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La provincia de Buenos Aires se ha convertido en la madre de todos los fraudes y maniobras –y la tercera sección electoral en la preferida de sus ocho hijas. Listas que fueron presentadas fuera de término; conchabos de candidatos de último momento; y un montón de figurones que revisten como “testimoniales” como si se tratara de una asamblea confesional. La futura Legislatura bonaerense tiene asegurada una mayoría de arribistas e improvisados, en las listas sábanas más manipuladas que se hayan conocido, porque quienes encabezan son de ficción y quienes los siguen son simplemente desconocidos. A esta tripulación de navegantes sin rumbo se añade un número nutrido de resentidos por derrotas sucesivas, dibujando una congregación de gente (hombres y mujeres) que sólo representan sus propios intereses.
Es lo que observan los 15 millones de ciudadanos inscriptos en un padrón de votantes eventuales, la mayor parte de los cuales no llega a fin de mes; un enorme número carece de condiciones habitacionales adecuadas; muchos que han empeñado sus ingresos en barrios cerrados vulnerables a la crisis y, por añadidura, a la delincuencia; y un montón de gente en situación de calle, cuya esperanza mínima es que la primavera arribe antes de la fecha. La decadencia capitalista se despliega como una tragedia en actos sucesivos.
Esta es la provincia que administra un grupo de funcionarios que tiene por lema la “Defensa del Futuro” y que invoca la Justicia Social; el peronismo avizora un entierro político en dos actos –el 7 de septiembre y el 26 de octubre. En el país como un todo, una barra brava que celebra el genocidio palestino y apoya a los gestores de una tercera guerra mundial, se ha adueñado a los gritos y a los insultos de los atributos del gobierno y de las redes sociales. Al escenario grotesco de la Argentina actual no le falta ningún aditamento. El desafío que enfrenta el pueblo es cómo destruir, o sea superar, lo que no es otra cosa que una trampa que se disfraza de representación y hasta de voluntad popular, cuando es un soberano acto de usurpación de la una y la otra.
La Argentina que comandan un desclasado social, un comisionista de los bancos extranjeros y una agente de los servicios de espionaje foráneos, enfrenta, lo que NO es una paradoja, su quinta corrida cambiaria. Este trío obliga al Tesoro a pagar tasas de interés propias de un deudor en default, e inaugura su tercera caída en una recesión, en un año y medio, mayormente industrial, a fuerza de ajustes en salarios, jubilaciones, gastos en infraestructura y asistencia social, y pagos religiosos de los intereses de la deuda pública. Las “finanzas”, por el contrario, han crecido a una tasa del 28% anual, gracias a blanqueos sucesivos y a endeudamientos a corto plazo, cuya última licitación pagó un 46% anual de interés.
Para sostener estos negociados, los liberticidas (destructores de los derechos políticos) anuncian la destrucción legal de la previsión social y del derecho laboral, y una reforma impositiva para que paguen solamente los consumidores, y queden exentas las grandes corporaciones y las grandes fortunas personales (amparadas en los paraísos fiscales). Fogonean una dura lucha de clases, con la confianza, como viene ocurriendo, de que contarán con el apoyo de las burocracias sindicales y de los partidos patronales, especialmente del peronismo –e incluso alientan una guerra civil. Para eso refuerzan a la Policía y a la Gendarmería y quieren devolver a las Fuerzas Armadas, con el apoyo del Pentágono, el estatus que tuvieron hasta la última dictadura militar.
Pero con una deuda pública que se aproxima a los 500 mil millones de dólares -y a más de 600 mil millones si se computan las deudas provinciales y privadas- el régimen actual se encuentra más cerca de la bancarrota, de las corridas cambiarias y bancarias y del default internacional, que del retorno a un pasado ‘glorioso’ que edificó una oligarquía terrateniente y una dependencia financiera nacional sobre la explotación y el sacrificio de los inmigrantes y de la población aborigen. El único pasado glorioso del país lo protagonizó la clase obrera, que construyó desde abajo sindicatos poderosos y partidos influyentes con enorme rapidez, y que edificó mediante huelgas generales y huelgas revolucionarias una tradición política que ha estado presente en la clase obrera de Argentina en los más de cien años desde entonces, y en la actualidad. El fantasma de la clase obrera atormenta a tal grado la conciencia de los barrabrava en el poder, que el fascista patillero recorre el mundo para advertir acerca de la ‘amenaza’ del socialismo.
