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El sábado por la noche, entre la 1 y 2 de la madrugada, encontraron asesinada de un tiro a Candela Santa María, de apenas 24 años, en su Fiat Cronos, cuando se encontraba trabajando como conductora de Uber. El caso inició como un hecho de inseguridad pero dio un giro y se está investigando si entre Candela y su asesino existía un vínculo previo.
La familia de Candela denuncia que la policía no hizo absolutamente nada para buscarla y que ellos tuvieron que ir a encontrar al asesino. “Nosotros mismos después fuimos a dar vuelta en el barrio y encontramos la casa del asesino“, relató Alan, hermano de la víctima, en diálogo con LN+.
De acuerdo al joven, su hermana trabajaba muchas horas para pagar el auto con el que conducía. "No la veía en todo el día, pobrecita. Ella se levantaba a las 7 de la mañana y hasta las 9 de la noche no la veías llegar a su casa. No nos vamos a mover hasta que agarren al culpable”, dijo, desgarrado, a Perfil (30/8).
Los vecinos y sus familiares, como es costumbre ante la inacción del aparato estatal frente a las desapariciones y femicidios, cortaron la ruta 3 a la altura del km 28 y como también se está volviendo costumbre, fueron reprimidos por la policía.
Candela formaba parte del gran porcentaje de jóvenes sometidos a la precariedad laboral que ofrecen las grandes plataformas que se instalaron con la llegada de la pandemia y que gobierno tras gobierno, han funcionado de la misma forma hasta el día de hoy. A saber, se contrata a sus empleados de forma irregular y clandestina, tratándolos de “socios” y no de empleados, valiéndose de ese argumento para privarlos de los derechos laborales “tradicionales”.Aalgunos con monotributo, otros nada y sin ningún tipo de seguridad social, cobertura médica, ni mecánica, totalmente a la deriva frente a los accidentes, desperfectos técnicos y absorbiendo todos los gastos de combustible, de mantenimiento y de seguro de la herramienta laboral, sin ni siquiera tener un sueldo fijo.
A Candela la mató la precariedad laboral, la inacción del Estado y el tiro en la cara que le disparó su femicida.
La “revolución tecnológica” fue utilizada para enterrar conquistas históricas de toda la clase obrera mundial pero principalmente la clase obrera argentina, pionera en derechos sociales, laborales y ejemplo para muchos países. En nombre de la inmediatez, de la oferta y demanda, de la “libertad” -conceptos muy utilizados por la derecha- se impone este régimen de contratación que las patronales van adoptando cada vez más.
Los camioneros están siendo contratados mediante una aplicación que contrata el viaje y contacta al comprador con el chofer, pero se queda con el 30%.
Adriana Cáceres y Andrés Genna, los candidatos “fuertes” de distintas fuerzas en Pilar proponen aplicaciones para contratar jardineros, choferes, mucamas y niñeras. En esta misma lógica de contratación en “sociedad”.
La juventud precarizada, como fue el caso de Candela, tiene tres trabajos y no encuentra salida ni proyección a futuro. No hay planificación a largo plazo porque la desesperante situación de no tener estabilidad económica, genera que paguen el alquiler solamente para dormir. Ni hablar de proyectar una familia o una pareja. El capitalismo se volvió incompatible con las relaciones amorosas. No hay tiempo para el goce, la felicidad, ni el deseo, solamente ser una máquina productora. Lo que lleva a altos grados de estrés, ansiedad y depresión.
Desde la juventud de Política Obrera llamamos a rebelarnos ante un sistema que solamente ofrece más precariedad a diario y a pelear por un régimen donde las necesidades de las mayorías sean la prioridad: el socialismo.
