Escribe Jacyn
Faltaron las consignas para derrotar a Milei por medio de luchas masivas.
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Como lo anticipó dos semanas atrás, en ocasión del Dia Internacional de la Mujer Trabajadora, la movilización popular de este 24 de Marzo fue masiva. Se manifestó una presencia multitudinaria no encuadrada; de otro lado, el aparato del justicialismo bonaerense puso todo para dominar la jornada.
En el acto encabezado por las organizaciones kirchneristas, alternaron Estela de Carlotto, Taty Almeida, Adolfo Pérez Esquivel y Nora Cortiñas. Participó Axel Kicillof, devenido vocero político del pejotismo. Pocos días antes del 24, sin embargo, Kicillof había suscripto un “comunicado oficial de los gobernadores de las provincias de la República Argentina” -incluido el Macri porteño- para expresar su “acompañamiento” a los gobiernos de Milei y Pullaro en sus “acciones destinadas a fortalecer tanto la operatividad de las fuerzas de seguridad como la persecusión penal del narcotráfico y el terrrorismo”. De modo que en las vísperas de la jornada de hoy, el kirchnerismo había borrado la línea divisoria con la patota ‘libertaria’ en cuanto a la militarización de la seguridad interior; para Kicillof no fue más que revitalizar la ley antiterrorista suscripta por CFK en 2009.
Los organizadores del acto K destacaron también la presencia de la CGT, por primera vez en 40 años. “Una inyección de vida”, exageró una dirigente de los organismos de derechos humanos de ese espacio. La burocracia aportó un surtido de sellos sindicales y una módica movilización de sus aparatos. Su presencia en la Plaza constituyó un operativo político de encubrimiento. La CGT se encuentra abocada a explorar un acuerdo con el gobierno. Ha repetido en todos los escenarios posibles su disposición a consensuar una reforma laboral. Para facilitar las gestiones, viene suscribiendo a repetición paritarias a la baja y dejando correr una dramática oleada de despidos, propiciada por la política oficial como instrumento de disciplinamiento de la clase obrera.
El documento que leyeron en el palco glorifica a la burguesía industrial, a la que ubica como víctima del golpe del 76. Allí se dice que “el sector financiero y agroexportador, junto con las Fuerzas Armadas y de Seguridad, con el respaldo de la Iglesia, la corporación judicial y el aparato mediático, fueron sus responsables, no sólo de ejecutar el plan represivo, sino también de la destrucción de la industria, del Estado de bienestar y la entrega de soberanía”. En realidad los “capitanes de la industria” fueron grandes instigadores del golpe. Olvidan la famosa sentencia de Balbín -“acabar con la guerrilla fabril”- y la complicidad de las grandes patronales con el asesinato sistemático de activistas y delegados combativos a manos de la Triple A primero y de los militares después. En contraste con los gobiernos ´neoliberales´, el texto glorifica al “modelo nacional y popular de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner de ampliación de derechos que, sin embargo, no pudo consolidarse de manera sostenida”. Está conclusión convierte al documento en una patraña.
Pocas horas antes de que comenzara la movilización, el gobierno difundió un cortometraje, financiado con fondos públicos. Logró el propósito de instalar la discusión sobre el número de desaparecidos. Detrás de la pantalla de la “memoria completa”, la banda lúmpen-libertaria viene organizando un dispositivo represivo brutal contra el derecho a la protesta y el derecho a huelga y se apresta a introducir a las Fuerzas Armadas en una difusa “lucha contra el terrorismo”.
El kirchnerismo logró un protagonismo excluyente en Plaza de Mayo por la defección de la izquierda, a la que envolvió hace un mes en un operativo unitario para neutralizarla. Logró, con el acompañamiento del FITU, inmovilzar al Encuentro Memoria Verdad y Justicia. El copamiento del kirchnerismo despolitizó una jornada multitudinaria, donde estuvieron ausentes las consignas para derrotar la política de hambre y represion del gobierno y preparar su caída. La movilización del EMVyJ fue notoriamente menor a la de años anteriores. Se hizo sentir, además, el reflujo de los llamados “movimientos sociales” que componen mayoritariamente las columnas de algunas organizaciones.
La movilización del 24 de marzo, como la del 8 y numerosas luchas parciales o locales, son anticipos de un giro político que debe todavía madurar para conquistar un carácter político autónomo e independiente. El kirchnerismo y sus secuaces de izquierda despolitizaron una jornada en la que la multitud esperaba consignas de combate contra el gobierno de la peor reacción política y patronal.