Escribe Agustina Navarro
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Una nueva oleada de despidos azota a la clase trabajadora de Campana. El día miércoles a la mañana los trabajadores de la metalúrgica KTM se encontraron con personal de recursos humanos que les informó que no podían ingresar a la planta por el cierre de la misma, dejando a 65 familias en la calle de forma sorpresiva. La planta hasta el día anterior funcionaba normalmente, con producción estable y ningún conflicto.
Esto también afectó a la sede de Pilar en donde la fábrica estuvo parada un día, aunque distintas versiones señalan que el Grupo Sinpa concentrará sus actividades allí. Según creen los trabajadores, la empresa quiere dejar de ensamblar motos y de producir en el país, y volver importar. Sin embargo aún no ha salido información oficial de la empresa.
Los trabajadores establecieron una vigilia en la puerta de la fábrica para impedir el vaciamiento (y la huida) de la patronal. Si bien la UOM acompaña la medida, no planteó actividad alguna para reforzar y exigir la reincorporación de los obreros afectados. La UOM de Furlán aborda con la misma pasividad los cierres de planta que la liquidación de los convenios, los despidos y las suspensiones. “Gestionan” ante las autoridades encarrilando la lucha de los trabajadores a las expectativas en el Estado.
Esto se suma al contexto de incertidumbre de la clase obrera de Campana, dónde centenares de puestos de trabajo son amenazados semana a semana. Entre los despidos y las suspensiones en Siderca y Toyota, el cierre de Celulosa en Zárate, y ahora el cierre inesperado de KTM queda más que evidente el papel pasivo de la UOM y de todos los sindicatos en estos ataques incesables. Es necesario establecer el camino hacia la huelga general con asambleas que reúnan medidas de fuerza en contra de este avasallamiento.
