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Al séptimo día de haber sido designado por Javier Milei como jefe de la Dirección General Impositiva (DGI), Andrés Vázquez ascendió a su pareja, María Eugenia Fanelli, de un cargo técnico jurídico a la Dirección Regional Centro II de la Ciudad de Buenos Aires, una de las más importantes del área metropolitana, con un sueldo de entre 7 y 8 millones de pesos, en un claro caso de ‘nepotismo libertario’. Fanelli estará encargada de fiscalizar grandes y medianas empresas que tributen en el centro porteño y que están cerca de convertirse en Grandes Contribuyentes Nacionales por el monto de sus facturaciones.
La designación de Fanelli, que salteó varias jerarquías intermedias, contradice el Código de Ética interno por plantearse una “incompatibilidad manifiesta”.
Vázquez, de 64 años, lleva más de 35 de carrera en el ente recaudador. En distintas instancias y por diversos motivos, los directores de la actual DGI han tratado librarse del funcionario, sin suerte alguna. La razón es que Vázquez mantiene estrechos vínculos con la SIDE y más precisamente con Antonio “Jaime” Stiuso, relación que forjó como funcionario del área de inteligencia fiscal del organismo. También se desempeñó como director de la Regional Sur Metropolitana de la ex AFIP durante 2009 y 2016, durante los gobiernos de CFK y Macri. Antes de su ascenso de la mano de Milei, Vázquez había sido relegado a la dependencia aduanera del puerto de La Plata. La cooptación de Vázquez por parte de la camarilla libertaria no contó con el aval de la entonces titular de la AFIP, Florencia Misrahi, quien se negó a firmar su designación, al igual que Guillermo Francos y Luis Caputo, quien advirtió a su sobrino Santiago sobre el riesgo de catapultar a Vázquez a la cúspide de la DGI. Milei sólo pudo sumar la firma de Patricia Bullrich en la designación de Vázquez. Conclusión: su regreso a ´las ligas mayores´ se produce de la mano de Santiago Caputo y Lucas Nejamkis, otro ladero de Stiuso, pero también muy cercano a Juan Manuel Abal Medina (hijo), ex jefe de Gabinete de Cristina Fernández de Kirchner.
La burguesía mantiene sus reservas, cuando no una lisa y llana oposición, al ascenso de este personaje del mundo de los servicios. Vázquez recibió su primera denuncia ante la Justicia por una investigación realizada por periodistas del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), quienes probaron que, en 2013, el funcionario en cuestión había adquirido tres departamentos en Miami, por una cifra de 2 millones de dólares, que nunca fueron incluidas en las sucesivas declaraciones juradas que presentó ante la Oficina Anticorrupción, como establece la ley de Ética Pública de 1999. En septiembre de 2009, Vázquez encabezó un megaoperativo contra la sede central del Grupo Clarín.
El encargado del control de evasión fiscal, en 2011, recibió una denuncia porque desde noviembre de 2004 habría controlado, con su hermana, Silvia Mónica Vázquez una cuenta bancaria en el ING Bank NV de la Isla Curazao por 442.000 dólares, dinero que habría sido girado en 2006 a una cuenta en el BNP Paribas de Luxemburgo, que tampoco declaró ante el fisco argentino. En la causa penal que debió enfrentar, Vázquez quedó sobreseído por el juez Lijo, en 2022, ya que el magistrado federal, al no obtener respuestas de Luxemburgo, Países Bajos y Curazao, cerró la investigación.
En su copamiento de las dependencias estratégicas del Estado, la camarilla libertaria se vale de los Vázquez, en este caso, para llevar adelante un espionaje financiero, que tiene como fin coaccionar sobre las patronales vernáculas para subordinarlas a sus metas políticas. La puesta en pie de un Estado policial, que atraviese a todas las clases sociales, afecta con diferente alcance y consecuencias a todas ellas.