Escribe Comité Editorial
Formaremos una columna propia y agitaremos en la marcha el llamado a auto-convocatorias y a la huelga general.
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La jornada del 24 de marzo de este año tiene algunas peculiaridades. Como consecuencia de 42 años de pseudodemocracia y de ‘ajustes’ nacionales y populares, incluido el de Chacho Álvarez y De la Rúa, más los macristas de la UCR, el gobierno de Argentina ha quedado en manos de los representantes ‘civiles’ de la dictadura militar. En el país del “nunca más”, ha tomado el gobierno la reacción a ultranza.
La responsabilidad inapelable de quienes gobernaron en estos 42 años -radicales, macristas y kirchneristas- no es cuestionada por nadie, ni por ellos mismos. La ‘democracia’ rescató la herencia de la dictadura, desde la deuda externa hasta el gatillo fácil. En el último año, el Congreso avaló por acción u omisión todos los decretazos y vetos, y se apresta a hacerlo con el cheque en blanco que representa el acuerdo con el FMI. Los responsables directos de este retroceso han puesto todo el aparato del que disponen para volver a copar la manifestación nacional del 24 de Marzo. Ausentes de la Plaza desde 1983 a 2006, incluido el voto al indulto a las Juntas por parte de Menem, han logrado cooptar el 24 de Marzo e incluso convertirlo en un feriado, como la burguesía mundial lo ha hecho con el 1 de Mayo.
A despecho de todo lo anterior, el Encuentro Memoria Verdad y Justicia, que agrupa a los partidos de izquierda y a diversas organizaciones de derechos humanos, ha dilapidado las preciosas semanas previas a la marcha en la búsqueda esforzada y desesperada por arribar a un acuerdo político con el kirchnerismo, es decir, a un frente político con la dirección nacional del Partido Justicialista. Cuando nada impedía marchar con consignas y reivindicaciones propias, y en especial con una fuerte denuncia política de la burocracia sindical y de la colaboración en los hechos con el gobierno de Milei, el FITU presentó dos mil versiones de un documento común para poder subir al escenario del acto final de la marcha. Los K, como se puede imaginar, les rechazó otras dos mil veces la tentativa y los acusó de sabotear la ‘unidad’ de la movilización.
El FITU ha mostrado, en la circunstancia, su condición de promotor reaccionario de la confusión y la colaboración de clases. Cuando las movilizaciones de jubilados, trabajadores, jóvenes e hinchadas han asestado un golpe político poderoso al gobierno liberticida (como lo reconocen Clarín y La Nación del domingo 16), la marcha del 24 enfrenta una tentativa de domesticación, contención y desvío por parte de los K, un baluarte del sistema político de Argentina. Los organizadores oficiales de la marcha ‘rehabilitan’ a la burocracia de la CGT, que para ganar un lugar en la jornada ha prometido un paro difuso para mediados de abril. En estas condiciones, el deber de las corrientes obreras es movilizar fuerzas para disputar a los K-K (Kirchner-Kicillof y sus gobernadores e intendentes) a los sectores aún numerosos que los siguen, aunque con una desconfianza política enorme y creciente. Fue lo que Política Obrera planteó en solitario en esas reuniones.
Por el contrario, el FITU se prodigó en reuniones con el kirchnerismo, ofreciendo versiones cambiantes de declaraciones que lo conformaran. Una vez que el kirchnerismo rechazó el reclamo de una lectura de “dos documentos en la Plaza”, el FITU les propuso un “texto que podamos firmar todos” –desde los que luchan contra los ‘ajustes’ de Kicillof contra los docentes bonaerenses, hasta la cúpula K que se dispone a votar a Lijo si se amplía el número de jueces de la Corte-. Una declaración política que emparde las posiciones de unos y otros es muy diferente a un frente con el diablo, sin declaraciones de por medio, para reconquistar la calle de la policía. Un acuerdo práctico para ocupar las calles es muy distinto a un frente con los políticos de la patronal.
