Gaza

El sionismo asume la “solución final” para el pueblo palestino

Escribe Olga Cristóbal

Masacres, hambre y campos de concentración.

Tiempo de lectura: 4 minutos

El 87,8 % del territorio de la Franja de Gaza está sometido a órdenes de desplazamiento forzoso o se ha convertido en un área militarizada. “Esto deja a 2,1 millones de civiles apretados en un fragmentado 12 % de la Franja” asegura la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.

La política de exterminio es concreta e implacable. Israel dispara contra todo ser vivo: los que esperan un poco de agua en la única planta desalinizadora; los más de 800 mientras esperaban un poco de comida, los que duermen en las carpas que el gobierno sionista cataloga de “área segura”. Cada día asesina decenas de personas, familias enteras extirpadas de la faz de la Tierra.

Un total de 59.029 personas han muerto en la Franja desde el comienzo de la ofensiva israelí, el 7 de octubre de 2023. Otras 142.135 han resultado heridas. Desde el 18 de marzo, cuando Israel rompió el alto el fuego de manera unilateral, 8.196 personas han muerto y los heridos ascienden a 30.094.

El domingo, al menos 115 palestinos fueron asesinados, en dos masacres separadas contra multitudes que buscaban ayuda humanitaria. El Observatorio Euro-Med de Derechos Humanos informó que en una de estas masacres “el ejército de ocupación ordenó a los civiles que se acercaran a los camiones de ayuda con las manos en alto, una clara señal de rendición, y luego abrió fuego contra ellos sin provocación alguna”. Un reservista israelí confirmó al Wall Street Journal esta versión.

La hambruna que sobrevolaba Gaza ya es una realidad en toda la Franja. Los hospitales informan de un número sin precedentes de personas que se desmayan en las calles por agotamiento y desnutrición, no comen desde hace días. Hay por lo menos 620 muertos por hambre mientras 650 000 niños menores de 5 años se encuentran en grave peligro, junto con decenas de miles de mujeres embarazadas que carecen de alimentos y atención prenatal.

El lunes, una unidad encubierta del ejército de Israel secuestró al médico Marwan al Hams, responsable de los hospitales de campaña de la Franja y exdirector del hospital Abu Yousef al Najjar de Rafah, arrasado por la ofensiva israelí, y asesinó a dos médicos que lo acompañaban.

“Este acto cobarde está dirigido contra una de las voces humanitarias y médicas más prominentes, quien ha transmitido al mundo el dolor de los niños que mueren de hambre, el sufrimiento de los heridos privados de medicamentos y el llanto de las madres a las puertas de los hospitales”, afirma un comunicado del Ministerio de Sanidad gazatí.

El ejército ingresó este lunes por primera vez por tierra a Deir al Balah, en el centro del enclave, según informan Al Jazeera, BBC y Reuters. Más de un millar de familias huyen tras las órdenes de desalojo emitidas el domingo por el ejército israelí entre detonaciones de artillería. Se dirigen hacia la zona costera de al Mawasi, cerca de Jan Yunis, una de las “áreas seguras” que ha sido bombardeada varias veces.

“La nueva orden atraviesa Deir Al-Balah hasta el mar Mediterráneo, dividiendo aún más la Franja”, declaró la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). “Limitará la capacidad de la ONU y de nuestros socios para moverse con seguridad y eficacia dentro de Gaza, estrangulando el acceso humanitario cuando más se necesita”.

Hasta ahora, Israel había evitado las operaciones terrestres en la ciudad por temor a la presencia de rehenes israelíes retenidos allí por Hamás. El Foro de Familiares de Rehenes y Desaparecidos exigió que Netanyahu, el ministro de Defensa Israel Katz, el jefe del ejército Eyal Zamir comparecerán ante las familias y el público esta noche para “explicar claramente por qué la ofensiva en la zona de Deir al-Balah no pone en grave peligro a los rehenes”.

El propósito de la avanzada es obligar a la población a entrar en un vasto campo de concentración sobre las ruinas de Rafah, en preparación para su eventual expulsión a otros países. La destrucción sistemática continúa para que no haya ningún lugar al que regresar salvo el campo de concentración, informa el columnista Gideon Levy en Haaretz.

En una nota de investigación sobre la demolición de hasta el último poblado, la BBC presentó dos anuncios de búsqueda de personal. Uno describía “un proyecto que implica la demolición de edificios en Gaza y requiere operadores de excavadoras (de 40 toneladas). El trabajo incluye el pago de 1200 shekels (357 dólares) al día, con comida y alojamiento incluidos, y la posibilidad de obtener un vehículo privado”. El segundo anuncio establecía “excelentes condiciones laborales”.

El segundo paso es la deportación a Libia, Etiopía e Indonesia, los destinos especificados por el jefe del Mossad, David Barnea, en Washington, según el Canal 12 israelí. Barnes, dice Levy, fue “el héroe de la campaña de amputaciones masivas mediante walkie-talkies en El Líbano. Ahora prepara la deportación de millones de personas”. Su padre es sobreviviente del Holocausto.

En conclusión, el sionismo avanza hacia la «solución final al problema palestino».

Esta masacre solo fue posible por el respaldo incondicional del imperialismo yanqui, los países de la Unión Europea, los estados árabes. Ahora, 21 meses después, 26 países, entre ellos el Reino Unido, Francia y Canadá, pidieron el fin inmediato de la guerra en Gaza y condenaron la “matanza inhumana de civiles” que buscan ayuda en los centros de asistencia de la Fundación Humanitaria de Gaza.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel rechazó el llamamiento por considerarlo “ajeno a la realidad”.

La realidad, descripta por un trabajador de la UNRWA, la agencia de la ONU para los territorios, es que “estamos en la fase de la muerte. Todo lo que rodea a la gente en este momento es muerte, ya sean bombas o ataques, o niños que se consumen ante sus ojos por desnutrición, por deshidratación y mueren”.

No hay que sucumbir a la desesperación. Hay que golpear en cada país a los cómplices del genocidio.

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