Escribe Joaquín Antúnez
Exposición de Joaquín Antúnez, estudiante de Historia y militante de Política Obrera en el Panel "Historia del trotskismo en América Latina II" en el 3° Evento León Trostsky. Jueves 24/10/24, Facultad de Ciencias Económicas (UBA).
Tiempo de lectura: 10 minutos
Muy buenos días para todos y todas.
El título es algo general, teniendo en cuenta la extensión del tiempo que había. Voy a tratar de recuperar algunos elementos centrales de la Asamblea Popular y cuál fue el debate, la intervención de los distintos sectores de la izquierda, no solo trotskista, en este proceso porque tuvo cierta importancia en el desarrollo de los hechos.
Lo primero que me gustaría señalar es que la Asamblea Popular Boliviana funcionó a partir de mayo de 1971. Tuvo una cantidad de sesiones hasta junio de ese año, el compromiso de nuevas sesiones generales fue clausurado por un golpe de estado encabezado por Hugo Banzer, que es uno de los más sanguinarios de la historia boliviana.
En términos históricos, si hay que ubicar la Asamblea Popular en algún contexto, lo podemos ubicar como la última oleada del proceso abierto el 9 de abril de 1952 con el asalto de las masas mineras, obreras y populares de Bolivia a la capital del país para deponer al gobierno golpista y abrirle paso a la experiencia del MNR en el gobierno.
Si nosotros analizamos cuál fue el desarrollo político de la clase obrera en este largo periodo de casi veinte años, lo que vamos a encontrar es que el proletariado minero, que va a ser la vanguardia de la revolución del 52, se había constituido políticamente sobre la base de las Tesis de Pulacayo, que eran una gran base política para intervenir en la situación política boliviana, aunque con un pequeño defecto: que era una pequeña traslación casi mecánica de las principales tesis o ideas que tenía el programa de la Cuarta Internacional, el Programa de Transición.
Entonces la intervención en el 52 va a estar guiada por este espíritu revolucionario. Las masas mineras van a ser las que destruyan, en términos físicos y prácticos, el poder del Ejército y se instaure una suerte de milicia obrera.
En este proceso, el que va a adquirir mucha importancia va a ser el dirigente minero Lechín, que ya venía, previamente, con una gran impronta, un gran respeto al interior de los mineros, pero que va a dar un salto político. Se va a convertir en un dirigente nacional, incluso llegó a ocupar cargos muy importantes en el gobierno de Bolivia en esos momentos. Él, justamente, lo que va a lograr imponer, después de unos años del gobierno del MNR, es un retroceso en términos programáticos o teóricos, que es que los mineros, la Federación Minera de Bolivia, voten un nuevo programa, desconociendo las Tesis de Pulacayo.
Este proceso de desarme del movimiento obrero, de su vanguardia, va a estar asociado a la liquidación del cogobierno del MNR con la Central Obrera Boliviana (que se funda después de la Revolución) y con una tendencia (que acá la compañera recuperaba) de adaptación de la izquierda y de los partidos obreros y populares en Bolivia al gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario.
La recomposición política de la clase obrera boliviana va a tener que atravesar, por lo tanto, un gran período de derrotas. Va a tener una primera expresión de nuevo, si se quiere, en términos programáticos, con las Tesis de Colquiri, de 1963, dónde lo que se va a ratificar es la Tesis de Pulacayo y se va a legitimar la ruptura política con el gobierno del MNR, en la previa del golpe de estado de Barrientos. Si bien el MNR venía con todo un giro derechista, igualmente el imperialismo venía tramando un golpe de estado para cerrar el proceso revolucionario.
El gobierno de Barrientos va a ser completamente sanguinario, va a instaurar un estado de sitio durante tres años, en el cual van a estar prohibidos los sindicatos, van a estar prohibidas las movilizaciones y toda demostración independiente. El gobierno de Barrientos va a tener una habilidad para aislar al movimiento obrero del conjunto del movimiento popular. Por ejemplo, va a ser la época del Pacto Militar-Campesino, dónde Barrientos, que era de una familia de origen indígena, va a participar en manifestaciones populares gigantescas de los indígenas y campesinos bolivianos, en los cuáles él se compromete a defender las conquistas de la Revolución (la Reforma agraria) y que los campesinos simplemente lo que tenían que hacer era dejar de participar en conjunto con la COB y con el movimiento obrero en distintas instancias de debate.
Esto va a tener, después, una expresión práctica. Porque nosotros vamos a hablar en el 63 de una ruptura en términos políticos, ideológicos, con el MNR. Se va recuperar el hilo histórico de Pulacayo y lo que va a mejorar la Tesis de Colquiri es que va tomar todo lo bueno de las Tesis de Pulacayo y también le va a agregar una cantidad de consignas de transición, en términos de lucha por el salario, lucha por las condiciones, la libertad democrática y, sobre todo, las consignas antiimperialistas.
