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A continuación reproducimos los lineamientos de la exposición de nuesto compañero Néstor Rivas (Jacyn) en la mesa “La izquierda frente a la situación mundial”, en el marco del 3er. Evento “León Trotsky”, desarrollado en la Universidad de Buenos Aires, entre el 23 y el 26 de octubre de 2024. Los demás panelistas fueron Pablo Heller (PO), Sergio García (MST), José Castillo (IS), Matías Maiello (PTS), Víctor Artavia (NMAS) y Savvas Matsas (EEK Grecia).
Compañeros, compañeras. Sin duda, el centro de gravedad de la situación internacional, tema que en principio nos convoca a discutir hoy, se encuentra en el desarrollo de la guerra.
De una guerra que es una guerra mundial. Aunque algunos compañeros esperan todavía una declaración formal -no sé si la habrá en algún momento- sin duda se trata de una guerra mundial por la envergadura de los contendientes, por los intereses que están en disputa, por su desarrollo y extensión del campo de acción, porque finalmente la incorporación de Medio Oriente en la guerra de exterminio que está desarrollando el Estado sionista contra el pueblo palestino y las acciones de guerra que está iniciando contra Irán y contra el Líbano, tienen un nexo indudable con la guerra que se está desarrollando en Ucrania.
Se repiten los mismos actores. El principal promotor de la guerra de exterminio del Estado sionista y de la guerra de Ucrania contra Rusia es, sin duda, en primer lugar, la OTAN. Y detrás de la OTAN, sus aliados.
La OTAN es la encarnación, hoy, política y militar del imperialismo, dominado, conducido, dirigido por el imperialismo norteamericano. Esta guerra mundial tiene características particulares. Porque, en primer lugar, la guerra representa sin duda el estallido de contradicciones largamente acumuladas. Esta guerra tiene elementos, claro, peculiares. En primer lugar, de un lado se encuentran dos potencias capitalistas -Rusia y China- que surgen de la desintegración de regímenes no capitalistas y que han transitado la restauración del capital bajo la dirección de sus propios Estados. Esto es importante.
En segundo lugar, en el caso del imperialismo, encarnado en la OTAN, se está poniendo en juego el retroceso del imperialismo norteamericano. Por medio de la guerra, está tratando de recuperar una influencia mundial que se encuentra en retroceso desde hace varias décadas. Y por último, la guerra mundial de alguna forma también es la desmentida -y permítanme simplemente una ironía- es la desmentida de la posibilidad de un tránsito pacífico del socialismo al capitalismo, por decirlo de alguna manera. Porque lo que expresa esta guerra es la crisis del mismo proceso de restauración capitalista en los viejos Estados obreros, contra la euforia que despertó en su momento la disolución de la Unión Soviética o, más tarde, la incorporación de China al mercado mundial, el acople con Estados Unidos, y haberse convertido en la locomotora del capitalismo mundial, un proceso que ahora enfrenta sus propios límites.
Dos potencias capitalistas que intentan incorporarse al mercado mundial en las condiciones históricas del imperialismo, de un mundo saturado de mercancías y de capitales. ¿Hay lugar para su incorporación en el concierto mundial del capital?
China y a Rusia han trabajado por su integración en el imperialismo mundial. China forma parte de la Organización Mundial del Comercio, Rusia se integró al G7 -o G7 más uno, el G8- al G20, pidió su incorporación a la OTAN. Pero no existen las condiciones históricas para que puedan ser asimilados por el régimen actual. Entonces, ¿qué encontramos? La salida que representó China para el capital excedente de Estados Unidos ha terminado alimentando al principal competidor del imperialismo norteamericano en el mercado mundial.
