Primero de Mayo: abajo las guerras imperialistas

El enemigo se encuentra en nuestros propios países. Nota de tapa de Política Obrera N° 118 edición impresa.

Primero de Mayo: abajo las guerras imperialistas

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Este Primero de Mayo los trabajadores de todo el mundo nos encontramos ante un agravamiento de la guerra imperialista, ante ajustes brutales mayores, ante una sistemática destrucción del clima y del medio ambiente y ante una tendencia a la instauración de gobiernos por decreto y estados policiales. Todas estas manifestaciones de barbarie capitalista están presentes en nuestro propio país.

En el año que pasó, 50.000 palestinos de Gaza fueron asesinados, a cielo abierto, por el Estado sionista, financiado y armado por las potencias de la OTAN. La perpetración de este genocidio coloca a los trabajadores frente a una “Crisis de la Humanidad”. El golpe que asesta contra los trabajadores y la clase obrera de todo el mundo refuerza el poder de sometimiento del capital internacional y sus Estados, y prepara guerras de mayor amplitud. El Estado sionista ha ocupado una gran parte de Líbano y Siria, abriendo el camino de una guerra con Turquía, que abrazaría a todo el Medio Oriente y el Cáucaso Sur. Está listo para desencadenar una guerra atómica contra Irán. La “limpieza étnica” en Gaza y Cisjordania progresa por medio de “pogroms” de ‘última generación’ contra el pueblo palestino. El involucramiento de Israel en una guerra mundial ha creado un escenario de guerra civil dentro del aparato de Seguridad y las Fuerzas Armadas del mismo Estado sionista.

Desde nuestro partido, Política Obrera, reclamamos el retiro del ejército sionista de Gaza y Cisjordania; el juzgamiento y condena de los acusados por los crímenes de guerra del Estado sionista; el fin de los regímenes políticos identitarios y confesionales, por una República laica y democrática en toda Palestina, que satisfaga el derecho al retorno de los habitantes expulsados y expropiados.

En los últimos días se ha reforzado la posibilidad de un acuerdo entre Trump y Putin para descuartizar el territorio de Ucrania y someter al país a una explotación colonial. El éxito de esta operación sería otro golpe estratégico contra el proletariado mundial, porque erigiría un muro blindado contra la unidad de la clase obrera de los dos países.

Desde nuestro partido, Política Obrera, llamamos a reclamar un referendo, tanto en Ucrania como en Rusia, con libertades políticas completas, para decidir sobre la unidad e independencia de Ucrania, en un caso, y sobre la guerra de opresión de la oligarquía de Rusia, en el otro.

El brutal ataque arancelario desatado entre Estados Unidos y las potencias rivales, en especial China, ha superado las fronteras de la guerra comercial. Se trata de un verdadero bloqueo contra numerosos países, el paso previo a una guerra sin adjetivos. Es la respuesta que ofrecen las grandes potencias a la quiebra de los cimientos mismos del capitalismo: deudas públicas monstruosas e impagables; derrumbe del patrón monetario internacional. Esa respuesta es acompañada por la instalación de un estado de excepción y policial en Estados Unidos, que ya se encuentra presente en varios otros países, como China y Rusia.

El desarrollo de esta guerra mundial ha generado manifestaciones masivas en numerosos países. Pero con claras contradicciones: quienes advierten la guerra de exterminio que se desarrolla en Palestina, atribuyen a la misma OTAN un propósito democrático en su guerra contra Rusia. Un amplio sector que se autodenomina de izquierda apoya esta guerra y vota en los parlamentos, como ocurre en Alemania y la mayor parte de la Unión Europea, su financiamiento. Esta orientación corrompidamente oportunista constituye una traición a la clase obrera de todo el mundo. La burocracia sindical de todo el planeta y la CGT argentina en especial han decidido mirar hacia otro lado, e incluso apoyarla directamente.

En Argentina tenemos a uno de los gobiernos más comprometidos en la defensa de la guerra imperialista. Ha desarrollado un sistema de represión que no niega su semejanza con la dictadura militar. Este compromiso con la guerra imperialista se manifiesta en el sometimiento al FMI y en el pago de la deuda financiera usuraria, que alimenta la caja de guerra de las grandes potencias, como lo haría un voto directo en el Parlamento. A esta orientación responde el apoyo a la base militar británica y de la OTAN en que se han convertido las Islas Malvinas, la compra de aviación militar de segunda mano a Estados Unidos y la militarización del Norte argentino. Para ‘compensar’ la creciente dependencia comercial, industrial y financiera de Argentina con China, Milei está dispuesto a conceder bases militares a Estados Unidos y la OTAN.

Para acabar con la guerra imperialista mundial es necesario acabar con el régimen que engendra esa guerra: la dominación capitalista, por otra parte en plena descomposición. La guerra une todos los hilos del ataque feroz contra los explotados: los ‘ajustes’, la precariedad laboral, el desempleo, la falta de vivienda, salud y educación. Todos los recursos del capital van a la lubricación de los mecanismos de la guerra. Sin un combate contra la guerra y el imperialismo no se puede combatir la miseria social que no cesa de crecer.

La consigna de la hora es: Abajo la Guerra Imperialista; Abajo el Imperialismo. Al enemigo lo tenemos en nuestros propios países.

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