Entonces en este proceso, ya para 1967/68, va a haber una cantidad de provocaciones de la CIA, del gobierno (el asesinato del Che Guevara, los asesinatos en Catavi y las minas del siglo XX) que van a provocar que la clase obrera recupere un protagonismo político en Bolivia. En 1969 se van a suceder una cantidad de movilizaciones de los docentes en la ciudad de La Paz. Va a haber movilizaciones mineras. Y todo ese proceso político va a mostrar una recomposición del movimiento obrero, una predisposición a la lucha, que se va a combinar con un accidente que es la muerte de Barrientos, porque se le quedó sin nafta el helicóptero y se murió. En ese proceso van a renacer gobiernos de estilo militares nacionalistas, algo que Bolivia ya conocía (en la década del 30 la experiencia de Toro y Bush). Van a ser encabezados por el gobierno de Obando, que va a comenzar con toda una política de cooptación de sectores progresistas, de sectores de izquierda. Por ejemplo, va a nombrar Ministro de Minas a Quiroga Santa Cruz, que después va a ser el fundador del Partido Socialista Boliviano en 1971. Va a colocar al frente del ejército al General Torres quien va a ser quien suceda a Obando en el gobierno luego de que esté tuviera un giro a la derecha e intentara imponer una cantidad de represiones al movimiento obrero. Una asonada golpista fallida va a colocar a Torres al frente de un levantamiento, una huelga general que lo va a catapultar al gobierno para 1970.
¿Qué pasa en este proceso, entre el ascenso de Obando, su caída y el ascenso de Torres? Bueno, se va a suceder el Cuarto Congreso de la Central Obrera Boliviana, dónde se van a votar unas tesis políticas que van a estar inspiradas en un proyecto político escrito por el propio Guillermo Lora y defendidas activamente por los delegados sindicales y políticos del Partido Obrero Revolucionario. Estás tesis políticas van a recuperar, nuevamente, el mismo método de las Tesis de Pulacayo, el mismo método de las Tesis de Colquiri que es el de colocar una caracterización del momento político en el cual se desarrolla la lucha contra el gobierno, plantear la necesidad de la independencia política de la clase obrera, sacar una conclusión sobre la Revolución del 52 y cuáles fueron los motivos del fracaso de la posiciones de la clase obrera en ella y, fundamentalmente, coloca la necesidad de que las revoluciones antiimperialistas tienen que estar atadas a un proyecto socialista. Es decir, la idea de la Revolución Permanente atraviesa constantemente el desarrollo de estas tesis políticas.
Naturalmente, cuando hablamos de una tesis de la Central Obrera Boliviana, hay distintos sectores que van a intervenir y que en algunos puntos se va a notar una suerte de matiz. Por ejemplo, el Partido Comunista tenía una gran influencia por su dirigente minero, Simón Reyes, y el propio Juan Lechín (que ya había roto con el MNR y que había fundador un partido, el Partido Revolucionario de la Izquierda Nacionalista), van a colocar o intentar colocar en estas tesis políticas la idea de que se tiene que resolver el problema en una cuestión nacional, una lucha contra el imperialismo sin abordar el problema de un gobierno obrero ni el de la Revolución Permanente. Esto va a ser interesante porque el propio Congreso de la COB va a votar las tesis políticas con todo un espíritu prácticamente cuarta internacionalista. Y se va a fundar un comando político, que es el que tiene que llevar a la práctica las resoluciones de dicho Congreso, en el cual van a estar representados la dirección de la COB y distintos dirigentes políticos de la izquierda que suscribieron a las tesis políticas.
Este proceso en Bolivia va a ser muy álgido porque también va a dar paso a la conformación de sectores de lo que se suele denominar “la nueva izquierda”. Yo nombraba a Quiroga Santa Cruz, que va a fundar el Partido Socialista y después va a haber un experimento bastante novedoso que va a ser la fundación del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria, el MIR, que va a estar dirigido por Paz Zamora. Algunos lo conocerán, llegó a ser presidente de Bolivia y tuvo un gobierno neoliberal, básicamente.
La Constitución de la Asamblea Popular puso sobre la mesa de la realidad boliviana una cantidad de cuestiones importantísimas sobre el problema del doble poder. Una gran cantidad de historiadores discuten si tuvo un carácter o no de discusión sovietista, de doble poder y todo lo demás en Bolivia la Asamblea Popular. Y lo que se tiene que destacar de esta asamblea es que coloca la idea de que no se pueden volver a repetir los errores de la revolución del 52. Por ejemplo, hay un ofrecimiento de tener ministros obreros en el gobierno de Torres, lo cual es rechazado en pleno por la Asamblea Popular. Hay una cantidad de contradicciones que tuvo, obviamente la Asamblea Popular, pero el eje central está colocado en cuál fue el rol que tuvieron los trabajadores, la constitución de un experimento de doble poder en Bolivia, en forma tentativa, en forma menos desarrollada. En términos regionales un poco más amplios, nosotros vamos a poder encontrar a la Asamblea Popular en 1971 en Bolivia, a los cordones industriales en Chile en 1972/73 y, luego, un poquito más tarde en el 75/76 el problema de las coordinadoras obreras acá en la Argentina.
