Aumentan los casos de Covid-19 en las villas

Escribe Ana Belinco

Se retrae la apertura de la cuarentena en la Ciudad.

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Tras los anuncios del sábado pasado junto a Alberto Fernández, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, inició una fase de retroceso en la apertura de la cuarentena que había iniciado el 12 de mayo. Larreta ordenó el cierre de aproximadamente 10 mil comercios y un mayor control del uso del transporte público a partir del viernes que viene.

Los anuncios

El ministro de Salud de la CABA, Fernán Quirós, declaró que los contagios en el distrito irán en ascenso y que pasarán unas seis semanas desde la etapa más crítica hasta que haya una merma.

El funcionario larretista sostiene, en deliberado contrapunto con la política desplegada por Kicillof y Berni en Provincia de Buenos Aires, que, en las villas y asentamientos de la Ciudad, donde se han disparado los casos de manera alarmante en los últimos días, no se va a recurrir a cercos militares. “Es más eficaz ir a la búsqueda de potenciales casos, para identificarlos y distanciarlos de su familia”, afirmó.

Parte de las medidas serán convertir el predio de Costa Salguero en sector de alojamiento para los casos leves de Covid-19 que se produzcan entre personas en situación de calle. El emplazamiento se compondrá de cinco sectores (dos para mujeres y tres para hombres) con capacidad para 798 personas, a cargo de un equipo de 285 asistentes y profesionales de diferentes áreas. Un número de plazas totalmente insuficiente para hacer frente a la afluencia de casos que se espera. También se destinarán hoteles de la zona de Once y Constitución para el aislamiento de las personas detectadas en las villas.

Estas medidas llegan tarde y mal, más teniendo en cuenta que diferentes organizaciones vecinales, de derechos humanos y políticas venían denunciando la falta de testeos masivos y asistencia alimentaria, lo que convertía el riesgo potencial en contagio seguros. No responde a una fatalidad natural esta explosión de casos sino a una política pública de dejar como último orejón del tarro a los asentamientos cruzados por el hacinamiento, la pobreza, el hambre y la falta de agua.

Todos los gobiernos dejaron que esta situación siguiera el rumbo inexorable del contagio masivo. Sabían que había que atender las villas, los geriátricos y las cárceles y, sin embargo, lo dejaron correr. Las villas 31 y 1-11-14 pasaron días sin agua. Se otorgó un subsidio de $10.000 para 68 días de cuarentena que sólo llegó a algunos. Nadie puede vivir con esa miseria de asignación.

Tras iniciar el Plan Detectar de manera tardía en la Villa 1-11-14, hay familias que denuncian haber estado más de 24 horas dando vueltas, en un raid iniciado en el Club San Lorenzo, luego haber sido alojadas en una unidad de aislamiento (que no es una sala en regla) del Hospital Piñeiro o Durand para esperar el testeo y ser trasladada a un hotel para realizar cuarentena de dos semanas. Relatan haber pasado frío y hambre en todo este proceso sumado a la angustia y al miedo producto de la enfermedad y de la preocupación de abandonar sus casas ante posibles ocupaciones durante su confinamiento.

También hay casos de familias que son testeadas parcialmente (sólo casos sintomáticos): mientras internan a unos en algún hotel, a los demás los dejan esperando hasta testearlos. El resultado, en la mayoría de los casos, es más que previsible: toda la familia tiene el virus y encima son separados, quedando alojados en diferentes establecimientos hoteleros. Muchas familias sostienen que la atención en estos hoteles lejos está de ser adecuada y quedan lejos de los barrios por lo cual hace imposible a los familiares acercarse para entregarles suministros.

Larreta tiene un "no protocolo" para Covid-19 en la CABA que va a la rastra de los acontecimientos mientras las villas y los geriátricos de su distrito explotan de nuevos casos.

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