Los desafíos del movimiento estudiantil de la UNA

Escribe Juan Manuel C.

Tiempo de lectura: 3 minutos

En los últimos días sesionaron -de manera virtual- el Consejo Superior y los Consejos Departamentales de las distintas unidades académicas de la Universidad Nacional de las Artes (ex – IUNA), por primera vez desde el comienzo de la cuarentena.

El informe de la rectora Torlucci buscó ocultar la crisis educativa que existe en la UNA: celebró la creación de 18 mil usuarios en la plataforma educativa (“EVA”), pero ¿cuántos de ellos están efectivamente cursando? Lo cierto es que la mayoría de las materias no se pueden dictar a distancia. Algunos relevamientos estudiantiles indican que una mayoría no pudo inscribirse o cursa sólo una materia.

Esto revela la necesidad de discutir un plan de urgencia para combatir la deserción (más presupuesto, contrataciones docentes, mayor oferta académica), como así también para amortiguar la carga de tareas de docentes y no docentes, concretar las designaciones pendientes de interinos y ad-honorem, entre otros. Sin embargo, los consejeros negaron tratar todos estos problemas fundamentales; en cambio, sí votaron ¡aumentar los aranceles de los posgrados y extensión!

Un régimen que se autoperpetúa

La preocupación central de las autoridades fue tratar un proyecto para prorrogar sus propios mandatos durante la cuarentena, tanto para la rectora y decanos como para los consejeros de claustro. Según ellos, así se mantendría la legalidad del gobierno universitario, ya que no habría elecciones de consejeros este cuatrimestre. Pero el estatuto de la UNA no habilita la “autoextensión” de mandatos, ni tampoco a elegir rector por fuera de la asamblea universitaria.

El motivo fundamental de este proyecto de prórroga era refrendar políticamente a sus gestiones, una suerte de campaña a las próximas elecciones de decanos y rector. Es también una re-afirmación del régimen universitario anti-democrático vigente, duramente cuestionado por una parte de la comunidad universitaria ante los atropellos y desidia vistos durante la cuarentena.

Desde el centro de Visuales y nuestras consejeras de Caleidoscopio (UJS Tendencia e Independientes) colocamos las problemáticas centrales en el consejo departamental y votamos en contra de dicho proyecto, aclarando que no íbamos a dar un apoyo político a las autoridades ni tampoco al régimen anti-democrático que las sostiene. Fuimos los únicos en votar en contra.

El movimiento estudiantil

A raíz de la “carta abierta” que publicamos del centro de Visuales, todos los centros de estudiantes de la UNA nos hemos reunido para discutir acciones conjuntas, por primera vez, luego de cuatro años. En los dos encuentros desarrollados hasta ahora, se expresaron los reclamos y comunicados comunes, pero también nos encontramos frente a un debate.

El kirchnerismo (conducción de Crítica de Artes) en tándem con la UJS oficialista (en la conducción de Movimiento) insistieron en que los centros exijamos la sesión regular de los consejos. Una vez convocadas las sesiones, el kirchnerismo retiró su firma porque “los reclamos ya fueron atendidos” y la UJS (O), a su vez, convalidó el mandato de las autoridades (dos veces y en dos sesiones distintas), con una grotesca defensa “para que se respeten los espacios de consejo”.

Las otras conducciones (Dramáticas, Audiovisuales, Folklore y Formación Docente) también votaron a favor de la prórroga de los mandatos, si bien habían coincidido con nosotros en acentuar el carácter sindical de nuestra reunión de centros y no colocarla a la rastra de los consejos. Algunos de ellos han mencionado, conscientemente, la contradicción que implica votar una “autoextensión” de un mandato.

Pongamos en pie al movimiento estudiantil

Por nuestra parte planteamos a la reunión impulsar medidas de acción (juntada de firmas, acciones virtuales y tuitazos) que movilicen a los estudiantes de la UNA como presión para que se atiendan nuestros reclamos. Advertimos varias veces en contra de alimentar expectativas en los consejos, donde las autoridades se valen de su composición anti-democrática para hacer valer sus intereses de minoría. Bajo esta perspectiva, seguiremos participando y promoviendo las reuniones de centros.

Las próximas tareas que tenemos por delante: censo de la situación real del estudiantado de la UNA, becas universitarias, equipos y conexión a internet para todas las plataformas, aumento de presupuesto para más contrataciones y ampliar la oferta horaria, creación de cursos intensivos y empadronamiento de los estudiantes sin cursar para tomar medidas de contención.

Con estos objetivos, hagamos crecer la organización de los estudiantes en la UNA.

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