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Los contagios en la Villa Azul superan el centenar de personas. La respuesta del gobierno fue cercarlos con la policía cual campo de concentración. No se hicieron los testeos necesarios ni se provee de los elementos y alimentos para la supervivencia de los vecinos. La situación es caótica.
Las donaciones solidarias de muchas personas no tardaron en llegar en las inmediaciones del lugar, así como también la insistencia de varios grupos de voluntarios para acudir a colaborar, sobre todo de las universidades cercanas, la UNQ -que opera como centro de atención sanitario- y la UNAJ, que cuenta con el instituto de salud ligado al Hospital de alta complejidad El Cruce.
La Universidad Nacional Arturo Jauretche concentra un gran número de estudiantes ligados a carrera de medicina - 53 % del total. Este viernes, algunos de ellos participaron en hisopados a los vecinos de Villa Azul.
De esto se tratan los voluntariados que Kicillof presentó en conferencia de prensa hace unos días. Estos voluntarios realizan la actividad de cualquiera profesional con experiencia.
La solidaridad de clase no debe desembocar en precarización laboral hacia la juventud universitaria con intenciones de colaborar en la pandemia.
Las capacitaciones tienen que ser parte de las prácticas profesionales y deben recibir una remuneración por parte del Estado, además de EPP, seguridad al viajar y obra social.
Los voluntarios debemos levantar un programa propio, junto a comités barriales independientes, para controlar los recursos de salud, alimento e higiene, así como la capacidad de llevar la cuarentena adelante en defensa de la vida.