Esta tentativa de disolución política en el kirchnerismo ha terminado, naturalmente, en una crisis. Los K le han anticipado al FITU que todo el dispositivo organizativo de la jornada -como el palco- estará en sus manos. “Mariano Ferreyra, presente!” es toda la ‘concesión’ del texto K, para ocultar la participación de miembros de su gabinete en el crimen.
El FITU se ha metido en un callejón sin salida. Después de un mes de tentativa de frente de colaboración con los K, ha perdido autoridad para convocar a una acción que no sería independiente sino un simulacro de ella. Izquierda Socialista y el MST se oponen a un cambio de política; el PTS y el aparato del PO no han dado a conocer cuál es el viraje mentiroso que están tramando. Apelan a un viejo recurso: no queremos dividir al EMVyJ. Este cenáculo restringido es convertido en el chivo emisario de lo que no es más que la política del FITU. En medio de un retroceso político parcial del gobierno liberticida ($Libra, jubilados, marchas antifascistas, FMI por decreto), el izquierdismo ‘woke’ se desintegra cuando debía fortalecerse.
La operación “frente político con los K” para el 24 de Marzo, ocurre cuando el kirchnerismo ha emprendido la formación de un frente político con la derecha para relevar al gobierno de Milei, como Lula lo logró contra Bolsonaro. Es la operación Lula, que viene con el regalo de una absolución de delitos por corrupción, como ocurrió con el líder del PT brasileño. Esta es la “nueva partitura” que plantea Kicillof, que simplemente ve a CFK como un impedimento. Los Lousteau, Larreta, Pullaro o Pichetto no admitirán que “la nueva partitura” sea dirigida… por Cristina. En Brasil, la dirección del PSOL junto a otros izquierdistas del mismo partido se han sumado a ese frente desde el Congreso. El resultado es que el PT ha quedado como un muerto viviente, como lo demostraron las recientes elecciones municipales, y el candidato del PSOL, Guilherme Boulos, ha fracasado sin atenuantes.
Ahora, y de cara al 24 de marzo, la “alternativa” de tener que deglutirse un palco con Daer o Kicillof ha dejado al FITU y al propio Encuentro “Memoria Verdad y Justicia” en terapia intensiva. El PTS ha planteado, en la última reunión, la peregrina tentativa de contraponer a los K una marcha “sin palco” ni figuras. El planteo ha enfurecido al MST e IS, a sabiendas de que la propuesta será rechazada. En cuanto al aparato del PO, viene ensayando un método sibilino de aceptar el frente político con los K: “reivindicar” una “marcha independiente", pero aclarando que se subordinarán a la opinión mayoritaria del Encuentro, que quiere encuadrarse en el acto K.
En todas estas reuniones, Política Obrera ha defendido la necesidad de una columna independiente, con consignas y programas, claramente delimitados de la vergonzosa tentativa de colaboración de clases con el kirchnerismo, por parte del FITU.
Difundiremos nuestro programa y consignas entre todas las columnas de la marcha. Es necesario potenciar la acción de la Marcha Antifascista del 1F y el combate de jubilados y de los sectores obreros y populares que se suman. La ocupación de las calles y la concreción de una movilización masiva no obliga a ninguno de sus participantes a soslayar o escamotear un balance de las responsabilidades políticas del golpe, que señalan a Perón e Isabel Perón, los agentes políticos de la Triple A. Tampoco la responsabilidad de los gobiernos posteriores. La columna de Política Obrera defenderá esas banderas históricas el próximo 24 y convocamos a todos los luchadores y activistas a engrosarla. La derrota real y efectiva del gobierno liberticida exige luchar por una dirección obrera y socialista de las masas explotadas.
Organicemos agrupamientos de activistas en todas las empresas; desarrollemos comité autoconvocados; preparemos una huelga general.
Un 24 de marzo multitudinario y despolitizado Faltaron las consignas para derrotar a Milei por medio de luchas masivas. Por Jacyn, 24/03/2024.