Pero el socialismo es lo que está efectivamente presente en el escenario histórico mundial. Las bancarrotas económicas que se suceden sin pausas y las guerras económicas, políticas y militares, muestran que el capitalismo busca, nuevamente la salida a sus contradicciones irreconciliables por medio de la barbarie, pero a una escala sin precedentes. Hay que mirar a Argentina, a la Provincia y a la Tercera Sección electoral desde la decadencia histórica del capitalismo y desde su tendencia a la barbarie; en Gaza, la humanidad asiste a un microcosmo del futuro: el desalojo del territorio mediante el genocidio. Los dichos injuriantes del próximo embajador de Estados Unidos hacia Argentina, no es otra cosa que el discurso en inglés de Milei; el nacionalismo berreta del Frente de la Victoria, Frente de Todos, Unión por la Patria y Fuerza Patria, que entregó la minería y los glaciares, y que ratificó el acuerdo del FMI con Macri, es un desvergonzado recurso para motivar el voto popular que le ha dado la espalda. En esta campaña electoral, nuestro partido, Política Obrera, llama a destruir la trampa electoral mediante el voto por el gobierno de los trabajadores y el socialismo, y mediante la militancia activa para desarrollar un partido de trabajadores revolucionario. La tendencia a renegar del objetivo del socialismo, en función de una explotación del prejuicio de los trabajadores más atrasados, es propio de una falsa izquierda que quiere valerse de la estafa electoral, para acumular bancas y dinero al servicio del capitalismo.
Desde esta perspectiva socialista internacional, Política Obrera plantea:
Desconocimiento de la deuda pública usuraria, con excepción de los pequeños ahorristas; por un plan económico discutido y votado por los trabajadores, que atienda al desarrollo industrial de Argentina, conjuntamente con la satisfacción de todas las necesidades de los trabajadores confiscadas por todos los gobiernos;
Recuperación del poder adquisitivo de salarios y jubilaciones al nivel de 2017: por un salario y jubilación mínimos y móviles de dos millones de pesos, aumentos del ciento por ciento;
Congelamiento de los alquileres y de tarifas del transporte; consagrar como reserva habitacional todos los terrenos fiscales, baldíos y desocupados, para desarrollar la vivienda propia para todos los sin techo. Por la estatización del servicio de agua y sanitario; por un plan integral de cloacas y agua potable. Por la reestructuración del transporte público bajo el control de los trabajadores del transporte;
Congelamiento de las tarifas de salud. Por un seguro único e ilimitado de salud, a cargo de una Aseguradora estatal nacional o provinciales;
Defensa de las convenciones colectivas de trabajo, por medio de representaciones electas; por el control obrero de seguridad e higiene; defensa de los cuerpos de delegados electos; por la jornada exclusiva de ocho horas (y seis horas para tareas insalubres); fuera el Estado de los sindicatos. La huelga es una decisión exclusiva de los trabajadores.
Por la eliminación de los impuestos al consumo; por impuestos progresivos a los ingresos, a partir de cinco salarios mínimos (de 2 millones); por impuestos progresivos a las ganancias capitalistas, con exención a la producción familiar; que se destinen a un fondo de industrialización. Por un impuesto progresivo a las grandes superficies de tierras agrarias.
Por la reevaluación integral de las explotaciones que afectan al agua y al medio ambiente, y un plan de erradicaciones inmediatas y reconversiones y sustituciones progresivas.
Por el monopolio estatal del comercio exterior (incluidas las operaciones de cambio).
Por la ruptura de relaciones diplomáticas con el Estado de Israel y todos los Estados que le proveen armamentos para consumar el genocidio en Palestina.
Rechazo a la campaña de coacción económica de Trump, por un referendo previo a cualquier preacuerdo alcanzado por las presentes autoridades.
Por la Unión Socialista de América Latina, incluida Puerto Rico. Abajo las guerras imperialistas, por una Federación Mundial de Repúblicas Socialistas.
