“Democratización sindical”, palabras finales y una conclusión

Escribe Marcelo Ramal

Tiempo de lectura: 5 minutos

El PTS ha ensayado un nuevo intento de “respuesta” a nuestra crítica por la conducta de sus diputados y de todo el FITU frente a la cuestión de la “democratización sindical” en el Congreso. ¿Qué podemos decir de esta nueva réplica de La Izquierda Diario?

Palabras finales

  1. No dice que, efectivamente, hicieron un frente con Milei, el pejotakirchnerismo y Pichetto en el Congreso, en defensa de la vieja Ley de Asociaciones Profesionales y de la preservación incondicional del monopolio vitalicio de la burocracia sobre los sindicatos.
  2. No solamente no dice que esa burocracia actúa en un frente con Milei para la liquidación del derecho laboral, el salario y el conjunto de las conquistas obreras, sino que se ha convertido en un capataz político del gobierno en el movimiento obrero. En su discurso en la fracasada sesión sobre la “democratización sindical”, el diputado Vilca aludió a “la lucha contra la burocracia en las fábricas”, aisladas y contra cada patronal, pero no a la ausencia de esas luchas contra el gobierno y el Estado, que solamente puede ser unificada e independiente. No denunció el pacto de hierro entre Milei-Caputo y la CGT y, como parte de ese pacto, el boicot a un proyecto, que la UCR reedita desde los años 60 del siglo pasado, para limitar reelecciones sindicales y habilitar a la existencia de minorías en las directivas, sin conseguir el apoyo del capital financiero ni de la burguesía en general, y en este caso tampoco el de Milei.
  3. LID oculta que la derecha liberal boicotea desde el año 1963 cualquier iniciativa que afecte el monopolio burocrático sobre los sindicatos. Lo hizo Alsogaray en 1984, defendiendo en el Congreso los proyectos sindicales de la burocracia en oposición a la ley Mucci, cuando este hombre impulsó el golpe de la Libertadora con el propósito de desmantelar el ‘corporativismo sindical’. Lo vuelve a hacer ahora Milei, cerrando filas con los representantes parlamentarios de la burocracia sindical para boicotear el proyecto presentado por el radicalismo.
  4. LID insiste con que el proyecto Tetaz reúne la mayor parte de las características de la ley de Asociaciones Sindicales actual. Pero no destaca las diferencias, que favorecen a la oposición sindical, para nosotros clasistas, que sólo se construye y desarrolla por medio de una lucha de clases independiente. En lugar de esto, el PTS y el FITU han preferido el abroquelamiento con Milei y con el pejotakirchnerismo en defensa de los intereses de casta de la burocracia sindical. Estrictamente, el quorum de la caída sesión ni siquiera dependía de los diputados del FITU; su asistencia a la sesión no alcanzaba para reunir un quorum. El acompañamiento gratuito al boicot de los K, los Pichetto y los Milei a la sesión, no constituyó una maniobra legislativa, se trató de un emblocamiento político con los partidos patronales que lo impulsaron.
  5. Toda la intervención del PTS en el recinto, una vez fracasada la sesión, se concentró en “rechazar” la “injerencia del Estado en los sindicatos”- “La democracia sindical”, reclamó el diputado del PTS, “la vamos a conseguir en las fábricas, no en el Congreso”. Estamos ante una falacia: porque apoyaron, en el Congreso, una de las posiciones patronales en disputa – aquella que ha defendido la gran burguesía desde Frondizi en adelante. Como explica Trotsky, la “organización libre” de los sindicatos era viable en la época de la libre competencia, no bajo la época de los monopolios, o sea de la centralización de la economía y la política. La independencia y democracia de los sindicatos, en estas condiciones, depende enteramente del carácter revolucionario de la dirección. Oponer la “organización libre”, como sostuvo Nahuel Moreno frente a la ley Mucci, en 1984, a la ‘democratización’ de Tetaz y la UCR, es un embuste; simplemente no existe. Los límites a la reelección sindical y la representación de las minorías, solo mejora el estado legal existente, para quienes luchan por sindicatos de masas revolucionarios. La ‘organización lbre’ es una reivindicación del anarquismo, que simplemente rechazaba las direcciones, aunque fueran revolucionarias. En el caso que nos ocupa, el boicot al proyecto de “democracia sindical” del radicalismo no abría paso a la organización sindical libre, sino que dejaba en pie a la superregimentadora y estatista ley de asociaciones sindicales vigente.