Rusia intentó establecer una alianza política y económica con Alemania para apuntalar su integración al capitalismo internacional por medio de la construcción de dos gasoductos, Nord Stream 1 y 2, que fueron vetados por el imperialismo norteamericano y finalmente luego también destruidos por este en una operación militar. El propósito de Estados Unidos, insistimos, es apuntalar su supremacía en el sistema imperialista mundial, porque el veto contra esos gasoductos es un veto tanto contra Rusia, pero también un veto contra Alemania, que dependía de esos gasoductos para alimentar su industria a dispensas de energía barata. Es por eso, para Estados Unidos, de una importancia vital intervenir y desarrollar esta guerra para establecer o restablecer su soberanía.
En este estallido de contradicciones, en esta unidad que queremos presentar y que está vinculada a nuestra época histórica, pasamos a analizar las disitintas posiciones frente este escenario. Primero, porque se ha presentado, como ya ocurre en la literatura de los partidos y de las fuerzas políticas presentes en este escenario, luego también en estas exposiciones, se observa una tentativa de presentar este escenario en forma fragmentada, en el sentido de que no hay una unidad que vincule esta guerra, sino que se trata de varias guerras y varias crisis superpuestas, o como quieran presentarlo.
Estamos en presencia de un régimen social que solamente puede desenvolverse o, mejor dicho, de tratar de prolongar su supervivencia por medio de masacres de cada vez mayor amplitud. La alternativa que formuló Rosa Luxemburgo entre socialismo y barbarie. Tenemos que decir que la barbarie está aquí: es el asesinato del pueblo palestino, son los bombardeos sobre Teherán y sobre El Líbano, es la masacre de los pueblos de Ucrania y de Rusia en una guerra fratricida. Existe una unidad.
En el campo de la izquierda, se han presentado posiciones que, en general, quizás por el método este de presentar en forma aislada los hechos y los procesos que están recorriendo la situación política internacional, frente a la guerra han concluido adoptando una posición de apoyo a algunos de los dos bandos en pugna. Esto es muy manifiesto. En un caso, se presenta, y es en general creo que la posición que domina en el espectro de la izquierda internacional, la situación de Ucrania como una disputa por la autodeterminación nacional de Ucrania.
Que, por supuesto, hay una cuestión nacional en Ucrania, pero está subordinada a este escenario de conjunto. La guerra de Ucrania ha sido la guerra más preparada de las guerras de los últimos años. La instalación de asesores de la OTAN, del imperialismo, su preparación, etcétera, fue largamente premeditada.
Y Zelensky, por lo tanto, actúa a cuenta de esto. No es Zelensky el vehículo, ni mucho menos la OTAN, que preste un servicio a una lucha por la emancipación nacional de Ucrania, sino que la emancipación nacional de Ucrania es inviable en esos términos. Ucrania está condenada a convertirse, en el caso de una victoria, en una colonia de la OTAN.
Pero enfrente, en el caso de Putin, es una guerra reaccionaria también. Porque es una guerra de ataque contra el pueblo ucraniano para apuntalar la posición de Rusia en el imperialismo mundial. Este aspecto es fundamental, porque la posición que desde nuestra corriente planteamos, no es justamente por el triunfo de ninguno de los dos bandos, ni tampoco un ni-ni, porque no es ni Putin, ni Zelensky. No hay forma, porque este es un proceso no reversible; que se despeje Ucrania de un lado de la presencia de la OTAN o del otro lado de la presencia rusa, no tiene nada que ver con la autodeterminación y la independencia nacional de Ucrania. La única forma en la que Ucrania va a conquistar su independencia nacional va a ser mediante la derrota de la OTAN y de Putin, mediante el levantamiento revolucionario de los obreros de Ucrania y de Rusia, y de su unión socialista.
