Memoria y Balance de FOETRA: lo que dijeron y lo que no quieren que se escuche

Escribe Flavio Pereyra

Tiempo de lectura: 3 minutos

El jueves 12. en el Auditorio del Sindicato FOETRA, se realizó la asamblea general de afiliados para votar la “Memoria y Balance” del periodo anterior, tal como establece la ley. Los puntos centrales fueron: salario, obra social, jubilaciones, tercerismo, fuera de convenio entre otros.

Mientras los oradores oficialistas y la mesa que dirige la asamblea repitieron sus puntos de vista una y otra vez, al igual que en los plenarios, negaron y limitaron el uso de la palabra a quienes someten a crítica los resultados de su política planteando estrategias divergentes. A pesar de contar con mayoría para imponer sus decisiones, se restringe a las corrientes políticas que actúan en el gremio la posibilidad de dirigirse a los trabajadores.

Una respuesta, punto por punto

  1. Evaden informar la cantidad de convencionados y afiliados y, mucho más, desagregarlos por convenio y condición laboral. Esto permitiría medir el resultado de las actas que firma la dirección del sindicato. Ocultan que la cantidad de convencionados cae, mientras el cáncer del tercerismo y la figura “fuera de convenio” se expanden. Las actas firmadas a la baja del convenio, para consensuar encuadres con las patronales, son utilizadas por estas para extender la jornada laboral de 7 a 9 horas masivamente, reventando una conquista ganada con la lucha años atrás.
  2. Festejan las categorías “conseguidas” mediante la deducción de montos de paritarias que no alcanzan la inflación. Son mal llamadas “solidarias”, porque salen del bolsillo de los trabajadores, cuando deberían ser pagadas por el incremento de la productividad y ganancias patronales. Como el salario se encuentra por debajo de la línea de cualquier canasta que mida los ingresos necesarios para vivir, la realidad es que redistribuyen entre salarios pobres.
  3. La Obra Social está desfinanciada por la demolición del salario, la caída de convencionados y la liberalización de precios de las prepagas, cuyo objetivo es demoler la salud pública y las obras sociales sindicales. Marín reivindica los descuentos especiales “solidarios” sobre el salario, cuando debería ser financiada y garantizada por las patronales.

Los descuentos especiales son un callejón sin salida en la medida que el monopolio de las prepagas fija los precios. ¿Se puede pedir a un jubilado o a quien apenas vive, tal vez pagando un alquiler, un esfuerzo mayor? ¿Hasta dónde?

  1. Marín, secretario general de FOETRA, convoca asambleas para recordarnos la permanente amenaza a la que estamos sometidos: el despido. Exige resignarnos, en lugar de organizarnos para ganar. Es la correa de transmisión de la desmoralización.

La negativa de sindicatos y centrales sindicales a luchar por el salario y mejores condiciones de vida, los coloca, objetivamente, como sostén de la política patronal, reales beneficiarias del abaratamiento laboral. Los despidos en distintas fábricas o conflictos no impugnan la lucha como pretenden, sino a quienes están a cargo de los sindicatos, que las dividen, atomizan, y abandonan.

  1. En Arsat, la negativa a parar los servicios hasta quebrar la política de desguace y destrucción salarial resulta en firmas voluntarias arreglando despidos, porque no pueden vivir con su salario. Mientras tanto, la conducción busca apoyarse en los gobernadores y bloques parlamentarios que dejan correr la política de Milei. A esto llaman “política inteligente”.
  2. El objetivo de las centrales sindicales y los “opositores” del Congreso es permitir al Gobierno llevar adelante su política, celebrada por el conjunto de las patronales. Cuando se pinche la bicicleta financiera presentarán, como bomberos del régimen político, una salida electoral repetida y fracasada. ¿Y mientras tanto?

La desmoralización disminuye la fuerza de los trabajadores, destruye la democracia gremial convirtiéndola en una formalidad y fomenta la intolerancia.

A pesar de su poder, dirigen un castillo de naipes. Por esto, intentan imponer autoridad levantando la voz, o amenazando con sanciones. Es la contracara de la autoridad que no obtiene por conquistas salariales y laborales.

Es lo contrario de la solidaridad de los trabajadores bien entendida, que parte de la lucha unitaria, y fue históricamente fun-da-men-tal para conquistar salarios, jubilaciones, salud y educación, frente a la oposición de las patronales y el Estado.

Estas son las polémicas sobre el rumbo que los trabajadores necesitamos, que no quieren que se escuche.

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