En 1984, Alsogaray también defendió en el Congreso “que los trabajadores determinen libremente la forma de organizarse”, descontando que apoyan a la burocracia porque comparten la ‘ideología’ del peronismo. Bajo la decadencia del capitalismo, la independencia y la democracia sindicales exigen la construcción de una dirección revolucionaria, o sea, cuartainternacionalista, en los sindicatos (Trotsky). Simplemente, explotamos todos los resquicios o grietas que puedan abrirse, en el marco de la propia organización estatal, en un momento en que esa burocracia quiere imponer una etapa de reacción política al servicio de Milei, del sionismo y del capital financiero. Los campeones del minimalismo parlamentario, o sea, que votan con las dos manos el etiquetado frontal; del “financiamiento universitario”, o la regulación de la ludopatía (aunque también los Presupuestos del exCapitanich o los acuerdos convertidos en leyes acerca del antisemitismo, de Trump-Netanyahu), se pasan al “maximalismo” cuando se trata del monopolio burocrático sobre las organizaciones obreras.

  1. El incidente de la democratización sindical en el Congreso es el resultado de una orientación y de un derrotero políticos. El PTS desprecia y oculta que la cuestión crucial del momento es la crisis política de la clase obrera frente a la ofensiva del gobierno liberticida. La liquidación del derecho laboral y la confiscación histórica del salario demuestran el alcance del “golpe de estado económico” que Milei y Caputo ejecutaron, pero que constituía una orientación estratégica compartida por todos los candidatos de los partidos capitalistas que disputaron la elección 2023. Por eso, Política Obrera, la caracterizó como una elección reaccionaria, y fundamentamos en ello nuestro voto en blanco en el balotaje de noviembre. Los partidos del FITU, por el contrario, apenas disimularon el voto a Massa, cuando no lo proclamaron abiertamente.

Ya con Milei-Caputo, la oposición parlamentaria patronal y la burocracia cerraron filas con una escalada antiobrera que, estratégicamente, comparten. El FITU trata a la CGT como una dirección obrera inconsecuente, y no como pilar desahuciado, pero pilar aún, del gobierno liberticida. Por eso, el primero de mayo rechazó la propuesta del MST de hacer un acto independiente en Plaza de Mayo, que debía tener el objetivo de proclamar abiertamente a la Izquierda como alternativa estratégica al peronismo y a la burocracia sindical. Decidió, en cambio, marchar a la sede cegetista de Azopardo con Daer, Moyano y Kicillof. No estamos discutiendo un episodio parlamentario, estamos discutiendo la oposición estratégica a desarrollar un movimiento obrero independiente de la burocracia y los agentes del capital.

Conclusiones

Política Obrera es ajena a cualquier forma de lucha faccional de aparatos, como ocurre con los insultos y agravios que propina el PTS desde siempre, y el PO desde que se convirtió en aparato.

Desarrollamos una delimitación política, en especial, claro, en cuestiones de principios, o en cuestiones estratégicas. Una política contra Milei que no signifique, al mismo tiempo y lugar, una lucha contra la burocracia sindical; una lucha que oponga la lucha de clases independiente al aparato patronal de los sindicatos, es una política de derrota. Voto a Massa; marcha con el aparato de la CGT el 1 de Mayo; bloque con Milei y los K acerca de la ley sindical; todo esto conspira contra la preparación de una organización y una acción histórica independiente.

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