ENTRÁ, el festival en defensa del Instituto Nacional del Teatro

Escribe Ceferino Cruz

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Del 3 al 9 de julio se realizó a lo largo y ancho del país el Festival ENTRÁ: Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa, que exige a través de una acción concreta y masiva, artística y política, la derogación del Decreto 345/2025, que le quita la autarquía y la Dirección federal al Instituto Nacional del Teatro (INT). El decreto fue anunciado el 22 de mayo, junto con el que apunta a instituciones que nuclean y promocionan a entidades culturales, de estudio e investigación histórica, bibliotecas y museos, y el que ataca el derecho a huelga.

El Encuentro Nacional, sostenido por actores, directores, técnicos y dramaturgos de todo el país se realizó en salas de teatro y espacios culturales de –entre otras provincias– Misiones, La Pampa, Santa Fe, Córdoba, Jujuy, Santiago del Estero y en Buenos Aires en CABA, el conurbano y puntos tan dispares como Chivilcoy y Mar del Plata. Fueron más de 380 funciones a la gorra, que comenzaban con la reproducción de un audio (grabado por actrices conocidas) en el que se pide apagar los celulares, pero durante el cual se explica, de manera muy sentida y poética, el conflicto del INT, se exige a los diputados derogar el decreto y se llama al público a la participación. Al final de cada espectáculo se leyó un documento consensuado en las asambleas, también con tono poético y con los mismos puntos nodales del audio, pero más desarrollados.

Al final de la semana del Encuentro, el 9 de julio (o en la fecha que conviniese al distrito participante), se realizó una asamblea de los trabajadores de la cultura del distrito correspondiente, cuyas resoluciones fueron enviadas a la organización del ENTRÁ para ser procesadas por las asambleas organizadoras en CABA y se conocerán oportunamente.

El Festival fue ampliamente publicitado y visibilizado también con performances en vivo en muchas de las localidades involucradas. En CABA, por ejemplo, compañeras y compañeros teatristas de la organización del ENTRÁ hicieron una Black Carpet (Alfombra Negra) a la entrada del evento de entrega de los premios Martín Fierro de Teatro, denunciando el ataque al INT. Adentro, en el agradecimiento a la entrega de sus respectivos MF, brindaron su apoyo expreso, entre otros, Pilar Gamboa y Mauricio Kartún, dejando en claro que muchos de sus proyectos no hubieran sido posibles sin el respaldo del Instituto Nacional del Teatro.

El teatro independiente y el desguace del INT

Ya al día siguiente del anuncio de Adorni, el 23 de mayo, se había formado un grupo de WhatsApp denominado «Asamblea Federal de Teatro 2025», que aglutina a más de quinientos teatristas independientes de todo el país. Las relaciones del teatro independiente del territorio nacional, graficadas, se verían como un rizoma. En el seno de la asamblea se decidió un abrazo simbólico al INT, en su sede, Santa Fe al 1200, en CABA, el domingo 1 de junio, con acciones similares en las provincias el mismo domingo y también el sábado 31 de mayo.

Ese domingo primero se reunió en forma presencial, después del Abrazo, la primera asamblea abierta del Galpón de Guevara, una conocida sala de teatro del barrio de Chacarita, que aglutinó en principio a numerosos jóvenes del quehacer teatral de CABA y alrededores. Sin ser la única, esta asamblea pronto se consolidó como una de las principales. En el conjunto de esa autoconvocatoria se organizó el festival de teatro, de marcada intención federal, contra el decreto que desarma el INT y lo retrotrae a «unidad organizativa» de la Secretaría de Cultura de la Nación (que ya ni siquiera es «ministerio»), cuya cabeza es, justa o perversamente, un empresario del espectáculo teatral: Leonardo Cifelli. Oriundo del macrismo, Cifelli fue Jefe de Gabinete del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires durante la gestión de Ángel Mahler entre 2016 y 2017. Toda una declaración.

De este modo, el teatro independiente, que a grandes rasgos es la práctica teatral de grupo y/o de sala que no pertenece a los circuitos de teatro comercial, que tampoco está vinculado con los circuitos de teatro estatal de ningún estamento gubernamental y que, por lo tanto, no está financiado por nadie desde afuera, se verá atrapado cuando intente recurrir a la «Unidad Organizativa de Teatro» de la Secretaría de Cultura de la Nación buscando un subsidio en una pinza, cuyos brazos son finalmente el Estado y el criterio comercial. En la tragedia griega (ya que de teatro estamos hablando), este oxímoron es conocido como ironía del destino.