Entonces, a la luz de la Asamblea Popular podemos analizar una primera instancia de una radicalización de la lucha de clases, de independencia política de la clase obrera en América latina y plantear algunos debates alrededor de esto.
En este problema del debate sobre el doble poder en Bolivia, si efectivamente existió o no, hay una cantidad de textos cruzados. Si alguno tiene tiempo, le recomiendo mucho que lea, empezando por el libro que escribió el propio Guillermo Lora, donde se marca justamente cómo el golpe de estado termina siendo un anticipo a cualquier posibilidad de que se radicalice el proceso político. Y que, efectivamente, lo que estaba siendo una suerte de congreso de delegados de base de todo el país, y que incluía a los partidos políticos, que incluía a los bloques independientes del campesinado y al estudiantado, se radicalice y asumiera una característica regional que pudiera expandirse a lo largo y a lo ancho del país. Entonces mostraba que esa tendencia de radicalización de la clase obrera era genuina, que existía verdaderamente una acción política que estaba creciendo y madurando de manera consciente en los trabajadores y, fundamentalmente, que la burguesía boliviana y todos los sectores más enquistados de la oligarquía terrateniente, prepararon las condiciones para una lucha armada como efectivamente sucedió con el levantamiento de Hugo Banzer. Que tuvo que combatir, igualmente, durante más de 36 horas a lo largo y ancho del país para poder imponer el golpe de estado; con una clase obrera que se movilizó casi desarmada a defender la libertad política que había conquistado.
Las contradicciones, si se quiere, más importantes que tuvo la Asamblea Popular y donde uno puede matizar está idea del proceso político que se estaba desarrollando es que, por ejemplo, el presidente de la propia asamblea era Lechín. Si uno lee cuál era el programa del partido de Lechín para Bolivia, era completamente nacionalista, no aspiraba a desarrollar ninguna revolución. Y el tipo era el presidente de una asamblea que en su primer punto luchaba por la revolución socialista en Bolivia. Entonces ahí hay una contradicción muy importante que tiene que ver con los límites del desarrollo que se habían dado en el proceso político y con la hegemonía que se había construido desde un punto de vista ideológico, por un sector muy avanzado del proletariado pero que todavía no había logrado impregnarlo a un conjunto mucho más amplio.
Existe también un aporte bastante interesante de un autor francés, Jean Baptiste Thomas, (que está publicado por el CEIP en un cuaderno del 2003) que va a recuperar unas experiencias campesinas, experiencias locales de distintas asambleas. En las cuales, yo no voy a coincidir con su tesis, él habla de una radicalización del campesinado, pero si uno mira el momento en el cual se suceden esas asambleas y lo que estaba discutiendo la asamblea popular, todavía el campesinado no estaba en un proceso de radicalización política mucho más amplio, sino que el sector más radical del campesinado, el Bloque Independiente Campesino, participaba de la Asamblea Popular y, por abajo, se estaban empezando a dar algunos encuentros en Oruro, Sucre y otras ciudades que tendían a conectar con la Asamblea Popular en términos más locales.
En definitiva, lo de la Asamblea Popular tiene un interés en este sentido histórico pero también en un sentido de lo que sucede actualmente en Bolivia y del proceso que se ha constituido. Por ejemplo, la Asamblea Popular no es un tema de interés en la historiografía boliviana, ni lo ha sido nunca desde que sucedió. Hay todo un intento por eliminar esta conciencia histórica del proletariado boliviano. Y ha tenido grandes esfuerzos desde el propio estado: Álvaro García Linera, desde la vicepresidencia, se ha encargado de atacar continuamente el legado histórico de la clase obrera boliviana, se ha encargado de impregnar de katarismo, de indigenismo, como si fuera una conciencia popular siempre creciente en el pueblo boliviano. Cuando uno revisa las grandes gestas de la clase obrera, del pueblo boliviano, están impregnadas de las Tesis de Pulacayo, de las Tesis de Colquiri, de la Asamblea Popular, del Comando Político, de la lucha contra el gobierno de Banzer, en la cual ninguno de estos sectores políticos tuvo implicancia alguna. Y, sobre todo, porque estos pretendidos indigenistas lo que están buscando borrar es la experiencia histórica de todo un sector de indígenas, de obreros, de negros, cuando ellos, Linera y sus amigos, son todo ese grupo de blanquitos universitarios enquistados en las esferas del poder boliviano y que tienen su radicalidad ideológica y verborrágica, pero que no pasa de lo verbal. Entonces recuperar la experiencia del pueblo boliviano, sus grandes gestas y, sobre todo, la Asamblea Popular, para poder también traerla a los debates y las ideas sobre la independencia obrera, la autoconvocatoria y la necesidad de la superación de las burocracias y de los partidos del régimen por parte de los explotados y la intervención de una izquierda revolucionaria en esos procesos.
Muchas gracias.