Escribe Eric Tálamo
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El pasado 12 de julio, en el partido de General San Martín, asistimos al homenaje del compañero Jorge Eduardo Oshiro, militante del PST secuestrado y desaparecido por el terrorismo de Estado el 10 de noviembre de 1976.
Adhirieron una veintena de organizaciones, entre ellas, la Comisión de Memoria Verdad y Justicia de San Martín, Familiares de Detenidos Desaparecidos de la Colectividad Japonesa, docentes y estudiantes de la Técnica 2 “Alemania”, Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Hermanos de detenidos desaparecidos y asesinados en el terrorismo de Estado, y nuestro partido, Política Obrera. En el acto estuvo Elsa Oshiro, hermana de Jorge y luchadora histórica por el Banco Nacional de Datos Genéticos, parte de Familiares de Desaparecidos de la Colectividad Japonesa (FDCJ) y del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos. La colectividad japonesa denuncia la desaparición de 17 nikkei (hijos de japoneses nacidos en Argentina) bajo la última dictadura cívico-militar.
El acto cerró con una radio abierta donde nuestro compañero Eric Tálamo, militante docente y sobrino de Jorge Oshiro, tomó la palabra y señaló la importancia de unir las luchas de ayer y hoy, acompañando la lucha por la educación, por la salud, poniendo como ejemplo a los docentes de Catamarca, del Garrahan y los jubilados autoconvocados que salen todos los miércoles: “esa es la mejor manera de homenajear a Jorge y a los 30.000 compañeros desaparecidos” remarcó. Mientras tanto, Carlos Suárez miembro de Tendencia Docente Clasista, intervino denunciando nuevamente las pintadas nazi-fascistas sucedidas en el 2023 en el barrio y el distrito, como así también el rol histórico de la burocracia sindical que entregaba a los compañeros activistas de las fábricas de Zona Norte a los centros clandestinos de Campo de Mayo y hoy en día pacta la reforma laboral con el Gobierno de Milei de la mano de Gerardo Martínez.
Jorge estudiaba en la EEST N°2 “Alemania” de Villa Ballester donde también cuenta con una placa en su memoria. Tenía 18 años cuando fue secuestrado. Le gustaban músicos como Quilapayún, Violeta Parra, Spinetta Jade y Aquelarre, entre otros. Además, cantaba, tocaba la guitarra y jugaba al ajedrez con sus compañeros. Aquella noche, el 10 de noviembre, un grupo de personas armadas y vestidas de civil ingresaron con violencia en su vivienda, sustrajeron sus documentos de identidad y le apuntaron con ametralladoras para luego llevarlo detenido al centro clandestino de detención que funcionó en la guarnición militar de Campo de Mayo. Jorge Eduardo Oshiro fue parte de esa maravillosa juventud que estudiaba, trabajaba y milita y desafió a la dictadura en defensa de los derechos de los jóvenes de aquella época.
Jorge Oshiro presente, ahora y siempre.