Licuadora electoral en Morón

Escribe Miguel Abramzón (candidato a concejal por Política Obrera)

Licuadora electoral en Morón

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La crisis partidocrática parió listas de rejunte. Decenas de conocidos referentes de la política local, funcionarios, concejales, de frentes políticos diversos, fueron como procesados en una gran licuadora electoral y, producto de ese menjunje, hicieron las listas. En síntesis, viejos conocidos con nuevos nombres en la boleta.

Por un lado, la “avenida del medio” (en esta ocasión llamada Somos) reproduce el amasijo del armado provincial, con referentes locales del Pro, del radicalismo, del socialismo y del peronismo. Por otro lado, la lista de los liberticidas, sin el Pro, fue repleta de oportunistas y peronistas excluidos hace años del conglomerado de la gestión municipal.

Por su parte la lista del oficialismo moronense merece un análisis particular. No se recuerda un armado electoral con tan elevado nivel de enemistad. Para colmo, el fuego interno continúa más allá de la tardía oficialización de la lista. Las campañas corren por separado. En términos del propio intendente, Lucas Ghi: “es una lista unitaria, no hay unidad política”.

Aún están frescas las pintadas denunciando a Ghi por despidos y persecución política. Desde el sabbatellismo, a viva voz, siguen acusando a Ghi por la “derechización” en la gestión y lo “irresponsable”. La candidata a concejal en la misma lista de Ghi, Sol Steimberg, ayer declaró: “Hicimos un acuerdo, hay lista de unidad y siguen con la persecución política dentro del gobierno (…) Es obvio que tenemos profundas diferencias con Lucas y el rumbo de la gestión”.

Más lamentable es que desde las filas del exintendente acusan al actual, por la incorporación a la gestión de gobierno municipal de varios funcionarios macristas. Cosa que es cierta. No obstante, el sabbatellismo sigue conformando la coalición de gobierno y, ahora, además, la lista de Fuerza Patria, con la sola excusa de enfrentar a Milei.

Pero sucede que los del oficialismo local, que se presentan como adalides contra el mileísmo, en su propio gobierno municipal cuentan con socios del mileísmo. Se trata de una contradicción gigante, que solo puede ser soslayada por el oportunismo y el carrerismo político.

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