Impulsemos la coordinación entre los hospitales del distrito para votar acciones de lucha en común.
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Los últimos días del 2024 terminaron con reclamos salariales en la mayoría de los hospitales municipales del distrito, donde se realizaron asambleas y acciones de lucha.
La razón de los reclamos es absoluta. Los sueldos básicos de los trabajadores municipales se encuentran por debajo de la línea de indigencia. Los recibos de sueldo registran un sin fin de sumas en negro, presentismos, etc. Las horas extras se pagan a razón de $1.300 la hora. Un municipal cobra –con 30 años de antigüedad- menos de $500.000 miserables pesos, cuando la canasta familiar supera el millón de pesos. Los trabajadores jubilados cobran $312.000.
El intendente Fernando Espinoza (con la colaboración de los sindicatos existentes), que vocifera contra el ajuste de Milei, aplica su propia motosierra contra los trabajadores hace décadas. Para intentar aplacar el descontento anunció un bono de $220.000 a cobrarse por única vez, pasar el bono mensual de $40.000 a formar parte del presentismo y un porcentaje de aumento que aplicado sobre los básicos existentes son dos chirolas.
El ajuste no es solo salarial. El vaciamiento de los hospitales es sistemático. Falta nombrar personal, el estado edilicio es catastrófico, la carencia de insumos es cada vez mayor. La salud en La Matanza se encuentra en terapia intensiva. En los últimos días se difundió el posible cierre del CEMEFIR, donde peligran 70 puestos de trabajo.
Los reclamos de los trabajadores municipales, sin embargo, chocan con la política que llevan adelante los gremios municipales (Sindicato de Trabajadores Municipales, CICOP) que colaboran con la orientación de ajuste del gobierno municipal. En todo este proceso boicotearon cualquier posibilidad de abrir una lucha de conjunto por las demandas planteadas. Quedó plasmado en la última asamblea que se realizó en la plaza de San Justo. Los oradores vinculados a los gremios que propusieron confiar en la Secretaría de Salud y en el gobierno municipal, fueron repudiados por los compañeros. El grito de “paro general” fue coreado por la mayoría de los participantes.
¿Se puede esperar algo de estas conducciones sindicales que vienen entregando el salario y las condiciones de trabajo de los municipales hace décadas? En este período no han convocado siquiera a asambleas para escuchar a sus afiliados.
Es necesario que los trabajadores de la salud reagrupen sus fuerzas y se unifiquen en una lucha común. Las reivindicaciones que se fueron votando en las asambleas de cada lugar de trabajo constituyen un programa para convocar a una nueva instancia de coordinación entre los distintos hospitales, para votar un plan de acción por las demandas planteadas.