Escriben Cristina Occhipinti - Jubilados Clasistas (Paternal) y Charly Petrillo – Jubilados Clasistas
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La jubilación anticipada por desempleo es un régimen previsional creado originariamente en septiembre de 2021 por el decreto 674/21 que se ha venido renovando cada dos años y ahora tiene vencimiento definitivo el 30 de septiembre próximo.
Está destinada a trabajadores con treinta años de aportes mínimos requeridos, que se hayan encontrado desempleados al 30 de junio de 2023 y les falten hasta cinco años de edad para alcanzar a la edad jubilatoria. Tienen los años requeridos de aportes, pero no la edad. Es decir que comprende a las mujeres entre 55 y 59 años y varones entre 60 y 64 años. Son los llamados los “jóvenes para jubilarse, pero grandes para trabajar”. Para obtenerla y mantener esta situación de desempleo, debe estar desempleado al solicitar el beneficio y durante todo el periodo de cobro.
El beneficio otorgado es del 80 % del haber que le corresponde según el sueldo promedio actualizado de los últimos 10 años aportados por la cantidad de años de aportes. Ese haber no puede ser inferior al haber mínimo, hoy ubicado en $ 320.000. Esta prejubilación se cobra durante los cinco años faltantes y se completa automáticamente al 100 % del haber al llegar a la edad jubilatoria vigente, de 60 años para las mujeres y 65 años para los varones. La jubilación anticipada es incompatible con el empleo registrado, por cuenta propia u otros beneficios previsionales. Los beneficiarios de la jubilación anticipada reciben, sí, la cobertura de PAMI y, en caso de fallecimiento del titular, el cónyuge o conviviente tiene el derecho a la pensión por viudez.
Hasta ahora, desde septiembre de 2021 a mayo de 2025 han accedido a este beneficio 31029 personas, (26.302 varones y 4.727 mujeres) según datos oficiales. De las 31.029 jubilaciones siguen vigentes 15.039. Muchos han cumplido la edad jubilatoria (60 años las mujeres, 65 años los varones) y esta “jubilación” al 80 % se ha transformado en jubilación normal. Otros, sin haber llegado a la edad de la jubilación plena, pueden haber encontrado un empleo registrado.
Está prestación, creada en forma transitoria, no siempre está disponible y se da en situaciones de crisis laboral. Dado que el desempleo es elevado y en ascenso, corresponde que quede como un derecho permanente optativo para los trabajadores con 30 años de aportes.
Entre 2005 y 2007 hubo un antecedente, el de la “prestación anticipada por desempleo”. Se estima que 47.236 personas accedieron a la misma, de acuerdo al Boletín de la Seguridad Social. En ese momento no eran incompatibles con otras prestaciones previsionales.
En ambos casos, tanto las moratorias como las jubilaciones anticipadas, son parches a la situación miserable de los jubilados y el desempleo crónico. Su derogación es el anticipo de las modificaciones de la reforma previsional. El gobierno tiene en carpeta el aumento de la edad jubilatoria, derogar la pensión a la vejez, ir contra los “regímenes especiales” como docentes y docentes universitarios y el retorno a la jubilación privada, un negocio a medida de los monopolios de seguros.
Las crisis laborales que justifican estas medidas tipo “parche” son el trabajo tercerizado o en negro, el no pago de las contribuciones patronales, la condonación de deudas a las mismas, los despidos masivos, la corrupción, pero, sobre todo, la confiscación de millones de dólares a jubilados y trabajadores en beneficio de los acreedores de la deuda y de los bancos.
Ya con la prórroga de la moratoria, habrá 220.000 personas que no podrán jubilarse. A ellos se sumarán ahora quienes tengan los 30 años de aportes, pero no hayan alcanzado la edad todavía.
Debemos exigir la prórroga de la jubilación por desempleo y además una jubilación automática universal para todos los que estén en edad de jubilarse.
La única manera de conseguir nuestros reclamos es en la calle, unificando las luchas e impulsando una huelga general para derrotar los ajustes de este gobierno desahuciado después de la paliza electoral del domingo 7.
La cita es todos los miércoles en Congreso. La lucha continua.
