatía” y “perspectiva de género”, algo totalmente ausente en el trato cotidiano hacia las trabajadoras, y en la negativa constante a establecer un diálogo por parte del presidente del organismo con trabajadoras y delegadas gremiales, escudándose en el interventor sindical de ATE y en la burocracia de UPCN, que hacen de coro a las directivas del gobierno.
Debemos impulsar asambleas para discutir una urgente recomposición salarial, el cobro de la bonificacion por gestion de la vulnerabilidad social para el régimen de 30 horas, el respeto a las licencias médicas y de cuidados, sin descuentos compulsivos y arbitrarios, y contar con ámbitos de discusión paritaria para resolver todas las problemáticas del sector.
No debemos quedar subordinados a las maniobras de una burocracia sindical descompuesta, que no tiene ninguna perspectiva de lucha que dar ante el ajuste de Milei y de Kicillof.
Vayamos a dar la lucha por todas nuestras reivindicaciones.