Tiempo de lectura: 1 minuto
La Petroquímica Río Tercero (PRIII) despidió a 127 trabajadores y suspendió a otros tantos. Apoyada en el bajo precio internacional y en la excusa de abaratar costos, la empresa decidió dejar de producir el químico TDI -esencial para la industria automotriz, de colchones y muchas otras- y pasar a importarlo. Esta medida no solo impacta a las familias afectadas, sino también golpea el engranaje productivo de la región, donde la Fábrica Militar de Río Tercero pierde a un cliente importante, lo que pone en a más trabajadores en alerta.
Frente a esta situación, fueron los trabajadores quienes tomaron la iniciativa y activaron las primeras protestas y cortes en la autovía de la Ruta 36 y en el acceso al polo industrial. Desde el 10 de octubre, Trabajadores de Petroquímica y miembros del Sindicato de Trabajadores Químicos y Petroquímicos organizaron bloqueos en la zona del Nudo Interfábrica. El Sindicato de Trabajadores Químicos y Petroquímicos se sumó interviniendo en las negociaciones con las autoridades. Las promesas de intervención del intendente y del Ministerio de Trabajo no pasan de palabras huecas, mientras que el gobierno nacional y provincial permanecen en silencio, dejando la carga a quienes siempre pagan las crisis que no generaron.
Está claro que la decisión de parte de la empresa de no retroceder en su posición, incluso cuando puede tener grandes ramificaciones por la importancia del químico para la industria, se debe a un carácter estratégico. La patronal busca descargar el mantenimiento de la rentabilidad sobre la espalda de los trabajadores y disciplinarlos a un régimen de explotación adecuado a sus necesidades.