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Las asambleas convocadas el pasado martes por el centro de estudiantes del Instituto Superior de Formación Docente “Joaquín V. González” reunieron a más de 150 personas entre estudiantes y docentes. También hubo reuniones interclaustros en distintos departamentos y reuniones de Junta de carrera. Estas expresaron varios debates en curso que se desarrollan en la institución; en el caso de la Junta de Historia se resolvió abstenerse de implementar la virtualidad, pero en otros departamentos se llegó a proponer una cursada 100 % virtual. Un caso testigo es el Instituto Superior N°8 que incorporó la modalidad virtual progresivamente hasta su cierre. La lucha contra la UniCABA sigue abierta; el propósito del Gobierno de la Ciudad era establecerla, y cerrar los profesorados de formación docente. La tentativa quedó a medio camino, pero el objetivo estratégico es el mismo.
La cuestión principal de la virtualidad está atravesada por la crisis social y económica que ha provocado una baja en la matrícula de inscriptos, y un aumento de la deserción estudiantil respecto a años anteriores. Este problema para sostener la cursada, que sufren los estudiantes trabajadores y provenientes de familias trabajadoras, está siendo presentado por parte del Rectorado como el principal argumento para promover un porcentaje (30 %) de la cursada de forma virtual. Lo que se alega es que, de esta forma, los estudiantes tendrían menores gastos de viáticos, ya que cursarían una semana menos por cada mes. Pero lo que aparenta ser un paliativo no es más que un autogolpe a la organización estudiantil y docente en el propio profesorado. Es más, ni siquiera garantiza un aumento de la matrícula o una baja de la deserción estudiantil; es un experimento improvisado que atenta contra la cursada de los estudiantes y contra las condiciones de trabajo de los docentes.
Por otro lado, se plantea que, a partir de la resolución 476/24 del Consejo Federal de Educación, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires “va a bajar” un proyecto de forma inminente en el que se aplicaría hasta un 50 % de virtualidad en las carreras e intentarían llevar adelante una reducción de las mismas a la duración de cuatro años. Esto implicaría una devaluación de los contenidos de las carreras y seguramente también la pérdida del carácter nacional y superior del título, como así también despidos en el plantel docente. Ante esta potencial amenaza, la reacción de las autoridades del Instituto fue promover “un proyecto propio” de cursada híbrida con el fin de “adelantarse” a las maniobras del Gobierno de Jorge Macri. En vez de fomentar la organización de estudiantes y docentes para enfrentar un peligro inminente a través de la lucha, con este “proyecto borrador”, el Rectorado busca negociar con el Gobierno “neoliberal” de la Ciudad de Buenos Aires. Acudir a la rosca entre cuatro paredes, y no a la movilización del conjunto del profesorado para rechazar esta tentativa privatista, demuestra que las autoridades depositan más expectativas en el gobierno del PRO que en “la comunidad educativa”. Este camino, que en las asambleas fue defendido por La Caravana-Patria Grande (agrupación kirchnerista), es garantía de derrota.
Por el contrario, la amplia participación estudiantil y docente en las asambleas rechazó por mayoría la imposición de la virtualidad. También fueron aprobadas mociones, presentadas por la conducción del centro de estudiantes (FITU-29 de Mayo-NMAS), para que se trate el punto en el Consejo Directivo (máximo organismo de la institución), y para que se convoque desde ahí a jornadas institucionales de debate y a un plebiscito. Por nuestra parte, recogiendo las inquietudes de distintos estudiantes independientes en torno a la acción directa, planteamos la realización de jornadas de clases públicas en la calle para la semana entrante, lo que también fue aprobado. A pesar de ser una asamblea masiva, la conducción del centro de estudiantes acaparó la palabra en intervenciones redundantes, rutinarias y autorreferenciales. De esta forma se desalienta la participación estudiantil, el debate genuino, y las asambleas se hacen interminables, quedando menos estudiantes a la hora de votar las mociones.
Por último, y no menos importante, en el día de ayer se difundió, no oficialmente por el Rectorado, un cronograma que llegó a docentes y luego a estudiantes, en el que se especifican las semanas de aplicación de la virtualidad a partir del mes de mayo en todas las carreras del profesorado. Vale remarcar que dicho cronograma “cocinado”, no fue tratado ni votado en el Consejo Directivo, ni tampoco en las Juntas de Carrera, de manera que carece de toda legitimidad institucional. El Rectorado debe dar explicaciones al respecto.
Por todos estos motivos, organicemos asambleas por carreras, movilicémonos al Rectorado y preparemos para la próxima semana grandes jornadas de clases públicas cortando la calle Ayacucho. La respuesta a la carestía y a la deserción estudiantil debe ser el reclamo de becas integrales que garanticen la cursada, incluido el boleto educativo que fue votado en la Legislatura porteña el año pasado, y que Macri se está negando a garantizar.
Joaquín V. González: la virtualidad, un caballo de Troya Por Nahuel BA, 14/04/2025.