Escribe Olga Cristóbal
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La policía de Israel allanó el domingo las dos sedes de la Librería Educativa, una librería histórica de Jerusalén Este y detuvo a los vendedores, Mahmood Muna y Ahmed Muna, miembros de la familia propietaria.
El lunes, la Justicia ordenó reabrirla pero dejó a ambos jóvenes bajo arresto domiciliario durante cinco días y les prohibió regresar a su trabajo por otros 15. “Creemos que se trata de una detención política e ilegal”, dijo el abogado Nasser Oday, al que no se le permitió hablar con los detenidos.
Desde principio de los años 80, la Librería Educativa es “una piedra angular cultural de Jerusalén Este y sus dos locales son visitados por diplomáticos extranjeros y autores destacados”, señala el New York Times (10/2). Se especializa en obras sobre “el conflicto entre Israel y Palestina” pero también se exhiben películas y se organizan presentaciones y actos culturales.
Sin comprender el contenido, solo guiándose por el traductor de Google, títulos sobre Gaza o imágenes de banderas palestinas, los policías se llevaron un centenar de libros -incluido uno infantil para colorear- que “podían incitar a la violencia” o “apoyaban al terrorismo”. Las fotos muestras muchos otros, descuadernados en el suelo por la brutalidad policial.
“Empezaron a tirar libros de las estanterías. Buscaban cualquier cosa con una bandera palestina”, dijo Mai Muna, esposa de un detenido. "Es simplemente una locura. Están matando a gente y atacando a los libros", completó Mai (France2 10/2).
La noticia y las imágenes se propagaron rápidamente, causando indignación y un aluvión de mensajes de solidaridad. La respuesta fue inmediata, una pequeña pero connotada multitud se presentó ante los tribunales en la primera audiencia, el lunes. Por ejemplo, diplomáticos de nueve países europeos, además de los de la Unión Europea. "Esta redada es un atentado contra la libertad de expresión. Esas presiones deben cesar ya", declaró la delegación de la UE.
“Yo, como muchos diplomáticos, disfruto buscando libros en la Librería Educativa”, escribió en las redes el embajador alemán Steffen Seibert.
También fue al juzgado el escritor estadounidense Nathan Thrall, ganador del Premio Pulitzer por “Un día en la vida de Abed Salama”. Dijo que las detenciones “dejan la sensación de que no habrá absolutamente ninguna consecuencia, de que la policía tiene total impunidad, de que puede perseguir a dos de los palestinos con más contactos en Jerusalén Este», opinó.
David Grossman, destacado novelista israelí, dijo que es cliente de la librería y que el arresto de los Muna era “indignante”. Más de un millar de escritores, artistas, instituciones culturales y comerciantes del sector editorial hebreo firmaron una petición para "condenar" la detención de Mahmoud y Ahmad y reclamar su "liberación inmediata", una demanda a la que también se sumaron la asociación mundial de escritores PEN Internacional y Publishers for Palestine.
Apenas reabiertas, los dos locales se vieron abarrotados de clientes y simpatizantes, algunos israelíes con carteles como "no a la persecución política, no a la policía fascista, no a la censura" o "los cobardes confiscan libros".
“Si las autoridades buscaban infundir miedo a los palestinos -dijo Murad Muna, hermano de uno de los detenidos- ésta es nuestra respuesta”. Murad negó que los libros promovieran la violencia y que, de hecho, “los libros extranjeros pasaron la censura israelí cuando fueron importados”. Estaba “sorprendido por la solidaridad de la gente de todo el mundo y de la gente local”.
"Creo que es un arresto político, nada más", enfatizó el hermano de Mahmoud. "Intentan callar nuestra voz, intentan asustarnos. Aquí tenemos libros internacionales que hablan del conflicto; tenemos muchos de ambos lados. Hay textos de escritores israelíes y de palestinos. Creo que la Policía no tiene elementos para armar un caso, pero intentan armar una gran propaganda".
Desde la invasión del 7 de octubre, la policía israelí detiene a palestinos –“árabes israelíes”- solo por condolerse de la masacre en Gaza o pedir el fin de la guerra en las redes sociales. También prohíbe la proyección de películas que critican al ejército o al gobierno.
El ataque a la librería refleja la magnitud de la censura y las restricciones a la libertad de expresión.
La Asociación para los Derechos Civiles en Israel denunció que los arrestos eran un paso más “en los esfuerzos de las autoridades israelíes para intimidar y silenciar a los palestinos” y destacó “el número sin precedentes de interrogatorios y arrestos de palestinos por delitos relacionados con la expresión” como parte de “una tendencia más amplia de silenciar la voz palestina y cualquier iniciativa o actividad social”.
Desde otra ong, B'Tselem, afirman que "los intentos de aplastar al pueblo palestino incluyen el acoso y arresto de intelectuales" como Mahmoud y Ahmad, "dos figuras reconocidas de la escena cultural de Jerusalén que lideran un punto de encuentro de discusión política y cultural". "Israel debe liberarlos inmediatamente y dejar de perseguir a intelectuales palestinos", reclamaron.
Otro caso reciente, “que se suma a la preocupación generalizada en la ciudad”, es el arresto desde el 6 de enero de Shaden Al-Qous, una activista afropalestina de Jerusalén con ciudadanía estadounidense y estudiante de Derecho, por supuesta "incitación" en sus publicaciones de redes sociales.
Tras pasar semanas en la prisión de Ofer, Al-Qous fue liberada bajo fianza el domingo, un día después de que su padre, Musa Qous, otro reconocido escritor y líder de la comunidad afropalestina, muriera en un trágico incendio en Jerusalén.
Jerusalén Este es una parte de la ciudad que Israel arrebató a Jordania en 1967. Israel considera que toda Jerusalén es su capital indivisa aunque la mayoría de los residentes de Jerusalén Este son palestinos y las Naciones Unidas la consideran territorio ocupado.