Es cierto que recurrir al INT siempre ha significado recurrir al Estado y por lo tanto inmiscuirlo en determinado proyecto, pero se suponía a ese Estado, representado por el INT, como el síndico, justamente, contra la determinación comercial. Y, por otro lado, los horizontes de la regimentación implícita en la participación del Estado serán más estrechos y más rígidos con la Unidad Organizativa que con el Instituto (en el supuesto de que este Gobierno sobreviva y el desguace se imponga). Este era o podía ser el salvavidas de una producción artística. Aquella es un cartel de neón que dice «Sálvese quien pueda».

La reducción del INT a unidad organizativa significa despidos, pérdida de autarquía y de su dirección federalista. En otras palabras, las decisiones se «secretizan» (de eso se trata, conceptualmente, una «secretaría»; una palabra, por otra parte, puede decir más de lo que cree el que la pronuncia); los recursos, que en los papeles y en principio son los mismos, se asignarán (siempre y cuando se asignen) de manera antojadiza y/o tendenciosa. El que los fondos sean los mismos implica, justamente, que el problema no es «económico», que no tiene que ver con la remanida y vacía argumentación del «déficit cero»: la asignación que le corresponde al INT (que es autosustentable) no mueve el amperímetro de la economía nacional. Los ataques a la cultura y al derecho a huelga del 22 (en su momento, esta avanzada mostraba también el envalentonamiento cosechado el domingo 18 con el «triunfo» de Adorni en CABA), tanto como en estos días ante la fecha de clausura de las facultades delegada, la pisada a fondo del acelerador, por ejemplo, con el INTI, el INTA, la marchanta de Vialidad, la compactación de la administración de cuatro hospitales nacionales, etcétera, no son sino señales de que este gobierno fascistizante, con hemorragia interna, tributa a los acreedores nacionales y extranjeros de la deuda pública en la medida en que el ajuste es la garantía de los títulos de deuda.

También es un intento de regimentación de la clase trabajadora entera, en la medida en que todos estos ataques se realizan al mismo tiempo en una cantidad de sectores y de gremios. (Es un gobierno débil que finge ser fuerte). Por eso fue atinado que la Asamblea Federal incluyera, entre las consignas que enarboló tempranamente en defensa de la Ley 24800, del INT y de la cultura en general, la del repudio al decreto que atacaba el derecho a huelga. Así también lo es, hoy, el criterio que va creciendo en la AF y que ya es fuerte en las asambleas ENTRÁ de confluir con las luchas de otros sectores, como jubilados, Garrahan, etcétera, en sus aspectos más activos.

Mientras en el interior de la Asamblea Federal se pone el acento en la gestión parlamentaria, para conseguir que Diputados derogue el decreto, ENTRÁ propone acciones. La «gestión» opera en terreno pantanoso, en la medida en que el Parlamento es el espacio que negoció la Ley Ómnibus y la Ley Bases y le otorgó a Milei las facultades extraordinarias. Además, si saliera la derogación –de nuevo: «si saliera», en un tiempo incierto– por supuesto que el liberticida va a apelar y que, aún perdiendo la apelación, sencillamente no va acatar. El Ejecutivo viene prepoteando a los otros “poderes” desde el principio. (Un cuentito de la buena pipa de nunca acabar -la redundancia es nuestra-).

La gestión es también el caballito de batalla de los sindicatos; para el caso, el de Actores y Actrices. En diciembre del 23, en las primeras asambleas de la cultura, después de denunciar la índole monstruosa del nuevo presidente, levantaban la bandera del «Hay 2025», lo que constituía una contradicción en flagrancia. Hoy, con un 2025 muy golpeado, entre otras cuestiones, por el 50 % que en contra de todos se niega a emitir su voto, ponen la luz cenital sobre los diputados que algún día se pronunciarán sobre el decreto. Por otra parte, quienes, por proscenio y por foro, siguen exigiéndole a la CGT alguna cosa, no tienen en cuenta que esta tiene un delegado en el Consejo de Mayo.

ENTRÁ, por su parte, ha sido una gran acción de la población del teatro independiente, que encontró eco en todos lados y que sigue proponiendo acciones. Por lo pronto, participar de la Marcha por el Garrahan, desde Congreso a Plaza de Mayo, el jueves 17 de julio.

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