Asbesto en el subte: apertura de molinetes y paro en el subte por otro trabajador muerto

Escribe Valentina Viglieca

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Los trabajadores del subterráneo de Buenos Aires arrancaron agosto con la muerte de otro compañero, a causa de la contaminación por asbesto. Ya son cinco las muertes, responsabilidad de una patronal que no lleva adelante el plan de desasbestización. Walter Berhovet tenía cáncer de pulmón y falleció el 31 de julio a los 54 años.

Como Walter hay otros cuatro trabajadores con cáncer, 114 con síntomas de contaminación y 2174 bajo vigilancia médica debido a las décadas de exposición. La respuesta del sindicato fue arrancar el lunes con apertura de molinetes y un paro de dos horas en las líneas; el reclamo por la desasbestización tiene que estar acompañado de la jubilación por insalubridad porque no sólo pasan su vida en los túneles, además lo hacen expuestos al asbesto.

La medida fue votada en un plenario de delegados el 1 de agosto pasado. En cada compañero que fallece los y las trabajadoras del subte ven su propio futuro. No son los únicos expuestos, la totalidad de los pasajeros también pueden enfermarse, por eso durante años se realizaron campañas de concientización y luchas para obligar a Emova y al gobierno porteño a cumplir con la ley y sacar el asbesto de túneles, talleres y trenes. Actualmente está frenada la licitación de los coches que hay que cambiar, que son la totalidad de los de la línea B y otros en otras líneas.

En Argentina, el asbesto se cuestionó a principios de 2000 por las consecuencias en la salud de todos los que se exponen a él. Las fibras se respiran o se ingieren, por eso las primeras consecuencias suelen ser respiratorias, pero también el cáncer puede afectar otros órganos. La prohibición se formalizó con la Resolución 823/2001 del Ministerio de Salud, que prohibió la producción, importación, comercialización y uso de fibras de asbesto a partir de 2023. Está claro que no alcanza con la prohibición: las patronales y el Estado no quieren hacer el gasto necesario para terminar con la presencia del contaminante.

Desde que el sindicato se enteró de la presencia del material tóxico en los coches que habían sido comprados en 2011, empezó un recorrido de presentaciones administrativas y acciones de lucha directas para obligar a la patronal y al gobierno a retirar los coches contaminados. En ese entonces Metrovías (hoy Emova) negó la existencia del asbesto, pero desde que no le quedó más posibilidad que reconocer que el contaminante está presente demoran su retiro de los talleres y los coches, exponiendo a trabajadores y usuarios diariamente.

La muerte de Walter Berhovet, como las cuatro muertes anteriores, es responsabilidad de Emova y del Gobierno de la Ciudad. Esta nueva acción de lucha tiene que ser apoyada por el conjunto de los que trabajamos en la Ciudad. Un subterráneo bajo control de los trabajadores y usuarios tendría como primer plan la desasbestización, la jubilación por insalubridad y el aumento de salario con reducción horaria para exponer lo menos posible a los trabajadores a la vida en los túneles.

Revista EDM