Los gobiernos patronales derrapan en el mundo entero

La guerra ‘comercial’ se ha convertido en una crisis financiera internacional imparable. Nota de Tapa de Política Obrera impresa N° 117

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La guerra de tarifas desatada por Trump y las represalias anunciadas por China son mucho más que un conflicto comercial.

Es la declaración final de una guerra internacional, anticipada por los choques y masacres en Ucrania y en Palestina y Medio Oriente.

Pero esta declaración de guerra ha derivado en una crisis financiera monumental en Estados Unidos y en los principales mercados internacionales. A la pérdida de valor de las acciones en la Bolsa de Nueva York por casi 6 billones de dólares, le ha seguido una crisis en la deuda pública, de 25 billones de dólares en valor de mercado, que se ha derrumbado el martes 8 y el miércoles 9.

El ámbito de refugio del capital internacional, los bonos norteamericanos, se ha transformado en un descampado.

Esto acarrea consecuencias imprevisibles para el dólar y para la continuidad en el gobierno de Donald Trump. Un millón de trabajadores y jóvenes norteamericanos han salido a protestar contra este asesino de derechos sociales en 40 ciudades de Estados Unidos.

En Argentina, por este lado, la desvalorización de la deuda pública ha llevado el riesgo-país a casi 1000 puntos y a un costo de intereses del 16 % anual.

Como ha ocurrido en anteriores circunstancias, el préstamo del FMI es el último peldaño antes del defol. Los 20.000 millones de dólares que consiguió Caputo se disipan en el pago de deuda anterior al FMI y lo que queda no alcanza para detener la fuga de capitales.

La salida capitalista a la crisis es otra devaluación del peso y mayor miseria social.

La salida para los trabajadores no pasa por los paros ocasionales, parciales y aislados que programa cada tanto la CGT.

Es necesario preparar una huelga general, como lo reclama todo el mundo en cada manifestación popular.

Las elecciones de este año son el campo minado de una lucha entre partidos patronales a los cuales la crisis los ha dividido por cuatro, sin atenuantes. Pondrán al desnudo la incapacidad para gobernar de cada uno de ellos y agudizarán el impasse del conjunto del régimen político.

La preparación de la huelga general debe ir acompañada por la construcción y el desarrollo de un partido revolucionario de la clase obrera.

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