Escribe Aldana González
La ultraderecha queda como tercera fuerza, en una elección condicionada por la guerra económica.
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Japón y Estados Unidos llegaron a un acuerdo por los aranceles, siendo, hasta ahora, el trato menos desfavorable al que llegó un país con superávit comercial con el país de Donald Trump. Reino Unido obtuvo un 10 %, pero su balanza es deficitaria con respecto a Estados Unidos.
El arancel para los productos japoneses subirá al 15 % y Tokio se compromete a destrabar las importaciones del arroz norteamericano. No habrá aumentos recíprocos de parte de Japón. En cuanto al compromiso de Japón de invertir 550 mil millones de dólares en Estados Unidos, ya es objeto de interpretaciones dispares. General Motors, por ejemplo, reclama una porción de ese monto. De conjunto, el arancel medio estadounidense pasa de un histórico 4 % al 15 % –casi un 500 % arriba-.
Estados Unidos es destino del 20 % de las exportaciones japonesas y del 37 % de sus exportaciones de autos; las compañías automotrices se han manifestado satisfechas con esta suba del arancel. En realidad, el nivel de desventaja o ventaja del acuerdo automotriz va a estar dado por los aranceles que Trump le imponga al resto de los rivales de Japón. También a EEUU va alrededor del 43 % de la inversión extranjera directa de Japón. La elevada inversión directa de Japón en otros países refleja un estancamiento de más de dos décadas del PBI nipón. Japón es el mayor acreedor de la deuda pública norteamericana; aunque no puede deshacerse de ella, ha sido motivo de dos grandes fugas de capitales de Estados Unidos en los últimos doce meses.
Se espera que el acuerdo con la Unión Europea se resuelva en los próximos días -aparentemente también de un 15 %-; ahí se verá qué pasa con las automotrices alemanas.
El acero japonés sigue en el 50 % establecido para todo el mundo, lo cual eleva considerablemente el costo de fabricar autos.
En principio el acuerdo es un triunfo para Trump, que obtuvo ventajas sin conceder nada.
Como saldo, por ahora, Trump puede mostrar que más de 100.000 millones de dólares en lo que va de año, alrededor del 5 % de los ingresos federales de Estados Unidos, proceden de los aranceles. En el lenguaje de los economistas burgueses, se trata de una recaudación “distorsiva”, que afecta al consumidor estadounidense. Pero Trump necesita rascar la olla para poder pagar un billón de dólares anuales por los intereses de la deuda pública
El acuerdo fue demorado para que no influya en los resultados de las elecciones que se desarrollaron en la isla. Sin embargo, para el Partido Liberal Democrático (PLD), que ha gobernado casi de corrido los últimos 30 años, los porcentajes no fueron buenos.
El primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, prometió el lunes que permanecerá en el cargo a pesar de que la coalición gobernante sufrió una derrota en las elecciones a la Cámara alta, que llevó a la oposición a discutir una moción de censura.
La sorpresa la dio la extrema derecha. Sanserito, la agrupación antivacunas liderada por Sohei Kamiya –con un mensaje de “Japón primero” que evoca a la consigna de Donald Trump- y advertencias sobre una “invasión silenciosa” de inmigrantes, promesas de recortes impositivos y aumento del gasto en bienestar social.
Sanseito se convirtió en la tercera fuerza con 14 escaños, que se suman al único que había conseguido hace tres años en la Cámara alta de 248 miembros. En la Cámara baja sólo cuenta con tres escaños.
El aspirante a Milei nipón, que se benefició del hartazgo popular por la inflación y los impuestos, azuzó la xenofobia y el ataque a la mujer trabajadora para relegarla al hogar. Japón tiene la deuda pública más alta del planeta capitalista en términos del PBI. La mayor parte de ella la tiene el Banco Central (290 %), lo mismo ocurre con la tenencia de buena parte del capital accionario de las empresas que cotizan en la Bolsa.
La inflación y la devaluación del yen -causas del descontento popular-, así como la carestía, se han agravado como consecuencia de la guerra de la OTAN y Rusia. La guerra atraviesa todos los poros de la política internacional, en especial en un país imperialista frontera con China.
