Escribe Sergio Escalas
Tiempo de lectura: 3 minutos
En septiembre, el Gobierno de CABA presentó el Plan Estratégico Buenos Aires Aprende que, en el caso de la primaria (como también en secundaria), representa una auténtica contrarreforma educativa, en lo relativo a su impacto en el diseño curricular (es decir, a qué se enseña en las escuelas primarias de gestión pública y privada, en CABA). La presentación de esta nueva currícula, según el gobierno enfocada en mejorar la alfabetización de los estudiantes, se enmarca dentro del Plan Federal de Alfabetización, un acuerdo firmado en julio por las 24 jurisdicciones del país.
Jorge Macri y María Miguel -actual ministra de Educación- han expresado públicamente que el nuevo diseño curricular, buscará “reforzar aprendizajes fundacionales, en particular, lengua y matemática”, con un esquema que establecerá la cantidad de horas fijas que deberá enseñarse de cada área, algo que, de acuerdo el Ministerio, no sucede con el diseño actual. Esto sería a partir del próximo ciclo lectivo (en el 2025). Según Miguel, la “modificación” (más bien, contrarreforma), contempla también un “ajuste” en los institutos de formación docente para que los docentes sean capacitados según este nuevo enfoque.
Desde la cartera de educación porteña, afirmaron que buscan mejorar los niveles de aprendizaje de lectoescritura y de aritmética y geometría. El gobierno se ampara en las evaluaciones “Progresiones 2023” y “FEPBA 2023”, para realizar estos cambios. Lo que Macri y Miguel omiten, es que, al incrementar proporcionalmente Lengua y Matemática, disminuirían los aprendizajes de otras materias que también son trascendentes, como las artísticas y técnicas, entre otras. Plástica, Música, Tecnología (que está pasando por una contrarreforma específica, en la que se privilegia la robótica y los conocimientos digitales, por sobre los contenidos sobre oficios y prácticas manuales), serían algunas de las damnificadas. Se degrada la formación de los alumnos, y se empeora su porvenir. Lo contrario del discurso oficial.
Un eje fundamental, de este ataque al diseño curricular, es el desplazamiento del método constructivista, por el estructurado. El método constructivista se enfoca en los aprendizajes socialmente adquiridos, en la perspectiva y uso comunicacional que todo sujeto hace del lenguaje, incluso antes de estar convencionalmente alfabetizado. Con el otro método, el nuevo diseño postula como punto de partida la enseñanza de letras. La comprensión de textos, vendría luego.
Se trata, ni más ni menos, que de un cambio de enfoque que vienen pregonando fundaciones, ONGs y sus voceros. Por un lado, señalan bajos resultados en lectura y escritura (cuya fuente son pruebas estandarizadas de más que dudosa eficacia como herramienta de medición) y por otro, postulan una responsabilidad (la escuela y el método de enseñanza de la lectura y la escritura) y una solución casi mágica (un método de alfabetización centrado en la decodificación y alejado de la comprensión y producción autónoma de textos). En ese sentido, la ministra Miguel agregó que “hoy los países que tienen una mejor performance en alfabetización en las pruebas PISA tienen modelos estructurados como el que se implementará en la ciudad” (La Nación, 31/10).
Las pruebas PISA, en su momento el Operativo Aprender, son todas evaluaciones externas estandarizadas, que tienen como objetivo descargar todo el peso de la crisis educativa, sobre las espaldas de la docencia, que está hiperexplotada, siendo que son en un 80 % trabajadoras, que, en una gran proporción, son sostenes de familia. Por otra parte, a todas y todos los docentes sí se los evalúa sistemáticamente desde un punto de vista profesional adecuado, cada año, en cada escuela.
Esta contrarreforma del diseño curricular en CABA, se da en un contexto de desfinanciación. Desde el 2020 se registró una caída presupuestaria del 41 % en materia educativa. En lo que va del año, la ciudad utilizó el 31 % de su presupuesto total. En términos generales, el Ministerio de Educación representa un 17,35 % del presupuesto total de CABA. Para UTE (el sindicato docente afiliado a CTERA) la reforma no ha sido motivo para convocar a sus amañados plenarios de delegados, ni a instancia de deliberación de ningún tipo.
En tres jornadas durante diciembre y en tres jornadas durante febrero, maestros, maestras y bibliotecarias de CABA están convocadas a capacitaciones sobre el nuevo diseño curricular. Es imperiosa la más amplia deliberación entre la docencia de la ciudad, en favor de enfrentar esta avanzada antieducativa, por medio de autoconvocatorias.