Escribe Daniel Blanco
Cómo enfrentamos los despidos, suspensiones y cierres
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Una crisis generalizada atraviesa la industria textil instalada en provincia.
En Tucumán, el parque industrial textil se compone de cinco grandes empresas: TN Platex, la empresa de hilado más grande del país, cuenta con dos plantas instaladas en Las Piedritas y en Los Gutiérrez; Santista (ex Grafa), se encuentra en Famaillá; Alpargatas, instalada en Alberdi; Tecotex, en Lules (cuenta con plantas también en La Rioja y Catamarca).
La caída de la producción promedia el 40%, pero en algunas empresas ha llegado al 70%. La posibilidad de cierre definitivo está presente en el horizonte de esta crisis.
Las patronales no han vacilado en descargar la crisis sobre los trabajadores. Desde la asunción de Milei se han producido 350 despidos, 120 de ellos en los últimos meses. Esta ola de despido va acompañada con la supresión de horas extras, eliminación de turnos, suspensiones masivas, no renovación de personal contratado.
El titular de la Fundación Pro Tejer, que nuclea a la cadena textil de la Argentina planteó que “Nuestras empresas trabajan fuertemente con el mercado interno, es decir, el consumo. Cuando a la gente no le alcanza dinero, lo primero que restringe es la compra de los productos textiles en general, como la indumentaria”, expresó.
“A eso se suma la flexibilización fuertemente de la importación. Si hubiese algún rebote en la demanda, lo que podría ocurrir meses más adelante, hay altas posibilidades de que sea reemplazada por importaciones. Por lo cual, el sector manufacturero nacional se verá afectada por esa situación. Esto nos preocupa mucho”, avisó.
A su vez, la dirigencia de la AOT (Asociación Obrera Textil) de la provincia señalan que “si bien algunas empresas lograron acuerdos con municipios para reducir cargas fiscales como la Tasa de Uso del Espacio Municipal (TEM), estas medidas no alcanzan para revertir la crisis estructural que atraviesa el sector".
“La única estrategia que tenemos como gremio es renegociar pensiones y tratar de preservar los puestos de trabajo. No hay otras herramientas”.
Esta dirigencia se integró a la Mesa Textil de Tucumán en 2022 impulsada por el Ministerio de Desarrollo Productivo del gobierno provincial y representantes de las empresas. En esa oportunidad se había destacado el crecimiento del 13% en el número de empresas en los últimos 10 años, los nuevos puestos laborales, como así también, la expansión de algunas firmas en las provincias de Catamarca y la Rioja, beneficiadas por regímenes de promoción para el sector.
En ese periodo de bonanzas las empresas obtuvieron enormes ganancias mientras los trabajadores eran remunerados con unos de los salarios más bajo de la actividad industrial.
A partir de estas realidades, para defender los puestos de trabajo y los salarios es necesario el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario. En caso de cierre, el planteo debe ser la estatización sin pago de la empresa y la preservación de los demás derechos, salariales y convencionales.
En función de estas reivindicaciones es necesario que los trabajadores textiles preparemos la ocupación colectiva de las empresas. Solamente bajo esta presión, los capitalistas y el Estado serían forzados a abandonar el Industricidio de Milei y tomar medidas de reactivación de la economía. Por ejemplo, a través de un plan de obras públicas o el abandono de la asfixia monetaria y forzar una ampliación a la industria y al comercio. Para que estas medidas desarrollen una reactivación y no sirvan para desviar el dinero a la especulación financiera, corresponde que se abran los libros de las empresas y se establezca un control obrero, que es más que una mera auditoría, porque debe servir para supervisar todo el proceso productivo y habilitar medidas concretas cuando las patronales pretendan seguir monopolizando el proceso de producción.
Estamos presentando un programa de salida transitoria que deberíamos discutir en asambleas y plenarios de los trabajadores de las empresas en cuestión, y tomar medidas de lucha a partir de lo que resolvamos.
Toda crisis tiene una salida. O es la de la patronal, con su consecuencia de mayor desempleo y mayor explotación, o es la de la clase obrera, al servicio del desarrollo de las fuerzas productivas y de un régimen laboral que revierta la destrucción de derechos que hemos sufrido en todos estos años.
El activismo debe tomar la iniciativa, porque la burocracia sindical, en defensa de sus privilegios, colabora con las patronales y los gobiernos.
