La inflación de marzo y un plan confiscatorio descomunal

Escribe Aldana González

¡A luchar por el salario!

La inflación de marzo y un plan confiscatorio descomunal

Tiempo de lectura: 4 minutos

El dato de inflación de marzo anunciada este viernes por el INDEC quedó opacada por los anuncios del Gobierno sobre el supuesto “levantamiento del cepo” que conlleva a una devaluación implícita, pero el dato es igualmente alarmante por que el 3,7 % de inflación implica una tendencia ascendente, en un mes en que no hubo tarifazos.

El alza de precios fue del 8,6 % en el primer trimestre, mientras que la medición interanual alcanzó el 55,9 %.

Como uno de los rubros que más subió fue el de alimentos, la inflación de la canasta de indigencia fue aún peor, casi un 6 %, y la de pobreza, que incluye también servicios, fue de un 4 %.

Así, la canasta de indigencia para una familia constituida por una pareja con dos hijos alcanza los 500.000 pesos y la de pobreza ya supera el millón cien.

Los liberticidas se excusan en las subas estacionales, pero la inflación núcleo -que deja fuera del conteo a estos bienes y servicios que fluctúan por decisiones del gobierno o por cambios climáticos- aumenta mes a mes.

La inflación de marzo fue mayor que la de febrero y se esperan números más altos también para abril y mayo. Desde agosto del 2024 que la inflación no era tan alta.

Los aumentos se deben en parte a la anticipación que los capitalistas hicieron de la devaluación pregonada por el FMI y numerosos voceros del capital, y se dieron al mismo tiempo que el Gobierno quemaba las reservas para frenar la subida del dólar en los mercados paralelos.

Paritarias

Mientras que la inflación retoma el ritmo del galope de los últimos meses de Massa, las paritarias sufren el tope mensual que impuso la Secretaría de Trabajo con el beneplácito de la burocracia sindical.

De los 23 gremios que firmaron paritarias con el Gobierno, 15 fueron homologadas por debajo del nivel de precios proyectado para el primer trimestre del año.

La mitad de los sindicatos pactaron ajustes mensuales por debajo del 2 %. Por ejemplo, Camioneros firmó un acuerdo trimestral de 3,2 % en cuotas, no acumulativo, de 1,2 % en marzo, 1 % en abril y 1 % en mayo, y UPCN acaba de acordar un 1,3 % para cada mes del primer trimestre.

El futuro se ve más caro

La “libre fluctuación entre bandas" del precio del dólar implica una devaluación del 20 % que impactará en los precios. Las tarifas, los combustibles, los alquileres y numerosos bienes importados están atados al dólar mientras que el Gobierno admite ahora que habrá una emisión de pesos.

Los objetivos del FMI

El FMI se cuidó de limitar un poco la fuga de capitales al mantener el cepo a los stocks, es decir, a las ganancias acumuladas para los cuales se emitirán nuevos bopreales. De no haberlo hecho el escenario sería peor que el de 2018. De todas maneras, permite llevarse los dividendos en dólares de acá para delante, lo cual abre la puerta para falsas liquidaciones y toda clase de trapisondas que los capitalistas ya hicieron en el pasado.

La circular del Banco Central que se conoció el sábado y que limita la venta de dólares en efectivo a 100 mensuales -la compra que no tiene límites para personas físicas sería la de un dólar virtual o bancario– puso en circulación el hashtag “corralito”. Esto no queda claro porque aparentemente sí debería haber efectivo para los depósitos en dólares existentes. Si hay un límite para disponer del efectivo, estarían dando lugar a otro tipo de confiscación que también ya conocimos.

En cuanto a los exportadores, el límite máximo del dólar en 1400, apenas 100 pesos por encima del dólar blend -que es el que usaban los sojeros- parece muy poco para el reclamo agrario que, debido al aumento de los insumos importados y a la baja del precio de los granos, se queja de estar trabajando casi al costo.

Por lo tanto, la exigencia devaluatoria del FMI no tiene en mira tanto el beneficio capitalista general como el objetivo meramente confiscatorio de seguir carcomiendo los ingresos de jubilados y trabajadores para garantizar el pago de la deuda externa.

Esto también debilita la confianza de los bonistas sobre el Gobierno, porque al sumar protagonismo el FMI como principal acreedor, su lugar de garante para los bonistas pasa a ocupar un segundo lugar.

Entre los objetivos del FMI, por un lado, está este operativo internacional y desmenuzado por salvar al gobierno de Milei, que no solo implica un desembolso descomunal del FMI, sino que también hay miles de millones de dólares provenientes del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, lo cual implica una malversación de fondos expuesta, ya que esos organismos destinan las partidas para obras u asistencias de desarrollo concretas, no para pagar intereses de deuda. En total suman 42.000 millones de dólares. Según información dada por el Gobierno hay otros miles de millones de dólares más que provendrán de acuerdos con bancos privados y bilaterales con otros gobiernos, incluido Estados Unidos.

Pero, por otro lado, la devaluación -que se suma a la pérdida del poder adquisitivo que los trabajadores venimos padeciendo en los últimos años, pero que ha acelerado desde Milei- implica una nueva confiscación que es inmensa por todo lo acumulado, junto con las reformas estructurales en jubilaciones y derecho laboral que están en el pliego del acuerdo.

En abril se negocian el 60 % de las paritarias. La lucha por el salario está a la orden del día y es lo que puede empujar al fracaso este acuerdo con el FMI, si sigue la senda que están trazando los jubilados.

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