El Garrahan para contra el veto y marcha a Plaza de Mayo

Escribe Julián Asiner

Conquistar las reivindicaciones requiere una lucha independiente de la deriva parlamentaria.

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Tras el golpazo de las elecciones bonaerenses, el gobierno de Milei pretende mostrar entereza a través del veto a la ley universitaria y de emergencia pediátrica. La sucesión de vetos presidenciales apenas logra disimular el desmadre político y financiero que domina a la precaria estantería oficial. Las leyes vetadas ingresan ahora a “un toma y daca” con los gobernadores de futuro incierto, cuando todavía se espera un veto más, el de las transferencias automáticas a las provincias (ATN), y la agenda electoral reserva una derrota aún mayor para el gobierno en el mes de octubre.

Este es el nuevo cuadro en el cual los trabajadores debemos enfrentar los vetos contra la universidad, el Garrahan y el sistema de residencias. Pateando las leyes nuevamente hacia el Congreso, Milei aspira a disolver estas cuestiones en el debate futuro sobre la ley de presupuesto, de la que su gobierno prescindió en estos dos años. Los liberticidas quieren ganar tiempo con nuevos ataques a los trabajadores. En el caso de la desvetada ley de Discapacidad, Milei ordenó postergar su aplicación mientras la ANDis dio de baja acompañamientos terapéuticos afectando a más de 1.700 niños (La Nación, 10/9).

La ley vetada estaba muy lejos de resolver los problemas de fondo que afectan al Garrahan y al conjunto de la salud pública. La “emergencia sanitaria” otorgaba una prioridad en la asignación de recursos para los hospitales pediátricos por el plazo de un año. Disponía la recomposición del salario de sus trabajadores a los niveles de noviembre de 2023, es decir, convalidando los despojos que en el sector se suceden al menos desde la devaluación de CFK-Kicillof de 2014, la de Macri-Caputo de 2018 y la pandemia de Alberto Fernández, que convivió con una poda salarial y una conculcación de derechos sobre todos los trabajadores de la salud.

En su veto, el gobierno esgrimió que estas resoluciones, sumadas a la eximición del impuesto a las ganancias para los trabajadores del sector, “dificultan la programación y previsión financiera (…) y pone en jaque la estabilidad presupuestaria de la Nación y de las provincias”, en un intento por conchabar a su lado a los gobernadores que huyen del barco. A su vez, argumentó que un aumento salarial a los profesionales que trabajan con población pediátrica generaría una distorsión respecto de otros profesionales …; esto no se resolvería aumentando también al resto, sino dejando en el subsuelo a todos por igual.

En el caso de las residencias, el gobierno protestó por la derogación de la resolución 2109/25, que las convierte en un sistema de becas en las cuales los profesionales están obligados a “elegir” entre recibir aportes previsionales (“beca Ministerio”) o los exiguos bonos que ofrecen algunos hospitales (“beca Institución”). Milei denuncia como un avasallamiento que una ley derogue una resolución administrativa, cuando ese es precisamente el orden jerárquico que define la Constitución Nacional. El texto del veto evita referirse a la gran cantidad de cargos que, tras la sucesión de ataques oficiales, quedaron vacantes en las residencias del Garrahan en el concurso de este año.

Los trabajadores del Garrahan anunciaron un paro de 48 horas, que comenzará a las 7 a.m. del viernes, una marcha que partirá a las 15 hs. desde el hospital hacia Congreso y Plaza de Mayo y un “ruidazo nacional” a la noche. Informaron, además, que nuevas medidas serían convocadas en una conferencia de prensa el próximo lunes, junto a los rectores de las universidades nacionales. Estos mismos rectores ya explicitaron, más allá del paro de este viernes, que una eventual movilización contra el veto se circunscribirá al día en que éste sea tratado por las cámaras del Congreso, en el caso en que esto efectivamente ocurra. A esa política de dilación y enredos parlamentarios apostará también la burocracia sindical, a la que sin embargo los partidos del FITU que conducen los gremios del Garrahan les reclamaron una huelga general.

La postergación de las acciones y la subordinación de las reivindicaciones de los trabajadores a la agenda parlamentaria y a los dictámenes de los sindicatos burocráticos es una política de derrota, que solo conseguirá darle aire a un gobierno exhausto. Coincide con la estrategia de desgaste de una oposición que disputa el diseño de un relevo electoral frente a la crisis del gobierno, cuyo punto de partida es dejar incólumes los ataques liberticidas propinados contra las conquistas y los derechos del conjunto de la clase obrera argentina.

La lucha por el presupuesto para salud y educación, por un salario mínimo que cubra la canasta familiar (2 millones de pesos) y por la defensa de todos los derechos amenazados de sus trabajadores requiere, por el contrario, dotar al movimiento de una agenda propia, independiente de los vaivenes parlamentarios. La lucha para derrotar los vetos debe estar presidida por un programa y una estrategia autónomas de los trabajadores de la salud y de la educación, y no ser la excusa para su disolución detrás de intereses y voceros ajenos.

En esta perspectiva, promovamos las asambleas, autoconvocatorias y coordinadoras en todos los hospitales por una huelga general de la salud y la universidad que entierre los vetos de un gobierno en retirada y abra paso a la conquista de todas las reivindicaciones de los trabajadores. Es el momento de ganar las calles y copar la Plaza de Mayo y todas las plazas del país, para que la derrota electoral del gobierno se transforme en una victoria política estratégica de los trabajadores y todos los sectores en lucha.

Revista EDM