Escribe Emilio Sabatino
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En el marco del plan de lucha iniciado por el movimiento universitario en defensa de la educación pública y gratuita que recorre todo el país se realizó la semana pasada una asamblea de estudiantes del ISFD N° 29 de Merlo, donde se votó que todas las agrupaciones estudiantiles y el centro de estudiantes (Docentes en formación-PJ) llevaran adelante una campaña de difusión por las aulas de la lucha en curso. Otra de las resoluciones de esa asamblea fue convocar a una nueva asamblea este martes 22, porque supuestamente la convocatoria había sido escasa y el propósito era masificar la lucha.
Pero, a la luz de los hechos, para la conducción del centro de estudiantes el propósito fue otro muy distinto. El martes 22, a instancias de la asamblea, se votó por unanimidad la realización de dos clases públicas con corte de calle incluido para el viernes 25/10, una en la sede Rioja y otra en la sede Libertad. Pero cuando el viernes 25 los estudiantes y algunos docentes se predisponen a organizar la actividad votada comenzó una maratón de obstáculos. Se había montado en el patio una puesta en escena, con sillas, mesas y banderas para que la clase se dé dentro del establecimiento. Cuando los compañeros comenzaron a sacar mesas y sillas de las aulas, se interpuso parte del personal con el argumento de que el mobiliario era de la escuela primaria que funciona mañana y tarde (el instituto no tiene edificio único, una sede funciona en una escuela primaria cercana). Luego, cuando se logró asegurar el piquete, nuevamente se acercaron desde el personal que estaba a cargo del instituto a decir que no habíamos pedido permiso a la municipalidad; los estudiantes le respondieron que esta no era una medida que tenga que ser consensuada con la municipalidad, sino que fue emanada por una asamblea. Cuando por fin comenzaron las clases públicas nuevamente se acercó “personal a cargo” junto a un profesor para hacer el último intento: “solicitar” y “alertar” que por razones de seguridad levantemos la clase pública. Por supuesto que tampoco surtió efecto y las clases prosiguieron su curso. Hasta un chaparrón breve, pero en ese momento de duración incierta, los estudiantes soportaron. O sea, los estudiantes pudieron luchar contra “las fuerzas del cielo” (Milei y la lluvia) pero para eso tuvieron que vencer a “las fuerzas de la tierra” (el kirchnerismo y sus autoridades) para desbaratar el “protocolo Kicillof” de disuasión e imponer la medida de acción directa, que por otro lado había sido largamente televisada durante la semana, en las distintas facultades y en Plaza de Mayo.
El balance de la jornada fue muy positivo, no sólo porque los estudiantes pudieron ver en la práctica cómo actuó cada fuerza política, y todos los impedimentos y argucias que se ensayaron desde el “espacio cristinista” y sus satélites, sino porque también se evidenció el poder de la organización de los estudiantes. Y, además, por si fuera poco, tuvo una muy buena acogida entre los vecinos y transeúntes, hartos de la política de ataque contra las condiciones de vida de las masas trabajadoras. El método de la asamblea y autoconvocatoria de las bases es el único camino que tienen los trabajadores para que la movilización popular pueda conducir a la derrota definitiva del gobierno liberticida.
Esta acción de lucha y determinación por parte de estudiantes y docentes debe transformarse en un punto de apoyo para preparar el paro del 30/10 impulsado por los SUTEBAs de oposición en rechazo a la paritaria de hambre firmada por Kicillof y Baradel, contra el vaciamiento del IOMA y en reclamo de mayor presupuesto para salarios, comedores escolares e infraestructura edilicia.