Nota de tapa de Política Obrera N°109 edición impresa.
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Está claro para todo el mundo que la CGT se ha convertido en “una columna vertebral” del gobierno de Milei; hasta Pablo Moyano lo ha tenido que reconocer, aunque sin darle la verdadera trascendencia.
La burocracia cegetista ha acordado con el gobierno del ajuste antiobrero la “reforma laboral”.
En todos los sindicatos, ha firmado convenios a la baja e incluso tolerado pasivamente la dilación de las paritarias por parte de las patronales.
Salvo casos excepcionales (Aeronáuticos), hizo todo esto sin convocar a asambleas o a plenarios de delegados con mandatos.
La dominación de las organizaciones obreras, por parte de una burocracia instalada desde hace años y décadas, es la expresión más evidente de la crisis del movimiento obrero para repeler los ataques de las patronales y el Estado.
Tengamos presente lo siguiente: en un año, el valor de los bonos de la deuda pública y de las acciones de las empresas que cotizan en la Bolsa se duplicó en dólares; los trabajadores hemos perdido, en el mismo tiempo, el 20 % del poder adquisitivo de los salarios. ¿Qué hicieron los sindicatos frente a esto? “La plata” sobra para el capital y escasea como nunca para la clase obrera.
La burocracia sindical ha resuelto sus problemas sociales por medio del monopolio de los sindicatos y del entrelazamiento con las patronales y el Estado. Se ha convertido incluso en empresaria. Este es el punto; no va a arriesgar su situación en una lucha contra el ajuste. A cambio de seguir reteniendo su poder, ha entregado las conquistas y derechos de los trabajadores.
El miércoles pasado, ante un proyecto de la UCR que limitaba la reelección sindical, establecía la representación de las minorías y abolía el aporte obligatorio que tiene lugar mediante la retención por parte de la patronal, el partido de Milei boicoteó la sesión, junto al kircherismo, Pichetto y el FITU.
Quedó graficada la alianza entre la burocracia de los sindicatos y la camarilla de Milei y Caputo.
No será a partir del Estado, por supuesto. que recuperaremos a los sindicatos como herramientas de lucha y escuela práctica de organización. Será a partir de nuestra propia determinación de clase, como ya ocurre con muchos delegados, cuerpos de delegados, comisiones internas e incluso algunos sindicatos.
Es una acción fundamental para superar la crisis política como clase y para derrotar a los gobiernos y el Estado del capital.
No es sólo un problema nacional, es mundial. Las burocracias de todo el mundo apoyan las guerras de sus patronales y sus gobiernos, las guerras imperialistas.
Necesitamos direcciones clasistas en todos los países y a nivel internacional para derrotar las guerras, los ajustes, la pobreza, la destrucción del clima, y edificar un mundo sin explotadores ni explotados.