El otro aspecto, si se quiere -una posición minoritaria, por llamarla de alguna manera- pero también presente en la discusión, en este debate, es que existe un conjunto de corrientes que apoyan a Putin como si la acción de Putin fuera una acción de características antiimperialistas. Incluso como si Putin fuera el agente de la preservación de una suerte de espacio soviético o de conquistas que habrían sido heredadas, remanentes, residuales, del Estado obrero y por lo tanto, en esta lucha, se ubican en el campo de la victoria militar de Putin. Bueno, ayer se mencionó acá que el propósito de la OTAN con esta guerra es llevar hasta el final el proceso de restauración capitalista en Rusia. Bueno, el tema de la restauración podemos discutirlo en otro momento, pero al presentarlo de esa manera, Putin queda objetivamente colocado como quien está enfrentando una tentativa terminal, última, de restauración del capitalismo en Rusia. Savas hizo una intervención donde llamó, me parece correctamente, a la lucha revolucionaria contra esta guerra reaccionaria. Pero otras fuerzas políticas que militan en esa zona abogan por la derrota de la OTAN sin denunciar el carácter reaccionario de la guerra que está llevando adelante Putin.
Este punto es fundamental para separar aguas y establecer la posición de los socialistas. La guerra mundial, decíamos, es el factor determinante de la situación internacional por la envergadura de los actores que intervienen, por los intereses sociales en disputa, por el carácter histórico de la guerra. Es el elemento, finalmente, determinante en una serie de hechos políticos que conmueven a los trabajadores de muchos países, que tienen que ver con la realidad política y la lucha política cotidiana de los trabajadores de muchos países.
En Europa, sin duda, es un factor, es una acicate de la lucha de clases. La guerra, el estallido de la guerra en Ucrania, ha sido un factor de una gran agitación social, y un gran golpe contra las condiciones de vida de la clase obrera. Es un factor de alineamientos políticos también en nuestro continente, sin ir más lejos, por supuesto, en el caso de Argentina, en la posición asumida por Milei, cuyo gobierno busca su inserción internacional apoyándose en el eje formado entre Estados Unidos y el sionismo.
Como socialistas, tenemos que encarar este proceso, encarar este proceso de conjunto. La restauración capitalista no ha sido un factor de salida para el capitalismo agotado, sino que se ha incorporado con sus contradicciones a la crisis capitalista. Ha sido un factor de agravamiento de la crisis capitalista.
De un lado, ha incorporado a una masa de trabajadores al mercado laboral que ha repercutido en las potencias capitalistas mediante una gran proceso de desindustrialización. Este es el tema dominante, por ejemplo, sin duda, de Estados Unidos. La desindustrialización es el resultado contradictorio, para el imperialismo norteamericano, de la colonización de China y la gran inversión de capital que ha hecho allí para terminar alimentando a su propio rival en la arena mundial. Estos son los intereses en juego que encierra la situación política mundial y frente a esto, la consigna más vigente que nunca, contra la guerra imperialista, contra la guerra mundial, la revolución socialista, la unidad internacional de los trabajadores.
Miren compañeros, en primer lugar quiero señalar esto. El tema este de la guerra mundial: efectivamente está en desarrollo una guerra mundial. ¿Qué están haciendo si no la OTAN, Estados Unidos, China, Rusia, Israel, Irán? ¿Qué es lo que está ocurriendo? ¿Están jugando? No, hay una conflagración entre potencias.
Si no se ha declarado formalmente todavía, es una formalidad, porque surge del análisis de los hechos. En la tradición socialista, el tema de la guerra siempre fue debatido con mucha anterioridad a que se disparara el primer tiro, porque surgía del análisis, de la caracterización de la situación mundial, del desarrollo de contradicciones insalvables al interior del imperialismo y por lo tanto era un vaticinio que estaba presente. En la Segunda Internacional se tomaban todo el tiempo resoluciones sobre la cuestión de una guerra que todavía no había empezado: la Primera Guerra Mundial.
Pero esta forma de presentar el tema tiene una función política. Se notó en la discusión, que es no integrar lo que está ocurriendo para caracterizar la situación mundial, sino, por el contrario, para desintegrar. La forma más burda que asume esto es la siguiente: en Medio Oriente, la OTAN financia, arma, apoya, concurre a la masacre del pueblo palestino y de los pueblos de Medio Oriente. Pero en Ucrania, en cambio, colabora con la autodeterminación nacional frente a la opresión, a la invasión rusa. No es así. Hay una unidad política que es justamente de lo que se trata de integrar en el análisis.