Escribe Leo Perna
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La movilización de San Cayetano de este jueves 7 de agosto se transformó en un gran palco de la burocracia desaparecida de la CGT y las CTA.
En la Iglesia en el barrio de Liniers, una multitud hizo una larga fila pidiendo para invocar al Santo. Temprano a la mañana, tras la misa oficial, una importante columna de miles de personas partió hacia Casa Rosada.
El discurso del arzobispo García Cuerva justificó “el equilibrio de las cuentas públicas”, aunque criticó que no puede lograrse a expensas del desequilibrio social, o por imperio de la insensibilidad y la represión”. No pudo dar, sin embargo, un solo ejemplo de ajuste capitalista que haya afectado a las grandes patronales. El párroco remarcó el rol del Estado como “custodio y guardián de la vida de los más pobres, de los más débiles, de los ancianos que siguen esperando una jubilación digna”, una sanata muy antigua, a sabiendas que el Estado existente es un “custodio” de la propiedad privada del capital.
El operativo policial montó con vallas un largo pasillo de acceso a la Plaza de Mayo; al costado camiones de la Policía Federal y de la PSA estaban listos para actuar.
Mientras sucedía esto, alrededor de las 11 horas, en el Puente Pueyrredón, el Polo Obrero (oficial) junto a su frente de organizaciones (MTL Rebelde, MTR-12 de abril, etc.) llevó adelante un corte sobre una de las subidas en Avellaneda, en la jurisdicción del gobernador Kicillof. Allí reclamaron la restitución de los alimentos a los comedores, la apertura de programas sociales y la actualización de los montos. Gendarmería, prefectura y policía federal no dejaron de realizar un enorme dispositivo de represión. A la tarde, en el Obelisco, el otro frente de organizaciones sociales Territorios en Lucha (MST-Teresa Vive, Libres del Sur, Fol, FPDS, entre otros) llevó adelante una “asamblea por la falta de asistencia a los comedores y merenderos por parte del Ministerio de Capital Humano encabezado por Sandra Pettovello”.
En el escenario de la Plaza se colocaron la UTEP-CTEP, Somos Barrios de Pie, CCC y los aparatos sindicales de UOCRA, ATE, UATRE y UDA. Llamó la atención la reaparición, luego de bastante tiempo, del Movimiento Evita y de Emilio Pérsico, que no hizo declaraciones. Por su lado, Rodolfo Aguiar, de ATE, celebraba que “Milei ya empezó a ser derrotado en el Congreso”, “esta masiva movilización tiene que ser la antesala de un nuevo paro general. Hay condiciones y sobran motivos” cerró. Al palco también subieron Cachorro Godoy y Hugo Yasky.
El lema de este año repitió la consigna “Paz, pan, tierra, techo y trabajo”. El dato político fue la presentación de una coordinación entre la UTEP, ATE, Aeronavegantes y la CATT de Juan Carlos Schmid –el ‘Frente de la soberanía, el trabajo digno (sic) y los salarios justos (sic)’-. El documento de seis páginas rechaza el plan económico del gobierno, el cepo a las paritarias y el cierre de dependencias estatales; en total, unas 100 organizaciones firmantes. Por otro sector entraron Hugo Moyano de Camioneros, Andrés Rodríguez de UPCN y Gerardo Martínez de UOCRA llevando una bandera con el lema central de la movilización.
El cierre del acto lo hizo Alejando Gramajo, actual titular de la UTEP de Juan Grabois que hizo eje en que “no todo está perdido tenemos que poner un freno a este gobierno” y pidió “mantener la unidad”. Los burócratas sindicales que participan asiduamente en el Consejo de Mayo que prepara la reforma laboral junto al gobierno de Javier Milei, observaban desde la primera fila.