Ecuador: Noboa se impone en un balotaje militarizado

Escribe Joaquín Antúnez

González denuncia fraude, pero sin convocar a movilizarse.

Ecuador: Noboa se impone en un balotaje militarizado

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La segunda vuelta electoral para la presidencia de Ecuador despertó las sospechas largamente anunciadas de un fraude electoral por parte del gobierno de Daniel Noboa. Todas las encuestas, incluidas dos bocas de urna “oficiales” el día de la votación, otorgaban una ínfima diferencia para cualquiera de los dos candidatos en pugna -Noboa, actual presidente, y Luisa González de Revolución Ciudadana, la formación del expresidente Rafael Correa-. Contrario a todo esto, la Comisión Nacional Electoral (CNE) anunció a las 23 horas del domingo -solo 4 horas después de cerradas las urnas- que la tendencia era irreversible en favor de Noboa, quien con el 97 % de las actas escrutadas se ubica en un 55,65 % de los votos frente a un 44,35 % de la candidata del correísmo.

El fraude electoral orquestado por Noboa se retrotrae a la primera vuelta, cuando sin fundamentos denunció alteraciones en diversas provincias que se habían volcado en favor de González por una mayor diferencia de lo que sus conteos previos habían calculado. La diferencia inexistente entre ambos de 17.000 votos había hecho suponer un ajustado resultado en esta segunda vuelta. El único candidato con un porcentaje considerable (5 %), Leonidas Iza del movimiento indígena Pachakutik, había convocado a votar por González. La diferencia final ofrece una distancia superior al millón de votos y 10 puntos porcentuales, algo que no estaba previsto en ningún relevamiento previo o encuesta de opinión. La presidenta del CNE, Diana Atamaint, colaboró en el afán de sostener el resultado al asegurar: “Los resultados son fieles a la intención de los votantes” (La Nación, 14/04).

Durante la campaña, Noboa esgrimía intentos de fraude contra él y buscaba asociar a la candidata del correísmo con las bandas narcos que operan en diversas provincias costeras del país. Esto llevó a prohibir el uso de celulares en los centros de votación, asegurando que los narcos exigían fotos de las boletas a los vecinos amenazados. Esta medida fue acompañada por la declaración de “estado de excepción” a siete provincias. En todas esas provincias se había impuesto González en la primera vuelta, por una buena diferencia a su favor. En la segunda vuelta, de manera misteriosa, Noboa se ha impuesto en Guayas, Orellana y El Oro. En las otras cuatro provincias quedó a tiro, no bajando del 40 % en ninguna de ellas. En un artículo de la revista Nueva Sociedad, se recupera el informe preliminar de la Organización de Estados Americanos (OEA) que señala como una gran irregularidad que las Fuerzas Armadas fotografíen las actas, siendo un exceso en sus funciones que solo incluyen la custodia de las mismas. El autor del artículo incluye la preocupación esgrimida por la misión de la Unión Europea (UE) sobre la transparencia de los comicios.

La militarización de las elecciones por parte de Noboa se hace bajo el manto de la lucha contra los narcos. El día previo a la veda electoral, el presidente anunció que incrementará en 72 millones de dólares el presupuesto de la policía y las fuerzas armadas, que son quienes realmente controlan el territorio. La policía se ha convertido en una fuerza auxiliar, mientras los índices de asesinatos callejeros alcanzan el promedio aterrador de un muerto por hora.

Noboa ha enviado un proyecto de ley para reformar la Constitución y permitir que existan bases militares extranjeras en el territorio del país: este gesto está en función de su relación con Trump para recolonizar América Latina. Trump no ha escondido sus intenciones de utilizar fuerza letal contra las bandas narco, a las cuales ha incluido en la lista de “terroristas”. Es lo que se debate al día de hoy para una intervención de la CIA sobre México. La instalación en Ecuador de bases militares ampliaría la frontera estadounidense hasta Perú y Colombia.

El libreto de Noboa sigue lo realizado por Bukele en Nicaragua y la pretensión de Milei-Bullrich para imponer un Estado policial en la Argentina. Los principales medios no han tomado el dato más interesante de la elección. una consulta popular para eliminar derechos laborales, incluidos los fueros sindicales, fue derrotada ampliamente. “La verdadera fiesta democrática”, que auspició la presidenta del CNE ecuatoriano, por la participación superior al 80 %, busca esconder que la confrontación política desatada -un programa trumpista y otro “woke”- adquiere las formas de una guerra civil en las condiciones actuales del país.

González y su mentor Rafael Correa son plenamente conscientes de este escenario. Es lo que ha decidido a la candidata a rechazar una convocatoria a movilizarse masivamente para desconocer los resultados. En su lugar, ha optado por la defensa de las instituciones, “un recuento y apertura de urnas”. Sin embargo, estas instituciones se han complotado para asegurar la victoria de Noboa. Lo curioso del caso es que el presidente ultraderechista ha utilizado los métodos del chavismo, al cual denuncia como una dictadura.

El gobierno no cuenta con una mayoría propia en la Asamblea Legislativa. Las reformas constitucionales serán introducidas por plebiscito. Noboa cuenta con la diputada más votada, la madre del propio Noboa, que por ley tiene derecho a la presidencia del Congreso. Además, Pachakutik se encuentra fragmentado en diversas camarillas regionales, por lo que se descuenta la compra de diputados y cabecillas. De todas maneras, la situación financiera del país es explosiva, el temor a un default recorre casi cotidianamente la bolsa de Guayaquil y Quito.

La situación social y política de Ecuador es un hervidero. La élite agroexportadora y bursátil ha hecho el negocio de su vida con el sostenimiento de la dolarización y la destrucción de casi todos los derechos laborales, beneficios otorgados por el correísmo. Ahora, está dispuesto a desarrollar una guerra de supervivencia contra una población arrojada a la miseria social más aberrante. Las rebeliones populares de los últimos años han mandado al fracaso a todos los gobiernos sucesores del correísmo. El resultado electoral traerá nuevas crisis, cuando la burguesía busca una salida.

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