Estados Unidos e Israel se preparan para iniciar nuevas masacres en Gaza

Escribe Olga Cristóbal

Buscan dar por concluida la “segunda fase” del cese al fuego.

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Estados Unidos e Israel parecieron dar por concluida la segunda fase del cese del fuego en Gaza, que suponía la liberación de todos los cautivos israelíes a cambio de una retirada total de Israel. Mientras taanto Trump bramaba “Gaza será nuestra” y Netanyahu repitió que su escurridizo objetivo seguía siendo destruir a Hamas, “que no puede gobernar la Franja nunca más”. O sea, que ambos estaban listos para una nueva masacre. Fuentes cercanas a las conversaciones en Doha han informado que el equipo negociador israelí se reunirá con responsables cataríes para abordar “la continuación de la primera fase” de la tregua, ya que no está autorizado a debatir sobre la segunda fase del pacto.

Cada entrega de rehenes estuvo signada por alguna provocación de Netanhayu, la última fueron las amenazas por el deterioro físico de los tres hombres devueltos este sábado. Su situación es idéntica a la de cientos de miles de gazatíes condenados a la hambruna porque la falta de comida fue y es un arma de guerra utilizada por Israel, que sigue obstaculizando la entrada de camiones con argumentos del tipo “son vehículos más altos que los permitidos”.

“Si el público israelí no ejerce una fuerte presión sobre el gobierno para avanzar a la segunda fase del acuerdo y asegurar la liberación de los 76 rehenes que quedan en la Franja de Gaza (más de la mitad de los cuales se presumen muertos), seguirán sufriendo en condiciones similares, y tal vez incluso más duras” (Haaretz 9/2).

Nada comparable con la privación deliberada de alimentos y las torturas infligidas en las cárceles sionistas. Muchos palestinos liberados debieron ser hospitalizados de urgencia porque mostraban signos de inanición y por las consecuencias de años de tortura.

En consonancia con su planes bélico-inversionistas, Estados Unidos e Israel se retiraron del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Trump firmó un decreto que congela cuentas bancarias y propiedades y anula visas de los funcionarios del Tribunal Penal Internacional y sus familiares por efectuar "acciones ilegítimas e infundadas contra Estados Unidos y nuestro aliado cercano, Israel", algo que el Senado norteamericano había frenado.

La tercera fase, la reconstrucción de la Franja, en la versión que Trump expuso ante Netanyahu en Washington D. C., exige que Israel finiquite la limpieza étnica y después se lA entregue “limpia” a Estados Unidos para convertirla en una suerte de Riviera, con hoteles de lujo, casinos y toda la podredumbre capitalista sobre los cadáveres de miles de palestinos. Tanto Trump como su yerno, Jared Kushner, y el enviado presidencial a Medio Oriente, Steve Witkoff, son multimillonarios inversores inmobiliarios. En julio del año pasado, Kushner había pronosticado una Gaza sin gazatíes que facilitara “las increíbles oportunidades de desarrollo que presenta la zona costera, 40 km de playa frente al sol”.

En estos planes, quién gobernará la Franja sigue siendo una nebulosa. Trump dijo “será nuestra”, pero también habló de que quede bajo control de los gobiernos árabes aliados, o se abra a una recolonización sionista total. La opción de la fuerza de “paz” internacional que acompañara un gobierno de la odiada Autoridad Palestina puede darse por olvidada. Itamar Ben Gvir, exministro de Seguridad Nacional y líder de facto de la derecha religiosa sionista, pidió pista en el acto: dijo que, si Trump empezaba a aplicar su plan, su partido volvería a unirse a la coalición.

Los corcoveos contra un plan que muchos han caracterizado como fantasioso e inviable trataron de ser apaciguados por el enviado de Trump para Oriente Medio, Steve Witkoff, otro empresario de desarrollos inmobiliarios, quien afirmó que si bien la tercera fase era «físicamente imposible» por el grado de destrucción, los palestinos podrían regresar tal vez en cinco años. Mientras tanto, en el cementerio a cielo abierto que dejaron los israelíes, los palestinos tratan de espantar a los perros cimarrones y dar sepultura a los cadáveres que encontraron en las calles o bajo los escombros. Y de limpiar lo que alguna vez fue su casa. Las condiciones son dramáticas: las tuberías de agua municipales funcionan una vez por semana, no hay baterías ni ninguna otra fuente de electricidad.

La mayoría tiene que caminar entre los escombros con bidones de plástico para llenarlos en el punto de suministro de agua más cercano, ya que los camiones cisterna no pueden llegar a la mayoría de las zonas que no han sido despejadas de escombros.

Sin embargo, la prensa internacional no encontró todavía ningún gazatí entusiasmado con “las casas bonitas” que les ofrece Trump. Apenas firmado el cese del fuego iniciaron el largo viaje a pie, a sabiendas de que en el Norte no les quedaba nada. «El objetivo de esta guerra es dejar sin hogar al mayor número posible de palestinos, esta destrucción es deliberada y planificada», dijo a Mondoweiss Alaa Subaih, residente del barrio de Shuja'iyya, en el este de la ciudad. «El objetivo era que abandonemos nuestro país y nos mudemos. Si Trump quiere darme un castillo en Egipto o Jordania, o incluso en Estados Unidos, no lo reemplazaría con los escombros de mi hogar. No nos iremos jamás».

Los grupos de voluntarios limpian a mano las carreteras, rehabilitan los mercados, tratan de despejar lo que queda de las escuelas y las mezquitas. Pero “cualquier rehabilitación seria de los espacios urbanos de Gaza debe esperar a la entrada de materiales y equipos de construcción, incluyendo cemento, hierro, excavadoras, camiones y combustible”. Aún no han llegado.

La magnitud de la destrucción causada por Israel en Gaza durante los últimos 15 meses cuenta que 450 000 viviendas resultaron dañadas o destruidas, 170 000 de ellas «completamente destruidas», 80 000 «gravemente dañadas» y 200 000 «parcialmente dañadas». Médicos Sin Fronteras ha advertido sobre dramáticos niveles de desnutrición y que proliferan la hepatitis, la disentería y otras enfermedades infecciosas producto de la falta de agua potable durante meses. Por lo menos 17.000 niños gazatíes han sido separados de sus padres por el conflicto. La semana pasada, un hombre reconoció a su bebé, ahora un nene de más de un año, en brazos de un joven, que lo cuidó como si fuera su hijo después de que lo encontró todavía abrazado al cadáver de su madre.

En tanto, en Cisjordania, el ejército israelí ha expandido su ofensiva al campamento de Nur Shams, en la gobernación de Tulkarem, al norte. Varios palestinos han muerto en el asalto, entre ellos una mujer embarazada de ocho meses. Mientras tanto, en el cercano campamento de Tulkarem, numerosos efectivos israelíes continúan allanando viviendas, muchas de las cuales están ya vacías y en ruinas tras dos semanas de redadas.

Los sionistas anunciaron que efectivos del Ejército, de la guardia fronteriza y del Shin Bet (la agencia de inteligencia interior) ya han abatido a varios "terroristas" y detenido a numerosas personas.

La agencia palestina Wafa informó que las excavadoras israelíes arrasaron calles y destruyeron la infraestructura tanto en Tamoun como en Al-Far’a, donde fueron dañados los sistemas de agua potable y electricidad.

A medida que se extiende el asedio, aumenta la necesidad de suministros alimentarios básicos, alertó. La máquina asesina del sionismo no cesa.

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