Escribe Julio Gudiño
La burocracia sindical acompaña.
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Desde estas páginas caracterizamos, tempranamente, al Nuevo Régimen Académico en la escuela secundaria bonaerense como una vuelta de tuerca en el proceso de vaciamiento del sistema educativo, que comenzó en la década del 90 del siglo pasado y como una reforma laboral de contenido mileísta, que impone a la docencia bonaerense más tareas en la misma jornada laboral y por el mismo salario.
El rechazo al NRA crece como reguero de pólvora entre la docencia del nivel secundario porque le impone nuevas tareas a la docencia por el mismo salario. Por ejemplo, el preceptor tiene que llevar adelante más estados administrativos que el año pasado e integrar los Equipos de Definición de las Trayectorias Educativas; por su parte, los profesores deben atender, al mismo tiempo, grupos de estudiantes con diferentes demandas (alumnos que intensifican y alumnos que profundizan) cuando esas tareas se realizan, en tiempos diferentes, con otros docentes. Esta superexplotación de la fuerza de trabajo se monta sobre jornadas de trabajo larguísimas, que son consecuencia de los salarios de indigencia que obligan al docente a trabajar dos cargos como mínimo... para ser pobre.
La burocracia sindical docente, en especial la Celeste de Baradel, apoyó con todas sus fuerzas el NRA y viene de pactar con Kicillof un “aumento” salarial de 1.5 % mensual, en la línea del tope paritario de Milei. Esta nueva entregada consolida la monumental caída del salario real en los últimos 6 años que ronda el 6 0%. Cabe destacar que la burocracia baradelista, en las pseudoasambleas convocadas con tan solo tres horas de anticipación, defendió la oferta de Kicillof como la “mejor de las ofertas posibles” porque en septiembre la provincia debe pagar vencimientos de capital e intereses de la deuda pública provincial. O sea que las aspiraciones salariales de la docencia deben subordinarse a los intereses económicos y sociales de los acreedores nacionales y extranjeros.
La burocracia Celeste, luego de ocho meses de complicidad con el NRA, toma nota del descontento creciente en las escuelas por la sobrecarga laboral y plantea, en un cambio discursivo, “jerarquizar la tarea pedagógica” y rever “la sobrecarga laboral, duplicidad en las tareas administrativas”, etc., que genera el NRA. Sin embargo, esto no es más que una perorata discursiva difundida profusamente por dos dirigentes del SUTEBA a través de 2 videos, en las cuales omiten la cuestión central que determina la sobrecarga laboral: la miseria salarial de la cual la burocracia es absoluta responsable. Ocurre que un preceptor sin antigüedad tiene un salario neto de 600.000 pesos y por este medio el gobierno provincial empuja al docente al doble o triple cargo (12 horas de trabajo diarias).
Para terminar con las jornadas de 12 horas de trabajo en la docencia y con su contracara, el subempleo, es necesario poner a la docencia de pie y por medio de las autoconvocatorias impulsar la lucha por un salario de dos millones de pesos por cargo.
