Escribe Fernanda Díaz
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El 10 de octubre, una asamblea autoconvocada de estudiantes de varias facultades resolvió por unanimidad la toma del Complejo Universitario. Algunas intervenciones se refirieron a las dificultades, sobre todo económicas y de horarios, que deben enfrentar los estudiantes para sostenerse en la universidad en el actual contexto económico. Se planteó también que no sólo es necesaria la defensa de la educación pública y gratuita y del derecho a estudiar, sino que además urge “torcer el sentido común de agachar la cabeza”; por los jubilados, por los pibes con hambre, por los trabajadores con sueldos de pobreza y contra el ataque a la salud pública.
En el transcurso de la tarde se desarrollaron además asambleas estudiantiles por facultades y hacia horas de la noche se efectivizaron las tomas en Ciencias de la Salud y Trabajo Social, Medicina, Ciencias Exactas, Humanidades y Psicología.
La conducción camporista del centro de estudiantes de la Facultad de Humanidades, ante la precipitación de los hechos, se vio obligada a convocar a asamblea para las 17 hs. Ante una nutrida concurrencia, rápidamente mocionaron tomar la facultad hasta el día lunes 14 de octubre, mientras que Política Obrera, estudiantes autoconvocados en la interfacultades y otros agrupamientos de izquierda, lo hicieron por una toma indefinida. Frente al abucheo y las denuncias que señalaron lo tardío de la convocatoria a asamblea con el planteo de una toma que ya había sido resuelta en la interfacultades, el centro de estudiantes procuró exigir que sólo intervinieran los estudiantes de humanidades, acreditando su pertenencia a través del siu guaraní, un sistema que permite gestionar y registrar todas las actividades académicas de los estudiantes en cada facultad y es administrado por un equipo central de la institución.
Las ínfulas y pretensiones de regimentación del camporismo, que ninguneo la autoconvocatoria previa de la interfacultades, no pueden sino leerse como un acto de autodefensa por parte de una burocracia estudiantil que, íntimamente vinculada a la gestión de la facultad y a la burocracia sindical docente, espera instrucciones de éstas para actuar, impidiendo simultáneamente cualquier proceso de organización independiente por parte del estudiantado y boicoteando la unificación de las luchas con otros sectores de la sociedad.
Finalmente se aprobó la toma de dicha unidad académica hasta el día lunes 14, además de clases públicas.
Seguidamente, en horas de la noche, se desarrolló una nueva asamblea interfacultades que resolvió talleres y clases públicas en el transcurso de la semana, un ruidazo y corte de calles a las 16 hs. para el día 11, asambleas diarias a la mañana y a la noche, además de un festival para el domingo 13.
Al momento de escribir estas líneas, estudiantes de Trabajo Social se encuentran realizando un corte parcial de la ruta 226 acompañando en sus reclamos a los vecinos bajo la consigna “trabajadores y estudiantes unidos en una misma lucha”.