Escriben Julio Gudiño y Sergio Salgado
Flexibilidad laboral, polifuncionalidad, mayor desgaste de la fuerza laboral docente y degradación de la calidad educativa.
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El gobierno provincial utilizó todo tipo de artilugios pseudoprogresistas para vender a la opinión pública y a los trabajadores de la educación la contrarreforma educativa contenida en el nuevo Régimen Académico (RA) en el nivel secundario.
Argumentó que el RA venía a hacer “justicia” porque “elimina la repitencia” y bajaría de este modo la deserción escolar. La deserción escolar y la repitencia obedecen a la enorme pobreza e indigencia que afectan a las masas obreras y otras capas sociales. Otro argumento, más bizarro que el anterior, es que el RA producirá más “inversión del Estado provincial en cargos y módulos docentes para el acompañamiento en el aprendizaje”; o sea que la ignorancia y la pobreza fomentan la inversión. En esta línea, el ministro Sileoni anticipó que “la reforma se acompañará con más inversión del Estado provincial en cargos y 30.000 módulos docentes para el acompañamiento en los períodos de intensificación, replicando la experiencia de los “módulos FORTE” (fortalecimiento de las trayectorias educativas) aplicados durante la pandemia”. En lugar de la inversión en viviendas y estructuras cloacales y en mayor obra pública para crear empleo, a los progres en estado descafeinado se les ocurre crear módulos que son un clásico de precarización laboral y educativa.
Los docentes (intensificadores) serían contratados en forma precaria para acompañar a los estudiantes en los cuatro períodos de intensificación y se crearían cargos para formar los Equipos de Definición de las Trayectorias Educativas (EDTE). Toda esta farsa discursiva se derrumbó durante las Jornadas Institucionales realizadas en toda la provincia de Buenos Aires en la cual los directivos e inspectores presentaron una nueva versión del RA. En este nuevo prototipo habían desaparecido la “creación de cargos y módulos”. Ante las cataratas de preguntas acerca de la novedad, la respuesta de los funcionarios fue que todas esas nuevas tareas la haría el plantel docente existente.
Efectivamente, el profesor a cargo de un curso tendrá una mayor carga laboral porque además de trabajar con los estudiantes del ciclo lectivo se le adicionan más estudiantes recursantes de otros años y, ahora, los estudiantes que intensifican hasta en 4 periodos de 15 días cada uno. Sin explicitarlo se crea una nueva categoría laboral: “profesor intensificador”. Dos en uno: el mismo profesor desarrolla los contenidos para los estudiantes nuevos o recursantes y al mismo tiempo y en el mismo lugar intensifica contenidos varios con alumnos de otros cursos. En el caso de los preceptores y directivos también se les agrega otra tarea, además de las tareas ya existentes: trabajar en el análisis de cada trayectoria educativa de los estudiantes que pasan al año siguiente no acreditando todas las materias para definir qué áreas del conocimiento intensifican y cuales recursan. Como se observa, el RA mete una reforma laboral porque agrega nuevas tareas a los docentes (polifuncionalidad) y recarga de más trabajo a los ya agotados trabajadores de la educación que deben someterse a jornadas interminables de trabajo para compensar el derrumbe del salario que avanza a paso firme.
El RA impone una multitarea, por fuera del Estatuto Docente, que lleva a un reforzamiento del desgaste de la fuerza laboral docente, y de toda la cadena laboral de las escuelas, incluidos los auxiliares de educación. Como se ha señalado, los docentes que deberán hacerse cargo de albergar “las trayectorias educativas” y de los recursantes, serán los mismos docentes, el mismo personal, por la misma masa salarial, en un momento donde la indigencia salarial de la masa docente —ya hace años— ha llevado a la sobrecarga laboral con el doble o triple cargo y multiplicidad de módulos, para poder superar la canasta de indigencia en unos casos, y de pobreza en otros.
La reforma agravará los problemas de salud física y psíquica de la docencia secundaria, que deberá escindirse en atender a los alumnos que cursen su asignatura por primera vez, con aquellos que sean recursantes, o intensifiquen, todo en un mismo “espacio áulico”; a todas luces, es polifuncionalidad y sobrecarga laboral, completamente antipedagógicas. Un aula abarrotada de alumnos, con el mismo docente, compartiendo distintos ritmos y contenidos de aprendizaje, como si el trabajador de la educación pudiera “clonarse”. Todo esto en el marco de la crisis del IOMA, producto del saqueo de sus arcas por el gobierno de Kicillof para honrar la deuda pública provincial, y de la creciente arancelización de sus prestaciones (copagos) y cada día más deficiente cobertura. Está reforma laboral de facto aplicada por Kicillof contra toda la docencia bonaerense cuenta con el silencio cómplice de la burocracia sindical agrupada en el FUDB que por lo bajo festeja el nuevo RA sin siquiera hacer alusión a la contra-reforma laboral.
Llamamos a emprender una fuerte campaña de pronunciamientos y acciones gremiales contra la reforma laboral “nacional y popular”.